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Luces y sombras de los negocios chinos

Esther A. Muñoz, Ana Encinas, Raúl Martos Lunes, 19 de Noviembre de 2012 Tiempo de lectura:

Innovación del comercio, laboriosidad contrastada, buenos pagadores, transacciones irregulares, evasión de impuestos, mafias, falsificaciones… son algunas de las contradicciones que asaltan al colectivo empresarial chino en España.

La llamada ‘Operación Emperador’, por la que han sido detenidos casi un centenar de ciudadanos chinos acusados de organización criminal, ha puesto de actualidad un tema que desde hace años es conversación común en toda la geografía española. La cercanía del epicentro de toda esta trama, el polígono Cobo Calleja, a nuestro municipio, nos ha llevado a elaborar el siguiente reportaje para intentar comprenderla mejor, así como el crecimiento exponencial en Pinto, en los últimos años, de numerosos establecimientos regentados por ciudadanos chinos, prácticamente todos ellos con los mismos productos adquiridos en Cobo Calleja y fabricados en China.

[Img #4960]

Operación Emperador
La Fiscalía Anticorrupción desmanteló el pasado mes de octubre, en la denominada ‘Operación Emperador’, la que parece ser la mayor red de contrabando y blanqueo de dinero de ciudadanos chinos en España. El polígono Cobo Calleja ha sido el epicentro de estas operaciones en las que están implicadas más de 100 personas, principalmente de nacionalidad china que, desde 2009, habrían blanqueado entre 800 y 1.200 millones de euros.

Su objetivo era introducir grandes cantidades de mercancía, productos falsificados en su mayoría, evadiendo impuestos con la colaboración de varios funcionarios públicos. A su vez, los bazares que recibían los productos tampoco declaraban a Hacienda. Al frente de esta trama corrupta se encontraba, presuntamente, el influyente empresario Gao Ping.

Ramificación española
De entre los cargos públicos más importantes implicados en la mafia china destacan el concejal de Seguridad de Fuenlabrada, Juan José Borrás, un sargento de la Guardia Civil, un inspector de la Policía y una funcionaria. Se les acusa de cobrar sobornos a cambio de licencias e impunidad.

Por su parte, a los cabecillas de la organización se les imputan varios delitos como organización criminal, cohecho, coacciones o empleo de mano de obra irregular.

¡Los chinos en huelga!
La Operación Emperador ha sido un mazazo para el comercio asiático. Por ello, la Asociación de Empresarios Chinos del Polígono Cobo Calleja decidió cerrar todos sus comercios el pasado 3 de noviembre para llamar la atención de la sociedad española y reivindicar que «no todos son delincuentes».

Los dos portavoces de esta asociación, Yinong Chen y Xia Linmei, declararon a EFE que desde la redada del pasado 16 de octubre, han notado «un fuerte rechazo por parte de la clientela española, no sólo en Cobo Calleja, sino en el resto de tiendas chinas». Este rechazo se traduce en cifras: algunos comercios han perdido hasta un 70% de facturación en la segunda quincena del mes de octubre, desde que se destapó la trama.
 
Los portavoces explicaron que con este cierre quieren que la sociedad española «cambie su percepción de que somos herméticos. Venimos a ganarnos la vida con sacrificio y de forma honrada», declararon.

Es la primera vez en la historia de este polígono, el mayor de Europa de productos chinos, en que todos los comercios orientales cierran sus puertas.
 
Creación del polígono
Este polígono industrial comenzó a levantarse por el promotor Manuel Cobo Calleja, del que el polígono toma el nombre, en la década de los setenta del siglo pasado. Con unas normas urbanísticas laxas, cuando no inexistentes, el polémico promotor comenzó la construcción de naves a caballo entre los límites geográficos de Pinto y Fuenlabrada.

El “regalo” a Fuenlabrada
Ya con los ayuntamientos democráticos, en los años ochenta Manuel Cobo Calleja compró suelo rústico en el término municipal de Pinto a muy bajo precio y sobre ese suelo construyó ilegalmente varias naves industriales, consiguiendo un beneficio económico millonario con el consentimiento de los que entonces gobernaban el Ayuntamiento de Pinto.

[Img #4962]Fue el primer caso de corrupción en nuestro municipio, sancionado por los tribunales que inhabilitaron al alcalde de Pinto, Carlos Penit (IU), por un delito de prevaricación.

    Pero este caso de corrupción fue todavía más nefasto para los intereses de Pinto, puesto que antes de ser condenado, el alcalde prevaricador firmó un acuerdo en 1993 con el Ayuntamiento de Fuenlabrada mediante el cual Pinto regalaba su parte del polígono Cobo Calleja (35 hectáreas, un 20% del total del polígono) al Ayuntamiento de Fuenlabrada sin nada a cambio. Sin nada a cambio que se conociese públicamente, porque luego se supo que, una vez inhabilitado como alcalde, Penit fue acogido por el Ayuntamiento de Fuenlabrada con generosas prebendas.

En concepto de impuestos, el Ayuntamiento de Pinto percibía por los 234.850 metros cuadrados de naves industriales en el polígono Cobo Calleja lo que hoy sería cerca de medio millón de euros al año. Todo esto se perdió por decisión de un alcalde prevaricador y de un partido (IU), entonces mayoritario en Pinto, que causó un grave quebranto a la economía municipal.

Creación de Chinatown
Poco a poco en los años noventa, y aceleradamente a comienzos de este siglo, los empresarios españoles ubicados en Cobo Calleja fueron vendiendo o alquilando sus naves a ciudadanos chinos que había decidido crear en ese polígono un gran centro de distribución de productos fabricados en China. En sus actuales 162 hectáreas y casi 400 establecimientos, Cobo Calleja se ha convertido en el mayor recinto empresarial chino en Europa.

Los empresarios asiáticos se disputaron las cutres naves industriales del inhóspito polígono Cobo Calleja, lo que disparó sus precios. Llegaron a pagar hasta 2.500 euros por metro cuadrado -todo en efectivo- de una nave cuyo precio, unos años antes, no llegaba al   20% de ese precio. «Llegaban con ofertas irresistibles. A mí me ofrecieron dos millones de euros en efectivo por mi almacén», asegura el propietario de una nave del Cobo Calleja.

Acabada la compra de naves, en febrero de 2011 se inauguró una ampliación del polígono denominada Plaza de Oriente, con una inversión inicial de 43 millones de euros y una zona industrial con 80 empresas de origen chino. Una segunda fase prevé otras 250 empresas y un hotel, hasta alcanzar el conjunto de Plaza de Oriente los 40.000 metros cuadrados.

Un pueblo emprendedor
Fue en los años 80 cuando los asiáticos iniciaron su aventura empresarial en España con la apertura de restaurantes especializados. Pero pronto la hostelería se quedó pequeña para tanto inmigrante y buscaron su hueco en el sector de la venta minorista.

[Img #4964]Entonces reinventaron el negocio del bazar y popularizaron los 'todo a cien'. Poco a poco, se fueron haciendo hueco en otras actividades. Así, hoy es habitual encontrar por doquier un ultramarino de barrio, un comercio de ropa, una zapatería o una papelería regentados por un asiático. Y donde no pueden competir en precio, como por ejemplo en el sector de la alimentación, compiten con horarios imposibles, manteniendo abiertas pequeñas tiendas durante doce horas o más, festivos incluidos.

Según un informe de la consultora Quota Research, la proliferación de estos establecimientos se explica por “la facilidad con la que consiguen locales para establecer los negocios a través de las mafias”. La mayoría se abastecen de los productos que se comercializan en las naves que se ubican en polígonos como el Cobo Calleja, “si es que no son propiedad de los mismos mayoristas”, dice la consultora en su informe.

Transacciones irregulares
Al polígono Cobo Calleja llegan la mayor parte de los artículos de origen chino que luego son vendidos el bazares de todo el país, aunque en el mismo polígono también se realizan ventas directas al por menor. Los pagos suelen ser en efectivo y sin factura Y si uno quiere, por una compra de 3.000 euros le hacen una factura de 100 euros. 

Ming, una asiática que llegó a Madrid hace siete años, regenta una tienda de moda. Posee, en la región de Cantón, varias fábricas textiles que la surten de mercancía. Su almacén de venta al por mayor es especialista en prendas de fiesta. En él se pueden adquirir vestidos de novia a 19,5 euros la unidad. “Eso sí, quito las etiquetas 'made in china'. La clientela dice no gustar”, asegura sin dejar de sonreír.

Los empresarios chinos son herméticos ante la prensa, pero los compradores españoles aseguran que los chinos se comprometen a servirles “en una semana 300 ó 400 prendas idénticas a las que se exponen en los escaparates de cualquier cadena de moda”.

Son hechos que incitan a que los empresarios españoles achaquen la actividad comercial china a la piratería y al incumplimiento de la legislación. Precisamente, fuentes de la Policía consideran que Cobo Calleja “es el centro de la piratería de la UE”. Lo cierto es que en los últimos años numerosas operaciones policiales han desarticulado en Cobo Calleja bandas dedicadas a la venta de artículos falsificados.

Los comerciantes españoles también han denunciado fraudes a Hacienda y a la Seguridad Social por parte de los comerciantes chinos. «El dinero que recaudan no repercute en el bien de nuestra economía, porque no pagan impuestos ni cotizan a la Seguridad Social», es una de las quejas.

En el polígono trabajan unas 10.000 personas de nacionalidad china, aunque la cifra de los legalmente contratados se estima en aproximadamente un tercio del total. El polígono abastece a los 16.000 bazares chinos que operan en nuestro país.

Crecimiento de la inmigración china
[Img #4963]Según datos del Ministerio de Empleo, el número de ciudadanos chinos empadronados en España en septiembre pasado ascendía a 175.813. Representan el 3,3% del total de la población inmigrante en el país. A diferencia de lo que ocurre con otras poblaciones como ecuatorianos o marroquíes, la comunidad china ha permanecido en España pese a la crisis económica e, incluso, ha aumentado ligeramente.

El número de chinos afiliados a la Seguridad Social en septiembre era de 87.185, de los que 38.930 eran autónomos, 47.386 estaban en el régimen general de la Seguridad Social, 117 en el sistema especial agrario y 711 como empleadas del hogar.

En la Comunidad de Madrid, el número de inmigrantes chinos ha crecido durante el último año un 1,6%, contando con un total de 47.157 personas, 22.066 de los cuales están afiliados a la Seguridad Social.

En Pinto se encuentran empadronadas 398 personas de origen chino. 221 son hombres y 177 mujeres. Según el concejal de Desarrollo Industrial, Julio López Madera, se estima que desde 2010 más de un 30% de las licencias de apertura expedidas por el Consistorio han sido para comercios asiáticos. “Estos datos son relativos”, explica el concejal, “nunca se ha llevado un registro de industrias en función de la nacionalidad”.

Establecimientos
[Img #4965]La comunidad china establecida en España destaca por su baja tasa de desempleo y por las altas remesas que envían a su país de origen. El carácter emprendedor de este colectivo es una de sus señas de identidad, tanto que a nivel nacional el número de autónomos chinos ha aumentado un 55,9% en los últimos 3 años.

Desde los pequeños y anecdóticos comercios minoristas “Todo a cien” de los años 90, en los que se vendían productos básicos, regalos… todo “made in china”, los comerciantes asiáticos crearon locales de alimentación abiertos 12 horas al día para, desde hace pocos años, dar el salto y optar por nuevos negocios. Los bazares van desapareciendo para convertirse en tiendas de ropa y complementos o, últimamente, en tradicionales bares de barrio. Los chinos se atreven con todo, en la capital, especialmente en la calle Leganitos, comienza a abrirse paso un nuevo tipo de negocio: las peluquerías.

Los asiáticos, siempre tan reservados, prefieren no hacer declaraciones y no dudan en ocultar su temor cuando en uno de sus comercios alguien se identifica como periodista. Hoy el recelo a los medios es exponencial, debido a la ‘Operación Emperador’.

Los chinos no titubean en asegurar que son dueños de los locales que regentan. Pero algunos de esos comercios necesitarían vender una cantidad de productos ingentes -a precios irrisorios-  y tener una demanda masiva, sólo para pagar el alquiler. Cuando se les pregunta cómo son capaces de costearlo, responden: “nos ayudan amigos”. Y ahí, se acabó la conversación.

Conocer de su propia mano más sobre su sector resulta más que complicado: la mayoría de los  empresarios chinos consultados declinaron ser entrevistados para este reportaje. La operación policial llevada a cabo en Fuenlabrada dificulta las cosas para un pueblo cerrado y desconfiado en su forma de trabajar, pero buenos pagadores, ya que no acumulan deudas con los proveedores o con los arrendatarios de los locales en los que están instalados, algo agradecido cuando el impago es uno de los mayores quebraderos de cabeza para los empresarios españoles. Pero los chinos también están es crisis.

Yuan lleva casi 24 años en España, el mismo tiempo del que ha sido dueña de unos almacenes de venta de telas al por mayor en Fuenlabrada. “Venimos porque mi padre estaba trabajando aquí, era la manera de estar toda la familia junta”, explica Yuan, recordando como tuvieron que vender todas sus propiedades en China para poder costearse el viaje.  Cuando Yuan llegó a España, en 1988, las cosas “estaban mucho mejor”. “Ahora entra mucha menos gente a la tienda. Nos va mal a todos, al resto de nuestros compañeros también”. Yuan confiesa que desearía volver a China, pero se encuentra atada a España por sus hijos.

 “La ‘Operación Emperador’ nos ha dañado muchísimo -comenta consternada la empresaria- , lo que han hecho mal unos pocos, asusta al resto”.

“El Gobierno jamás nos ha dado ni un euro”
La tributación de estos negocios genera todo tipo de rumores y leyendas. La más conocida afirma que, mediante un convenio suscrito a principios de la década de los 90 entre los gobiernos de España y China, se favorece la creación de empresas de capital chino en España, estando exentos estos negocios de pagar impuestos durante los 7 primeros años.

Efectivamente, en el año 92 se firmó un convenio entre China y España en materia tributaria. Concretamente servía para evitar la llamada “doble imposición internacional”. Es decir, se pretendía evitar que los chinos pagaran en China los mismos impuestos que ya estaban pagando en España y viceversa.

Dicho convenio también establece y diferencia qué rendimientos obtenidos por un ciudadano chino en España y por un español en China, han de tributar en un país u otro (IRPF, Impuesto de sociedades, etc.).  Se hizo, sobre todo, para regular a las grandes empresas creadas y domiciliadas en China y que crearon su filial en España, pagando así impuestos en sólo uno de los países por el mismo concepto, evitando la evasión de impuestos.

El ciudadano chino que crea un bar, un todo a cien o una tienda de ropa en España, paga exactamente los mismos impuestos que un español o cualquier otro ciudadano de distinta nacionalidad.

Las leyendas sobre los comercios asiáticos y los impuestos rayan lo absurdo”, comenta el concejal de Pinto Julio López Madera, “otra cosa es que tengan bonificaciones desde sus países”. “A nivel local los comercios no pagan impuestos especiales mas que el IBI”, explica el edil.

Yuan asegura que durante todos estos años nunca se ha visto beneficiada por ningún gobierno, ni chino ni español. “El gobierno jamás nos ha dado ni un euro”, concluye.

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