Centrar el debate

La confrontación política sigue registrando unos niveles pocas veces vistos en España. Ni siquiera el verano ha ayudado a aliviar tensiones. No en vano, España ha vivido uno de los episodios de incendios más importantes de su historia: este capítulo negro se ha saldado con 400.000 hectáreas arrasadas, ocho personas fallecidas y pérdidas económicas superiores a los 600 millones de euros.
Ni siquiera estos datos sin igual han servido para buscar un frente común. ¿El Gobierno de España destinó todos los recursos a su alcance para salvar la situación? ¿Las comunidades autónomas afectadas actuaron correctamente? ¿Financian adecuadamente a sus fuerzas de extinción de incendios? ¿Quiénes están detrás de estos episodios? ¿Debe endurecerse la ley? Todas estas preguntas han avivado otro fuego, el político, en el que como casi siempre los afectados han pasado a un segundo plano.
Los partidos olvidan, o prefieren olvidar, que detrás de estas desgracias hay víctimas reales y que sus palabras tienen un profundo calado en la sociedad. Ocurrió en Torrepacheco y aquella tensa semana en la que la población marroquí vivió noches de auténtico terror después de que un hombre fuese agredido por un grupo de migrantes. Y es que la inmigración, el tercer problema más importantes del país para según el CIS, ha sido el otro gran frente de batalla en estos meses.
La última trinchera se ha levantado en Madrid. En lo que va de año se han producido un total de 352 violaciones en la comunidad, pero sólo una ha llevado al Gobierno regional a alzar la voz contra los presuntos colectivos responsables. La terrible agresión sufrida por una niña de 14 años en las inmediaciones del Centro de Primera Acogida de menores no acompañados de Hortaleza ha llevado a la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, a señalar a los jóvenes que viven allí.
“Cada día son menores más agresivos y llegan en peores condiciones”, ha dicho la líder del Partido Popular madrileño en pleno debate por el reparto de menores migrantes que llegan a nuestras costas. El Ejecutivo también ha pedido que el presunto autor, de 17 años, sea repatriado a su país de origen junto con otros 37 menores migrantes a los que considera “inadaptados”.
Sus palabras relacionando delincuencia con inmigración han tenido un efecto inmediato. Después de varios días de incidentes, unos encapuchados agredieron a dos de los residentes del centro de Hortaleza que, recordemos, son menores de edad. Uno de ellos acabó incluso en el hospital.
Los datos aportados por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, Frontex, señalan que la inmigración irregular se ha reducido en un 34% en el último año en nuestro país. En concreto, se contabilizaron 23.931 llegadas entre el 1 de enero y el 31 de agosto, una cifra que con todo ello es la segunda más alta de todas las registrados durante el último lustro. Es evidente que España debe afrontar este problema, pero ha de hacerlo con las personas como eje exclusivo del debate.
Parece difícil que ninguno de estos dos importantes debates vaya a encararse con una voluntad real de consenso. “Dejemos a un lado la política”, dicen muchos en estos días. Pero la política no es el problema, sino la solución. Lo que hay que apartar, y de eso no hay ninguna duda, es el partidismo que tanto empobrece nuestro país.


















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