Ni pizca de vergüenza
Situaciones como las del último pleno no hacen otra cosa que apoyar uno de los mantras que más daño han hecho a la política de nuestro país: que todos son iguales.
Cada mes, la corporación de Valdemoro se reúne de manera aparentemente solemne para celebrar el pleno del municipio. Las sesiones pueden seguirse a través de Internet, pero la del pasado mes de octubre había generado cierto interés ante una moción para la creación de una residencia para personas con discapacidad. Un buen momento para que los representantes locales dejasen de mirarse el ombligo, pero en su lugar protagonizaron un espectáculo dantesco.
Sería injusto meter en el mismo saco a todos los grupos. En esta ocasión, Partido Popular y PSOE se llevaron todos los focos justo antes de acabar el pleno. Minutos antes, el alcalde, David Conde, había pedido la unidad de toda la corporación para aunar fuerzas y conseguir mejoras para los vecinos de Valdemoro. La arenga debió de no calar entre los suyos, que acabaron asegurando que el PSOE “es un partido de puteros”.
El grupo socialista, como no podía ser de otra manera, abandonó inmediatamente la sesión. Fue un salvavidas para sus concejales, cuyas intervenciones también estaban dejando mucho que desear en la moción presentada por el Partido Popular para pedir una investigación y la reprobación de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, por los fallos en las pulseras antimaltrato que se colocan a los agresores acusados de violencia machista y con órdenes de alejamiento. Sólo en la Comunidad de Madrid, se ha tenido constancia de al menos 40 casos.
El PSOE de Valdemoro pretendía solventar la polémica con un simple “no somos perfectos” y lanzando balones tan lejos que a punto estuvieron de salirse de la órbita. Primero, desde el partido recordaron la inexplicable y censurable ausencia de Valdemoro en el Sistema VioGén y la eliminación de los puntos de prevención de violencia sexual en las fiestas. Pero después derraparon retrotrayéndose desde los fallos en los cribados de las pruebas de cáncer de mama en Andalucía hasta el novio de Ayuso, el 11-M o el Prestige.
Flaco favor hacen los socialistas a las víctimas tratando de tapar la luna con un dedo. Los fallos ocurren y seguirán ocurriendo, por eso lo más importante es cómo se actúa ante ellos y las medidas que se implementan para que no vuelvan a ocurrir. Defensas tan ridículas como las del último pleno no hacen otra cosa que apoyar uno de los mantras que más daño han hecho a la política de nuestro país: que todos son iguales.
Y ahí llegó el PP a dar la puntilla. El mismo día en el que el teóricamente hoy dimitido presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, fue abucheado en el funeral de las víctimas de la DANA por su bochornosa –dejémoslo ahí– gestión de la tragedia, sus compaeros de Valdemoro se permitieron el lujo de no distinguir el trigo de la paja. Demasiados desmanes han cometido en los últimos tiempos el partido y la propia agrupación de Valdemoro como para realizar declaraciones tan injustas con los concejales con los que comparten corporación.
La política es y debe ser mucho más de lo que demostraron los dos grandes partidos en el último pleno municipal.


















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