
La asociación ha promovido la creación de un circuito cardiosaludable en la ciudad que ha sido posible gracias a los alumnos del Colegio Lagomar, empresas locales y el Ayuntamiento de Valdemoro.
Para los miembros de la Asociación Vida y Corazón de Valdemoro, cuidar de este órgano vital no es únicamente una meta, sino un compromiso diario. Conformada en su totalidad por 87 pacientes que han padecido alguna cardiopatía, la asociación lleva más de 15 años luchando por concienciar a la población de la importancia de mantener unos hábitos saludables.
Su presidente es Martín de la Fuente (Madrid, 1969), alguien que conoce de primera mano cómo una enfermedad cardiovascular puede cambiar tu vida de la noche a la mañana. Un aparentemente simple dolor de garganta le llevó a visitar el Hospital Infanta Elena de Valdemoro para comprobar que todo estaba bien antes de un viaje a Guinea: “Estaba alucinando porque ni siquiera me dolía el pecho, pero resultó que no sólo me estaba dando un infarto, sino que dos semanas antes había tenido otro”.
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo en la actualidad la principal causa de muerte a nivel mundial, cobrándose más de 18 millones de vidas cada año. Martín, que recuerda con agradecimiento la labor de todo el equipo del hospital, reconoce que tras el diagnóstico se sintió completamente perdido. “Ese año fui a la playa con mis hijas y no sabía si podía jugar con ellas o coger la bolsa de la compra. Entras en un mundo desconocido que tiene limitaciones”.
UNA AYUDA QUE SALVA VIDAS
El valdemoreño descubrió que la recuperación no acaba con el diagnóstico final. Martín recuerda arrepentido cómo en un primer momento rechazó participar en uno de los programas de rehabilitación cardíaca que ofrecen asociaciones como la suya. Lo hizo por “motivos laborales”, pero, curiosamente, su empresa decidió despedirle poco tiempo después.
“Fue lo mejor que me pudo pasar porque en ese momento volví a hablar con el hospital e inicié el programa de rehabilitación”, apunta. Y es que puede que aquella decisión le salvase la vida: “El 80% de las personas que terminan un programa de rehabilitación cardíaca, cuando salen, dejan de hacer totalmente ejercicio. De ese 80%, un 20% vuelve a recaer. Y las recaídas son bastante más complicadas”.
Martín y sus compañeros de la Asociación Vida y Corazón colaboran de forma altruista con el hospital de Valdemoro para asegurarse de guiar a los pacientes en el siguiente paso tras una afección cardiaca. El proceso de rehabilitación cuenta con tres fases, la primera durante el tiempo de hospitalización en la que los miembros de la entidad visitan a los enfermos.
En calidad de “pacientes expertos”, desde la entidad acompañan y comparten sus experiencias personales. La segunda fase tiene lugar justo después del alta con las sesiones supervisadas con las que los profesionales buscan recuperar y mejorar la condición física de los afectados. Por último, la tercera fase es el verdadero reto de los pacientes: comprometerse a hacer ejercicio de manera independiente.
VALDEMORO CARDIOSALUDABLE
Para hacer un poco más fácil este último punto del proceso, la Asociación Vida y Corazón ha ayudado a dar un paso para que Valdemoro se convierta en una ciudad cardiosaludable. El pasado 26 de septiembre, el alcalde, David Conde, junto con representantes de la entidad, inauguraron el circuito de máquinas instalado en el parque Duque de Ahumada.
Todos los vecinos, independientemente de si han sufrido o no una cardiopatía, podrán hacer uso de las diez máquinas con las que es posible realizar ejercicios aeróbicos y de fuerza. Esta iniciativa de la asociación, que ha costado cerca de 20.000 euros, no habría sido posible sin el apoyo de las empresas locales, el Ayuntamiento de Valdemoro y, sobre todo, los alumnos del Colegio Lagomar.
“Cuando me llamaron y me presentaron el trabajo, hice una pausa y me quedé mirando a los tres chavales”, recuerda Martín sobre el momento en el que un grupo de jóvenes del centro le transmitió su intención de conseguir fondos para el proyecto. “Les dije que no sabían la que estaban liando, que no tenían ni idea de cómo iban a cambiar las vidas de muchas personas”. La iniciativa se canalizó a través de la carrera solidaria del colegio y con la que recaudaron 9.800 euros.
Darío Sánchez Llamas, Irene María Gheorghe y Aitor Díaz Peces-Barba, los tres alumnos de Bachillerato del Lagomar que se embarcaron en la iniciativa, estuvieron presentes en la inauguración del circuito. “Nos hemos quedado fascinados, nuestra intención era ayudar lo máximo posible y dar visibilidad a estos problemas de salud”, reconocieron a ZIGZAG emocionados.
Tras este hito, la Asociación Vida y Corazón ya se ha puesto un nuevo objetivo: instalar un nuevo circuito cardiovascular junto al tercer centro de salud que está en construcción.
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