Palabras y hechos
Los políticos son unos virtuosos en tergiversar la realidad, manipulando el lenguaje. Sin embargo, hay realidades tan evidentes -como la quiebra económica del Ayuntamiento de Pinto- que ni siquiera estos prestidigitadores pueden ocultar. Como tampoco puede ocultar el alcalde de Pinto, Juan José Martín Nieto, su incompetencia y su falta de soluciones para el municipio.
Ya se sabe que el Ayuntamiento de Pinto debe 50 millones de euros –sobre todo lo saben los cientos de proveedores que llevan años sin cobrar lo que se les debe- y apenas puede hacer frente al pago de las nóminas y gastos de seguridad social de sus 800 trabajadores municipales y de Aserpinto. Igualmente cada vez son más los ciudadanos que se ven perjudicados por unos servicios públicos cada vez más deficientes, cuando no inexistentes. Y qué decir del retraso, paralización o incluso no comienzo de obras necesarias como, por ejemplo, la piscina climatizada, el centro de cultura, la eliminación de barreras arquitectónicas en la estación de ferrocarril, etc.
A pesar de estas y otras evidencias, causa espanto o admiración, según se vea, los intentos del alcalde por mostrar a los ciudadanos un Pinto virtual, pletórico de proyectos y de realidades. Dice el alcalde en una misiva a los vecinos, fechada el 12 de enero, que “en el año 2010 se han ido culminando proyectos fundamentales para el futuro de Pinto que contribuirán a mejorar la calidad de vida de los pinteños”. Pero más allá del discurso electoral, cínico o propagandista, lo único que verdaderamente ha culminado el alcalde en 2010 es su incompetencia para sacar al Ayuntamiento de Pinto del atolladero en el que lo han metido las políticas populistas e irresponsables de unos y otros.
Virtuosos de la tergiversación lingüística, los políticos no buscan ni expresan verdad ni claridad, sino grandilocuencia, autobombo y halago del personal. A veces, como ocurría con el ex alcalde Antonio Fernández, llegan al disparate. Como cuando el gabinete de propaganda de este prócer anunciaba en el año 2000 que “Don Antonio Fernández dará respuesta a los retos del milenio”. ¡Del milenio!, manda ‘guevos’.
En fin, es el mal del poder político -sea local o nacional-, que convierte a sus usuarios en una casta privilegiada y autista. Como decía el gran Groucho Marx, "la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". Y una vez aplicados los remedios equivocados y consumado el desastre -añadimos nosotros- echarle la culpa de todo a los gobernantes del pasado, a Franco o, ya puestos, al Cid o a Viriato.
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