EjeZeta: 25 años reforzando Pinto

Durante 25 años, EjeZeta no solo ha trabajado “miran­do Pinto desde las alturas”, como resume su gerente, C.N.; también se ha consolidado como uno de los motores económicos más discretos y sólidos del municipio.

EjeZeta cumple 25 años convertida en una de esas empresas que, sin hacer ruido, lo sostienen todo: creando empleo –con casi 30 trabajadores, muchos de ellos de Pinto–, apoyán­dose en proveedores de la zona y ofreciendo una calidad reconocida por todos sus clientes. “A mí me enseñaron que lo único que puedes dejar en esta vida es tu honradez”, confiesa su gerente.

Ese principio, repetido durante un cuarto de siglo, ha moldeado una compa­ñía capaz de combinar cer­canía y excelencia técnica y un modo de trabajar que ha calado entre adminis­tradores y comunidades de todo el municipio y fuera de él.

— EjeZeta cumple 25 años. ¿Cuál diría que ha sido la clave para llegar hasta aquí?

Nuestra clave es tan simple como poco común: honra­dez, educación y hacer el trabajo bien. Es la herencia que nos dejaron nuestros padres y la base de todas nuestras decisiones. Nunca hemos querido crecer por crecer; hemos querido crecer haciendo las cosas como se deben hacer y eso, al final, marca la diferencia.

— Decís que sois más que una empresa de rehabili­tación exterior. ¿Cómo os definiríais hoy?

Somos una empresa integral de trabajos en altura y rehabilitación de edificaciones. Pero, sobre todo, somos una empresa cercana. Queremos aten­der a todos, pero nuestra prioridad son los clientes del día a día, los adminis­tradores de fincas y vecinos de Pinto, Valdemoro y Parla que llevan confiando en nosotros décadas.

Hemos trabajado en lugares tan emblemáticos como el Museo Reina Sofía o la Casa de América, pero donde realmente nos gusta estar es aquí, en casa.

— Un servicio que queréis reforzar este año es el de cubiertas y líneas de vida. ¿Por qué?

Porque son dos áreas en las que estamos muy fuertes y mucha gente aún no sabe que las hacemos. En cubiertas realizamos rehabilitaciones completas, desmontando el tejado antiguo y ejecutando uno nuevo con panel sánd­wich u otras soluciones de calidad.

Y en líneas de vida —los sistemas de seguridad para evitar caídas— somos instaladores certificados y contamos con un equipo muy especializado. Es un servicio cada vez más de­mandado y que probable­mente será obligatorio en el futuro. Nos gusta insistir porque muchos vecinos buscan fuera estos trabajos sin saber que nosotros los hacemos.

— A menudo se dice que EjeZeta es una empresa “cara”. ¿Cómo respondéis a esa percepción?

En realidad, caro es todo lo contrario a lo que hace­mos nosotros. Caro es tener que hacer dos veces un tejado, contratar a empre­sas sin personal cualificado o sin formación, aplicar materiales de mala calidad o, peor aún, encontrarte con obras que ni cumplen garantías. Eso sí sale caro para el vecino.

Nuestros clientes no buscan “lo más barato”, ni comparan tres presupues­tos: nos buscan a nosotros. Vienen porque quieren hacer las cosas bien, con seguridad, con materiales de primera y con un equipo serio y en regla. Ese es exactamente el sentido de nuestro trabajo: ofrecer al­tos estándares para clientes que valoran la calidad y la honradez. Ese es nuestro ne­gocio: hacer las cosas bien para gente que quiere las cosas bien hechas.

— Hablando de garantías, en la empresa habláis inclu­so de “garantía moral”.

Sí. La garantía legal es limitada y, seamos sinceros, muchos saben esquivarla. Nosotros no. Si un vecino nos llama diez años después porque ha surgido un problema, vamos y lo revisamos. Si entendemos que es un fallo de material o una circuns­tancia ajena al cliente, lo asumimos. Por eso, en 25 años, no tenemos reclamaciones. Para nosotros, eso es un orgullo enorme.

— Vuestra forma de trabajar es muy particular. ¿Qué os diferencia?

La cercanía y el respeto. Mu­cha gente nos deja directa­mente las llaves de su casa. Somos una empresa muy visible, con una marca muy cuidada, pero eso solo funciona si detrás hay per­sonas educadas, honradas y formadas. Esa cultura interna es irrenunciable.

— La seguridad es uno de vuestros pilares. ¿Cómo la gestionáis en un trabajo tan delicado como el vuestro?

Con mucha responsabilidad. En 25 años no hemos tenido ningún accidente grave, y eso no es casualidad: po­nemos todos los medios, dedicamos mucha inversión a EPIs, formación y equipos, y fomentamos un ambiente de trabajo sin prisas y sin presión innecesaria. La prioridad es clara: que todos vuelvan a casa igual que salieron.

— ¿Qué papel juega la plan­tilla en el éxito de EjeZeta?

Todo. Somos más de treinta personas, la mayoría de Pin­to, Valdemoro y la zona sur. Hay muchísima lealtad den­tro del equipo porque nos cuidamos entre todos. Nos une también nuestra afición por la montaña y el deporte: muchos comparten escalada, carreras o rutas los fines de semana. La empresa no sería lo que es sin ellos.

Aquí quiero hacer una mención especial a nuestras compañeras –Irene, Ana y Patricia–, animando a más mujeres a ser parte de este sector: en EjeZeta os estamos esperando.

— ¿Y hasta dónde puede crecer EjeZeta?

Tenemos infraestructura para crecer mucho más, pero el sector tiene un problema real: no hay profesionales. Aun así, seguimos una línea de crecimiento soste­nido, sin picos y siempre con control. Lo importante no es ser más grandes, sino seguir estando aquí dentro de 25 años, haciendo las cosas igual de bien.

— Después de 25 años, ¿dirías que estáis donde queríais estar?

Sí. Mi objetivo es muy sen­cillo: dormir bien, trabajar honradamente y estar a la altura de la confianza que los vecinos han depositado en nosotros durante un cuarto de siglo. Si seguimos así, ya hemos llegado.