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José Luis Gutierrez

Cartas desde Matruchhaya: Taj Mahal

Sábado, 17 de Noviembre de 2012 Tiempo de lectura:

Nuestra actividad principal este año en Matruchhaya será la preparación de una obra de teatro en la que participarán buen número de niños y niñas del orfanato.

Utilizaremos la técnica de las sombras chinescas para algunas escenas, pero además el juego de transparencias nos permitirá crear escenarios sobre la pantalla a partir de los propios dibujos de los niños. La función, al más puro estilo Bolliwood, incluirá seis o siete bailes. Desde el principio pensamos que la representación debería estar relacionada con la visita que haremos al Taj Mahal. Sara ha creado un guión que a continuación intentaré resumir:

 

La pequeña Kajol se encontraba jugando con tierra, como de costumbre, en el patio de Matruchhaya cuando escarbando encontró un precioso collar. Pareció no darle demasiada importancia. Simplemente se lo puso y siguió jugando, pero cuando apareció por la sala de estudio en la que trataban de hacer sus deberes las mayores, Kinnari enseguida se percató del extraño adorno que colgaba de su cuello.


–Déjame ver eso. ¿Dónde lo has encontrado?


–Creo que he visto ese collar en algún sitio –dijo Sweta.


–¡Ya sé! Es el mismo que aparece en mi libro de Historia de la India. Es el que perteneció a la esposa del emperador Shah Jahan. Mirad qué guapa era –exclamó Sweta al tiempo que mostraba a sus amigas una ilustración de su libro donde aparecía la emperatriz con el collar que ahora llevaba puesto Kajol.


–Por favor Sweta, léenos la historia que cuenta tu libro –pidió Meena.


–"Paseando el príncipe Sha Jahan por un bazar, cruzó su mirada con la princesa Arjumand. Impresionado por su belleza, le regaló un collar de diamantes que ella se estaba probando. También ella se enamoró al instante del príncipe, pero tuvieron que esperar cinco años para casarse, durante los cuales no pudieron verse ni una sola vez. La ceremonia de la boda fue espectacular, y en ese momento el príncipe, que tenía más esposas, nombró a Arjumand: Mumtaz Mahal, que significa La elegida del palacio. El príncipe fue coronado unos años después y gobernó en paz, pero pasado el tiempo sufrió la peor tragedia de su vida: su amada no superó el parto de un nuevo hijo. En su lecho de muerte, la reina le pidió que hiciera un monumento en su memoria. A partir de ese momento el emperador, absolutamente desolado, abandonó en manos de sus sucesores los asuntos del imperio y sólo se ocupó de hacer que se construyera, para que descansara su amada, el más impresionante mausoleo que jamás se haya visto: el Taj Mahal".


–¿Creéis que el collar que lleva Kajol es el que el príncipe regaló a la princesa el día en que se conocieron? –dijo Kinnari.


–Yo creo que sí. Al menos es idéntico –respondió Meena.


–También yo creo que es el verdadero collar de la reina –afirmó Sweta. –Mirad. Mi libro dice que el collar se perdió hace muchísimos años. Creo que deberíamos devolverlo al Taj Mahal.


–Pero el Taj Mahal está lejísimos. ¿Cómo vamos a llegar allí? –preguntó Kinnari.


–Podemos intentar conseguir el dinero necesario para el viaje bailando –sugirió Meena.


–Buena idea. Avisemos al resto de los niños. Iremos todos juntos a devolver el collar de la reina –exclamó Sweta ilusionada.


Más de cuarenta niños y niñas de Matruchhaya fueron a la estación de tren de Nadiad y empezaron a bailar ante el asombro de todos los pasajeros. Lo hicieron tan bien que en pocas horas consiguieron el dinero necesario para los billetes de tren.


Cuando todos dormían por el cansancio, Asha empezó a hablar con un señor que se interesó por el motivo de su viaje. La niña le explicó amablemente que viajaban con un collar precioso. Al percatarse Meetal de la conversación de Asha con ese desconocido, inmediatamente la llevó aparte y la reprendió por la imprudencia.


–No debes decir a nadie que llevamos un collar tan valioso porque nos lo podrían robar.


A partir de ese momento estuvieron vigilantes. Al llegar a la estación de destino todavía les quedaba un largo camino por recorrer, por lo que decidieron acampar y dormir un poco estableciendo turnos de guardia por temor a que alguien se acercara con intención de robarles. Cuando la niña Rinky estaba haciendo su turno, vio que un grupo de hombres armados con palos rodeaba su campamento. Inmediatamente dio la alarma y se inició una lucha entre niños y adultos.


–No queremos hacernos daño. Sólo queremos que nos deis el collar –dijo el que parecía capitán de los asaltantes.


–No os lo daremos –respondió Raja al tiempo que luchaba con un palo largo. –No os pertenece. Era de la emperatriz y deseamos devolverlo al Taj Mahal.


–Entonces no hay motivo para que luchemos –dijo el capitán al tiempo que ordenaba a sus soldados detener la lucha. –Somos los guardianes del mausoleo, y llevamos muchos años buscando ese collar. Os escoltaremos hasta el Taj Mahal.


Cuando al fin llegaron a su destino, montados en camello, después de varias jornadas de camino, se quedaron boquiabiertos a comprobar la enorme belleza del monumento. Estaba rodeado de un enorme jardín, pero sin embargo en él no había ni una sola flor. Cuando se acercaron un poco más comprobaron que las paredes  de mármol blanco estaban llenas de agujeros. A pesar de su belleza, parecía un lugar triste. Uno de los soldados que se dio cuenta de la expresión de decepción de los niños, explicó que cuando se construyó el mausoleo las paredes estaban decoradas con infinidad de piedras preciosas que formaban dibujos de plantas con flores, pero hacía muchos años que todas esas piedras preciosas habían desaparecido.


Los niños de Matruchhaya se acercaron al sarcófago de la reina y Sima colocó el collar sobre él. En ese momento sintieron que algo se transformaba a su alrededor. Levantaron la vista y vieron que todas las paredes del mausoleo se habían poblado nuevamente de piedras preciosas que formaban magníficos dibujos de multitud de colores. Además, el jardín, que antes tenía sólo hierba, ahora estaba plagado de maravillosas flores que llenaron el lugar con extraordinarias fragancias.


El Taj Mahal volvía a ser tan hermoso como cuando se creó, y los niños de Matruchhaya, pletóricos de alegría, bailaron para celebrarlo.

 

Nadiad, a 14 de noviembre de 2012.

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