
Policía Local y Policía Nacional intervinieron de madrugada y expulsaron a los okupas sin incidentes relevantes.
El antiguo hotel NH de Parla fue desalojado en apenas doce horas después de que entre 80 y 100 personas accedieran al edificio durante la madrugada del pasado lunes, 25 de noviembre. La alerta la dio un vecino que acudía a un punto limpio cercano y avisó a la Policía Local al detectar el movimiento en el inmueble, actualmente sin uso pero en buen estado.
Los okupas entraron alrededor de las 2.00 horas con maletas y pertenencias para quedarse. Según apuntan vecinos de la zona, el grupo ya había sido expulsado previamente de otro hotel vacío en la capital. Aunque el edificio carece de suministro eléctrico, las alarmas saltaron tras la entrada. En el barrio cundió el temor a una okupación prolongada, pero el desalojo se ejecutó ese mismo día. A las 14.00 horas, agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional habían evacuado por completo el inmueble con algunos ocupantes abandonando el lugar aún en pijama.
El barrio del Leguario arrastra una larga experiencia con situaciones similares. A menos de 100 metros del antiguo NH se erige el edificio de la calle Toledo, 15, okupado desde hace más de una década y donde residen más de 270 personas. La Asociación de Vecinos del Leguario ha denunciado repetidamente la falta de actuación en este enclave. Su presidente, Juan Luis Pinna, ha lamentado que la rápida intervención del lunes fue una excepción: “La diferencia es que, esta vez, el Ayuntamiento sí se lo ha tomado en serio”.
Pinna ha contado que, en cuanto comenzaron a circular las primeras noticias sobre lo ocurrido, contactó directamente con el alcalde, Ramón Jurado: “No podíamos permitirlo”. La respuesta fue positiva por parte del regidor, que instó al delegado del Gobierno, Francisco Martín, a que autorizara el desalojo lo antes posible pese a las reticencias iniciales. Éste, posteriormente, ha aplaudido públicamente la actuación policial y ha garantizado que continuará trabajando para reforzar la seguridad en Parla y en el resto de la Comunidad de Madrid.
Lo cierto es que la presión vecinal tuvo un papel destacado. “Hicimos mucha presión y la seguiremos haciendo”, ha advertido Pinna, quien recuerda que la asociación retomó su actividad recientemente ante el aumento de problemas de convivencia en la zona.
Aunque el desalojo se realizó sin incidentes relevantes, los vecinos han denunciado que algunos okupas increparon desde la azotea del hotel a los residentes del barrio y grabaron las viviendas cercanas. También se produjeron varias detenciones, entre ellas la de un hombre que lanzó amenazas tras la operación. Los residentes han señalado que otro grupo accedió a un supermercado cercano sin pagar los productos que llevaba.
La inquietud aún persiste porque algunos de los desalojados han manifestado su intención de regresar al inmueble. Los vecinos dicen que el barrio no rechaza a quienes atraviesan dificultades, sino a quienes no respetan las normas básicas de convivencia. “Hay personas con necesidades, pero también gente que no quiere trabajar y vive de negocios clandestinos”.
Mientras tanto, los vecinos reclaman que se actúe con la misma celeridad en puntos conflictivos como el edificio de la calle Toledo para evitar nuevas ocupaciones y reforzar la seguridad en todo el barrio.

















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