La lucha interna

Las acusaciones cruzadas, declaraciones incendiarias y los movimientos de ajedrez de los partidos copan la conversación, dejando a un lado los problemas y, sobre todo, las soluciones que deberían acompañarlos.
Tan acostumbrada está la sociedad a las intrigas políticas que muchas veces se pierde el foco sobre lo realmente importante. Las acusaciones cruzadas, declaraciones incendiarias y los movimientos de ajedrez de los partidos copan la conversación, dejando a un lado los problemas y, sobre todo, las soluciones que deberían acompañarlos.
La excepción, como en tantas otras ocasiones, la protagoniza el Gobierno de San Martín de la Vega. En este caso a costa de la situación del poblado militar de La Marañosa, abandonado desde hace años por el Ministerio de Defensa. Sobre el papel, Ayuntamiento de San Martín de la Vega únicamente debe encargarse de la recogida de basura la zona, pero ello no ha evitado que el Ejecutivo local se haya puesto del lado de los vecinos. Además de costear servicios y tareas que no le corresponde, pero que considera justas y necesarias, ha luchado codo con codo con los vecinos -y sigue haciéndolo- para que las viviendas tapiadas sean rehabilitadas.
Tras años intentándolo, finalmente nueve viviendas volverán a ser habitadas. Es un primer paso que también ha intentado en otros frentes como la recuperación de la línea de tren de Cercanías. Después de que la Comunidad de Madrid rechazase definitivamente volver a ponerla en marcha, el Gobierno sanmartinero busca ahora que sea el Ministerio de Transportes que dirige su partido el que se haga cargo.
Los socialistas puede que hayan aprendido la lección tras lo ocurrido con el vertedero. El incomprensible giro de timón de su compañera Sara Hernández durante el pasado mandato, en el que estuvo al frente de la Mancomunidad del Sur, acabó colocando la primera piedra del enorme complejo medioambiental al que la Comunidad de Madrid acaba de dar el visto bueno. La Unión Europea tendrá la última palabra, pero no hay muchas esperanzas de que pueda pararse un proyecto que supondrá perpetuar la basura en nuestro entorno. Quizás, si Pinto y San Martín hubiesen tenido una posición más firme desde el principio hoy otro gallo cantaría.
Pero, aun así, es mucho más de lo que hacen otros gobiernos, sin ir más lejos el de sus vecinos de Ciempozuelos. Raquel Jimeno guarda un silencio cómplice ante el cierre por las tardes del cuartel de la Guardia Civil, un tema que no ha vuelto a ponerse encima de la mesa desde que se tomase la decisión hace ya dos años. Tampoco se ha dirigido públicamente a su partido para saber qué ha ocurrido con el proyecto de reforma de la estación y la construcción del tantas veces demandado ascensor, que iba a licitarse en “unos meses” y ya va camino de un año desde que no se tiene noticia alguna.
Una tibieza que contrasta con las justas y continuas reivindicaciones que el Ejecutivo tiene a bien liderar en materia sanitaria. En este frente el Ayuntamiento de Ciempozuelos sí recoge firmas, hace declaraciones e incluso se desplaza a la capital para reclamar las necesarias mejoras que deben llegar al centro de salud. ¿Por qué? Porque las críticas se dirigen única y exclusivamente al Partido Popular de la Comunidad de Madrid.
Los partidos deben entender que la lucha interna que verdaderamente interesa a los ciudadanos es la de un gobierno al que no le tiembla el pulso a la hora de enfrentarse a quien sea necesario, incluso si representa sus propias siglas, con tal de defender los intereses de sus vecinos.
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