Los Agentes del Grupo de Delincuencia Organizada de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, en colaboración, entre otros, con el puesto de la Guardia Civil de San Martín de la Vega, detuvieron a 20 personas y desarticularon un grupo organizado que robaba a viajeros en autovías y vías de circunvalación haciéndose pasar por agentes de la autoridad, lo que se conoce como “policías full”. A los veinte detenidos, de nacionalidad iraní, se les imputa la presunta comisión de 50 delitos de robo con violencia e intimidación, usurpación de funciones públicas, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.
Los detenidos utilizaban falsas credenciales policiales para hacer creer a sus víctimas que se trataban de agentes de las fuerzas de seguridad. Seguidamente, simulaban la práctica de un registro antidroga, momento que aprovechaban para apoderarse del dinero y objetos de valor que encontraban en el interior del vehículo de las víctimas.
La banda elegía a sus víctimas entre ciudadanos magrebíes, residentes en el Norte de Europa, que se desplazan por España para veranear en sus países de origen. Por ello operaban en las carreteras A-1, A-4, principales vías utilizadas para llegar hasta los puertos de partida de los ferrys con destino al Norte de África y las vías de circunvalación madrileñas M-30 y M-40.
En algunos casos los afectados llegaron a creer que los asaltantes realmente eran miembros de las Fuerzas de Seguridad que actuaban de manera ilegal y deshonesta.
Modus operandi
La primera fase de la operación sirvió para determinar la técnica empleada por los delincuentes. En la totalidad de los casos investigados los falsos policías situaban su vehículo en paralelo al de la víctima, usando en muchos de los casos prioritarios luminosos y les mostraban carteras o insignias con la inscripción “POLICIA”, obligándoles a parar.
Los objetivos primordiales eran los vehículos en los que viajaban niños o personas mayores, lo que en principio aseguraba a la banda que no hubiera una respuesta defensiva de las víctimas, más preocupadas en proteger a sus familiares que en reaccionar ante la agresión.
Los falsos policías evitaban la exhibición de armas de fuego, aun simuladas, pues constituiría una agravante penal.
Registros y detenidos
Los registros domiciliarios han permitido la incautación de los 19 coches con los que cometían sus robos, varias decenas de piezas de joyería y relojería, gran cantidad de carteras, porta-emblemas, anagramas y chapas metálicas diversas con los que simulaban pertenecer a cuerpos policiales, 3.120 dólares americanos, 630 libras esterlinas y 9.466 euros, procedentes de su actividad delictiva.















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