Espías y ladrones

Espiar, insultar, maltratar y discriminar era propio del ex alcalde de Pinto Antonio Fernández, quien cometió numerosas irregularidades y más de una barbaridad -por ejemplo, hacer negocios en Argentina y crear sociedades mercantiles a su nombre al mismo tiempo que llevaba más de dos millones de euros aportados por los pinteños para ayuda humanitaria-, pero sorprende que el actual primer edil de Pinto haya asumido este episodio de espionaje con naturalidad. Sorprende e inquieta.

Por otro lado, el PP de Pinto, que es quien presuntamente aportó al periódico la información que ya conocía desde 2007 –como demuestra un documento que la ex alcaldesa Miriam Rabaneda envía al Juzgado de lo Penal nº 1 de Getafe el 8 de octubre de 2007-, vuelve a descubrir que sus denuncias tienen más que ver con su enojo por haber sido desalojado del Gobierno municipal que por su deseo de regeneración democrática. ¿Por qué envía ahora a la prensa los documentos que demuestran el espionaje y no lo hizo cuando desde el poder tuvo conocimiento de ellos?
Además, el expediente de la contratación de la empresa de detectives no está en el Ayuntamiento. Por tanto, si llegó al periódico “El Mundo”, ¿quién se lo proporcionó? Sustraer expedientes de un Consistorio no es mejor que contratar espías para vigilar a trabajadores. De nuevo tenemos que concluir que en la política de Pinto el que no queda mal es porque queda peor.