Alfredo Castellanos es natural del madrileño distrito de Arganzuela. Vive en Pinto desde hace 9 años y medio, medio año más de lo que lleva como profesor en el colegio Calasanz. Estudió física y trabajó en una editorial. La plaza que ocupaba en la empresa era temporal por lo afirma que fue “una casualidad” que pocos días antes de que tuviera que dejarla, una amiga le avisara de una plaza vacante en el Colegio Calasanz que finalmente ocupó.
Desde entonces imparte la asignatura de Ámbito Científico y Tecnológico a los alumnos de diversificación del centro, con quienes también le toca trabajar como director de teatro. Su sexta obra “La Guerra de Otto Fisher”, ha sido el montaje ganador del IV Certamen de Teatro de Secundaria, organizado por el Aula de Teatro de la Universidad Carlos III.
¿Cómo terminó dirigiendo un grupo de teatro en el colegio?
Fue de carambola. Cuando llegué me dijeron que tenía que llevar una obra de teatro. No lo había hecho en mi vida. Me endosaron a un grupo de chavales y un coñazo de obra y me dije para mí mismo “esto sale”. Pues no salió. Al año siguiente me busqué una obra de teatro que pudiera interesar a los chicos y no encontré nada. Los mayores pasaban, porque no era una actividad obligatoria. Intenté escribir una chorradita sin decirle a nadie que era mía y les encantó. Fue aquello lo que consiguió engancharme y empecé a investigar e incorporar más elementos a las obras. Tardé bastante tiempo en confesar que la había escrito yo.
¿Desde cuándo llevaban preparando el certamen?
Terminé de escribir la obra un día antes de las vacaciones de Semana Santa, pero ensayábamos los fragmentos que les iba dando a los alumnos desde enero. Incluso hubo cosas que se introdujeron tan sólo unas semanas antes. La obra estaba muy poco pulida, por eso la sorpresa del premio ha sido mayor, no me lo esperaba.
¿Es la primera vez que se presenta a un concurso de teatro?
No. En 2009 nos presentamos al certamen escolar de la Comunidad de Madrid, quedamos sextos entre 50 centros, algunos de ellos llevaban toda la vida presentándose. Recibimos la felicitación del jurado por nuestro trabajo como debutantes. Fue muy bonito.
Al año siguiente nos volvimos a presentar. No esperaba llegar a la final, pero lo conseguimos, quedamos quintos. El año pasado también nos presentamos, con una obra reescrita, y obtuvimos otra vez el quinto puesto.
Cambiamos al Certamen de Teatro de Secundaria organizado por el Aula de Teatro de la Universidad Carlos III, porque a partir de este año, en el de la Comunidad de Madrid las obras sólo podían ser en inglés o del Siglo de Oro. No me veía haciendo ‘Fuenteovejuna’ con mis chicos.
Esta es la primera vez que el Colegio consigue un premio por su labor teatral…
Sí, es la primera vez que ganamos un certamen, pero sin duda se debe al esfuerzo vertido desde la primera vez que los chicos se subieron a un escenario. Es muy difícil, somos un colegio muy pequeño, apenas hay 110 alumnos en toda secundaria. Yo cuento con 20 chavales y son los que hay, muchos de los colegios que han participado ponen un anuncio en el tablón “se necesitan x alumnos para tal obra de teatro” y escogen a los mejores entre muchísimos.
¿Cómo se le ocurren las ideas para sus obras?
Cuando escribo las obras lo hago pensando en mi grupo. Siempre he tenido una buena acogida entre ellos, este año no han hecho teatro sólo dos de veinte alumnos. Aun así, la mayoría de ellos tienen claro que no les gustaría ser actores, pero les encanta participar.
El Colegio Calasanz celebra su 25 aniversario de la Semana del Teatro ¿conocía la labor teatral del centro antes de entrar?
Antes de llegar aquí no sabía absolutamente nada de este colegio, ahora es mi vida. Podría estar toda mi vida trabajando aquí porque su proyecto educativo defiende el compañerismo, la humanidad, la solidaridad… todo en lo que yo he creído a lo largo de mi vida. No podía creer que esto existiera.
¿Cómo ha sido el trabajo con sus alumnos?
Son un grupo difícil, he tenido que discutir con ellos, con broncas y enfados, pero al final ha salido adelante. Me encanta que se hayan llevado este premio, son mis chavales y se lo merecen. Con ellos el trabajo es mucho más interesante, porque jamás en su vida han tenido que estudiar algo como esto. Me gustaría decir que han aprendido algo, pero eso yo no lo sé, lo saben ellos. Intento enseñarles teatro desde un punto de vista educativo, no tengo ninguna intención de hacer teatro para actores, quiero que aprendan a esforzarse y a trabajar en equipo.
¿Volverán a representar la obra?
En principio no. Los chicos se vuelcan tanto… Ponen todas sus fuerzas y energías en esto. Se juegan sacarse su título de secundaria. No somos una compañía profesional ni se nos paga por esto, hemos vivido nuestro momento y ha sido genial. El viernes, después de recoger el premio y subirnos al escenario les dije “este sueño es la última vez que lo soñamos”. Ha sido tan duro, pero tan bonito…
¿Qué hace distinto al Colegio Calasanz de otros centros?
Los valores por los que apuesta el colegio, sin duda. Pero también el trabajo en equipo de los profesores y la participación codo con codo con las familias, que ayudan en los decorados de las obras o en las fiestas del colegio.
En otros centros hay gente que no se conoce, aquí todos somos una familia. Te encuentras con tus alumnos por la calle y paran a saludarte, te muestran que te aprecian de verdad. Tenemos nombre, no somos ni “profe” ni “seño”.
Las personas que crearon esto tenían un proyecto educativo que seguimos defendiendo ahora. Somos fieles al proyecto que hemos heredado. Si el colegio hubiera crecido mucho en número, sería muy difícil de conseguir.
¿Son los alumnos conscientes de esta “familia”?
Algunos alumnos me han llegado a decir que nadie se preocupa por ellos como lo hacemos nosotros. Lo digo yo, como lo puede decir cualquiera de mis compañeros docentes. Todos, alumnos y profesores, estamos en el mismo barco: has suspendido y te hundes, así que o te salvo o me hundo contigo.
¿Cómo se le ocurrió la idea de “La Guerra Fría de Otto Fisher”?
No lo sé, de verdad. De casualidad, de repente pasa una frase por mi cabeza y la apunto. Supongo que siempre salen cosas de tu infancia. También necesito que el marco histórico me llame la atención. Investigo bastante, sobre todo en música, cine y teatro. Para esta obra vimos con los alumnos las películas “Good Bye Lennin” y “La vida de los Otros”, que nos inspiró bastante. Luego todo lo deformo a mi gusto.
¿Qué supone para usted y para el colegio esta distinción?
Estoy infinitamente contento. No creo que el Madrid celebrara con tanta ilusión su triunfo en liga como nosotros el del certamen. Por supuesto me hace ilusión, algo tuyo ha gustado a un número importante de gente, pero es la misma ilusión que me da una niña de 10 años diciéndome que le ha gustado mi obra. Hay dos cosas que me llenan con este premio. La primera, el esfuerzo de los chavales con la obra; la segunda, que al colegio por fin se le haya reconocido su labor y esfuerzo.
¿Tiene proyectos teatrales para el futuro?
Esa es la idea, desde luego. Este triunfo me ha llenado de ilusión para continuar.
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