Como aves gárrulas*
Es terriblemente divertido -o lo sería si sus protagonistas no reflejasen una pobreza moral, profesional e intelectual inusitada- leer las noticias que sobre la política pinteña se han publicado durante las últimas semanas. Es muy divertido comprobar que un exalcalde como Antonio Fernández encuentra foros de información sin ningún esfuerzo para contar lo que él quiere y considera relevante contar, exclusivamente, sin tocar lo esencial, lo máss cuestionado y lo más oscuro de su triste mandato. Es muy divertido leer sus declaraciones criticando actuaciones poco democráticas, premeditadas y alevosas de otros ediles -actuaciones que, por otro lado, cualquiera ha sido capaz de criticar sin su "valiosa"; intervención, puesto que lo evidente no necesita de autoridades y mucho menos de autoridades tan desautorizadas como la suya-. Es muy divertido leer, por ejemplo, lo que comenta sobre Reyes Maestre, alguien "capaz de cualquier cosa en beneficio de sus propios intereses", ajeno a la evidencia de que esa afirmación es un espejo deformante de su propia biografía política.
No, creo que Antonio Fernández se merece tener que hacer un esfuerzo mayor para encontrar un lugar donde difundir sus opiniones tan obvias, tan fáciles, tan desmemoriadas y tan interesadas; no se merece, desde luego, la cobertura mediática, aunque sea local, que ha tenido. Y en vista de las cosas que a fin de cuentas viene a decir, comprobamos que no hacía ninguna falta dársela.
Pero es más divertido todavía leer las declaraciones del señor alcalde, Juan José Martín, sobre el cese del concejal Reyes Maestre. Y mucho más divertido si cabe, las de éste sobre la decisión de aquél. En serio, parece que la diversión no tiene límites, que cuando ya no puede ocurrir nada más divertido, va y ocurre. Desternillante.
Dice el señor alcalde que “es preciso contar con un grupo humano que comparta plenamente el criterio mayoritario de la acción de Gobierno”. Con esta frase tan larga y espesa, el señor alcalde no parece darse cuenta de que si pretende que el criterio sea compartido plenamente, ya no es mayoritario, sino unánime, que, mira por donde, es como se expresan las acciones de un gobierno de cara al exterior y, por lo tanto, da igual que el grupo humano lo comparta plena o parcialmente, porque es irrelevante, ya que no trasciende, pues acata la decisión del jefe, o sea, el alcalde. A ver si no cómo gobiernas, hombre. Así que podía haberse ahorrado las palabras “plenamente”, “mayoritario”, incluso “humano” y “acción”, para emitir una frase más clara: “es preciso contar con un grupo que comparta el criterio del gobierno”, y punto; pero claro, por desgracia la claridad no se halla entre las aspiraciones de nuestros políticos, antes al contrario, cuanto más se enrede una declaración más interesante (se) parece.
Dice también el señor alcalde que “los vecinos y vecinas de este municipio se merecen un equipo unido que trabaje por ellos sin fisuras y de forma eficaz. No podemos, por tanto, decepcionar esta confianza”. Pues en vista de la racha de abandonos que lleva va a ser difícil decepcionar más esa confianza, la verdad (aunque nunca se sabe, que para ciertas cosas se puede ser muy capaz). Quizá debería aceptar de una vez por todas el fracaso de esos objetivos inalcanzables y dimitir, porque lo de “unidos”, “sin fisuras” y “eficaz” brilla por su ausencia desde la misma moción de censura que lo llevó al gobierno hace dos años tan bien acompañado. ¿Se sorprende, en serio, de la desunión, las fisuras y la ineficacia? No, nadie puede creerse tal cosa. Lo que ocurre es que uno de los sapos le ha salido rana y eso le ha venido de perlas para tratar de hacer limpieza: faltan siete meses para las elecciones y necesita distancia, aislamiento, para limpiarse de tanta mancha, tanto fraude y tanta tontería.
¿Y Reyes? La nota de prensa de JpP con motivo de su cese no tiene desperdicio. Dice, entre otras cosas, que el alcalde “ha demostrado ser un hombre sin principios, sin palabra, prepotente e incapaz de trabajar en equipo para el beneficio de todos los ciudadanos”. ¿No es para morirse de la risa? ¿No nos suena? De nuevo un espejo deformante.
Y cuando tanta idiotez parece insuperable, llega la hiperidiotez que supera toda previsión. La nota de prensa termina con esta frase: “Está claro que un concejal honesto para los que tienen cosas que ocultar es muy molesto”. Prometo que se me saltaron las lágrimas al leerla. Es buenísima, o mejor dicho, son buenísimas, porque con la ausencia de comas se convierte en una frase doble: o bien el concejal citado puede ser honesto y resultar molesto para los que tienen cosas que ocultar, o bien el concejal, sólo honesto para los que tienen cosas que ocultar, resulta muy molesto para el resto de la gente. La sintaxis, por medio de un hipérbaton sin puntuar, nos permite matar dos pájaros -o tres, o cuatro- de un tiro. Genial. Y además con esa rima “honesto-molesto” que hace la frase más antológica si cabe... Para morirse, en serio.
Aventuro para Reyes Maestre un futuro exitoso en el mundo del espectáculo, al modo de aquel expresentador de televisión que cosechó ciertos éxitos relatando monólogos humorísticos.
Como decía, todo esto es terriblemente divertido. Subrayo, terriblemente. La mediocridad de algunas personas, su obscena manera de entender la política, su indecente relación con la responsabilidad y el poder, las sumerge por completo en el barrizal de lo grotesco y lo ridículo. Ver cómo se atacan y descalifican es ver a esos pobres payasos tristes tendiéndose trampas y poniéndose zancadillas más pobres y tristes que ellos, provocando en el público una rara mezcla de hilaridad, vergüenza y lástima infinita.
Únicamente se merecen un titular, un único, enorme y definitivo titular: SE HAN IDO.
- Gárrulo, la. (Del lat. garrulus) adj. Aplícase al ave que canta, gorjea o chirría mucho. / 2. fig. Dícese de la persona muy habladora o charlatana. [Definición de la Real Academia Española]
- * Carlos Lapeña es escritor.
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