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Los trabajadores de Dédalo denuncian el cierre de la empresa

Esther A. Muñoz Ver comentarios 3 Viernes, 05 de Octubre de 2012 Tiempo de lectura:

El presidente del Comité de Empresa, Jaime Benítez, declara que el proceso llevado por la compañía es una "estafa premeditada y calculada".

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A mediados de marzo de 2011 los trabajadores de Dédalo Offset recibieron un comunicado de la empresa -que hasta entonces repartía su acciones entre PRISA e Ibersuizas-, donde se les dejaba claro que la empresa  “se vendía o se cerraba”, con plazo hasta el mes de diciembre de ese mismo año. Pero en diciembre la empresa ni se había vendido ni se había cerrado.


Es en marzo del 2012 cuando al Comité de Empresa le llega la información: Sherpa Capital adquirirá el 100% de la división de impresión comercial de Dédalo. Por entonces, Dédalo contaba con 4 unidades productivas y 680 personas.


Solicitamos documentación en papel sobre la venta –explica Jaime Benítez, presidente del Comité de Empresa -y nos la negaron”. Dédalo, no haría pública la venta hasta junio. “La empresa siguió lavándonos los oídos con que las cosas estaban bien durante meses”, reprocha el sindicalista.


En junio, el Comité realiza la primera reunión con la nueva dirección ya oficializada. Se informa al Comité de que la empresa cuenta con tres meses -hasta el 27 de septiembre- para llegar a un acuerdo con los acreedores, pasado ese tiempo, se designaría a un administrador concursal que decidiría qué hacer con la empresa.


Jaime Benítez denuncia la falta de transparencia que ha mantenido la Dédalo con los trabajadores: “cuando llega el 27 de septiembre, no se nos había comunicado nada de cómo iba el procedimiento”.


Crónica de una muerte anunciada


Benítez asegura que la empresa adeuda cien millones de euros. “Los proveedores no nos servían porque no les pagábamos desde hacía tiempo”. “Lo normal es que el administrador diga que hay que cerrar la empresa”, comenta resignado el presidente del Comité. Así, los despidos de los empleados serían más favorables para los nuevos dueños.


Dédalo Offset ya presentó un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) en junio. “Un ERTE debe ser algo coyuntural -explica Benítez- pero esto es endémico”. Para Benítez el proceso llevado por la empresa ha sido una auténtica “estafa premeditada y calculada”.


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Al final nos reúnen -prosigue el presidente del Comité de Empresa de la compañía- para plantearnos que se ha presentado el concurso de acreedores pero asegurándonos que la empresa seguirá en funcionamiento; mientras, abajo, reparten cartas a los empleados en las que les informan de una suspensión de empleo indefinido”. La indignación entre la plantilla fue enorme, los trabajadores bloquearon el acceso a la empresa de los jefes. “Rectificaron, y comenzaron a darnos cartas con permisos remunerados”, revela Benítez, un limbo laboral de incertidumbre para los trabajadores.


El permiso remunerado de los 190 empleados de Dédalo en Pinto termina el lunes 8, aunque Benítez no descarta que se prolongue otra semana más, hasta que se haga efectivo el cierre definitivo. Los trabajadores hacen guardia día y noche en la empresa, vigilando que no se lleven los activos de maquinaria y papel a otro sitio.


Mala gestión


No nos pilla de sorpresa”, se sincera Jaime. Asegura que la quiebra se debe a una “mala gestión” por parte de la compañía. “La empresa generaba unas deudas inasumibles, sólo en el alquiler pagaban la exorbitante suma de 2 millones de euros al año”.


El grupo Dédalo cuenta con otras tres plantas en España: Dédalo Heliocolor, en Guadalajara; Gráficas Integradas, en Madrid; y Macrolibros, con sede en Valladolid. Benítez critica que desde hace dos años han dejado la planta vallisoletana Macrolibros libre de cargas, asumiendo la millonaria deuda de Dédalo Offset la de Pinto.


Aunque toda la plantilla asuma el inevitable despido –que algunos esperan se haga rápido para poder cobrar el paro-, de momento no hay ofrecimiento por parte de la empresa, pero Benítez supone que concederán una indemnización de 20 días por año trabajado o fondos de garantía salarial.


Hay gente con 50 años que lleva toda la vida dedicándose a este oficio, hombres con hijos y familias numerosas”, comenta consternado Benítez.

 

Mesa de Municipal Municipal


Jaime Benítez no puede decir que sus experiencias con la Mesa de Empleo sean malas, pero si “ineficaces”. “No valen para nada -asegura el presidente- nos escuchamos mutuamente”.


A expensas de la próxima mesa de empleo, Benítez comenta que “nos damos por satisfechos si conseguimos que desde el Ayuntamiento insten a la Fiscalía a investigar”.

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