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Ignacio Aréchaga

La otra enseñanza diferenciada

Martes, 11 de Junio de 2013 Tiempo de lectura:

La oposición socialista a la ley de reforma educativa (LOMCE) ha hecho uno de sus caballos de batalla el rechazo a la financiación de la enseñanza diferenciada por sexos. Aunque estos colegios suponen solo el 0,65% del total de centros y por mucho que enseñen los mismos programas a chicos y chicas, su mera existencia pone de los nervios a los que predican la diversidad pero que en esto quieren uniformidad.

Pues se van a quedar pasmados, porque a partir de ahora va a haber más enseñanza diferenciada, al menos en Cataluña, e impulsada precisamente por los mayores opositores a la ley. La consejera de Educación, Irene Rigau, esa señora que está siempre riñendo con Wert, ha anunciado la enseñanza diferenciada… por nivel de conocimientos. Los alumnos catalanes de primero de ESO que no puedan seguir el ritmo de los demás y vayan retrasados en matemáticas y lenguas, estudiarán en grupos separados del resto de sus compañeros.


No para discriminarlos, desde luego, sino para adecuar la enseñanza a sus necesidades específicas y tratar de reforzar así sus conocimientos. La consejera estima que serán entre el 10% y el 15% de los alumnos, que son los que obtienen las peores calificaciones. En fin, que no progresan adecuadamente (por favor, nada de listos y tontos).


La enseñanza diferenciada por sexos responde a las preferencias de las familias que la escogen. La enseñanza diferenciada por niveles será obligatoria. Serán los centros los que decidan qué estudiantes deben estar separados de la clase normal. Las familias no tendrán nada que decir.


¿Pero no habíamos quedado en que la enseñanza diferenciada era “segregadora”? No, no, hay que elegir bien las palabras. “No es una segregación, es un grupo que se desdobla para trabajar mejor”, ha replicado Rigau. Un proyecto educativo que se desdobla entre chicos y chicas para trabajar mejor en función de su distinto modo de aprender es intolerable; pero desdoblar el grupo en función de su nivel de conocimientos es progresista.


No solo se va a hacer sino que, según informaciones de estos días, ya se viene realizando en muchos centros, pero hasta ahora no era reconocido por la Generalitat. O sea, que la enseñanza diferenciada es un modelo mucho más extendido de lo que creíamos.


En la enseñanza diferenciada por sexos, nadie ha dicho que los chicos o las chicas se sientan discriminados; es más, muchos de estos alumnos van a colegios que quedan muy bien en los rankings de resultados. Pero en la enseñanza diferenciada por nivel, ¿no resultarán “estigmatizados” los alumnos que van al grupo de los rezagados?


Quizá la consejería de educación catalana ha decidido que más vale una enseñanza eficaz que otra políticamente correcta. Ya que estamos en época de reformas, el respeto a la diversidad de modelos pedagógicos puede indicar un punto de inflexión.

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