Los ocho mil talentos del PP
Ajustada, aunque incontestable ha sido la victoria del Partido Popular en Pinto, gracias a un vuelco electoral nunca visto hasta ahora en una localidad que desde la Transición ha sido un feudo del PSOE e IU. Descalabrados han salido ambos y no por casualidad: el mensaje de los 7.915 pinteños que esta vez, se han inclinado por la opción popular, es que deseaban un cambio. Cerca de 8.000 votos, casi el doble que hace cuatro años, que han abierto por fin la vía muerta en que se había convertido la vida política del municipio, atascada en un camino sin retorno. No ha sido, posiblemente, el voto ideológico quien les ha dado la victoria, sino el voto de castigo de esa parte pragmática del electorado que es la que a menudo inclina la balanza. Pinto no ha pasado en sólo una legislatura a ser de derechas, de centro derecha para ser más exactos; no ha entregado un capital a fondo perdido sino tan sólo un préstamo a cuatro años. Lo demuestra el hecho de que los partidos de izquierda locales (exceptuando desde luego a la coalición hasta ahora gobernante), han obtenido unos resultados que considerados en su contexto, conllevan también un mensaje que al nuevo equipo de gobierno le convendría escuchar.
JpP, formación de izquierda moderada convertida en libro de claves que tendrá que ser leído en las próximas semanas, no ha aumentado en número de concejales pero sí en votos. Si finalmente se logra un consenso que no por insólito resulta menos necesario, tendrá también, como el partido conservador, una oportunidad única de ganarse la confianza depositada en él por los electores. También el MIA, pese a ser una formación nueva, muy pequeña y con recursos muy limitados, representa una opción aún más a la izquierda pero que refrendan 431 votos. Una cantidad que, sin llegar desde luego al mínimo necesario para obtener representación, adquiere un nuevo sentido si se compara con el resultado de una IU vapuleada por las urnas, que ha pasado de los 1.689 sufragios obtenidos hace cuatro años a tan sólo 983, obteniendo por los pelos el mínimo del 5% de los votos requeridos para mantener a un único edil, pero situándose, quizás definitivamente, al borde del abismo.
Los populares, si logran alcanzar los apoyos necesarios para formar gobierno, no tendrán carta blanca. Ni mucho menos. El voto de castigo a la coalición PSOE/IU les ha entregado, dicho sea sin restar méritos a nadie, como en la parábola bíblica, un talento, una valiosa moneda de oro, no para que lo entierren por temor a no satisfacer las expectativas depositadas en ellos por el dueño de la casa, sino para que lo hagan producir, obtengan réditos de él y lo devuelvan luego con sus intereses a su legítimo dueño en la esperanza de ser justamente recompensados. De no ser así, ese talento, esos ocho mil talentos, les serán reclamados como al siervo de la parábola dentro de cuatro años, puede que incluso menos, y sólo obtendrán a cambio la desaprobación de aquel a quien sirven: el pueblo soberano.
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