Rutinas

Termina el verano y vuelven las rutinas que, según la psicología, nos ayudan a vivir y, por tanto, conviene recuperar. Pero hay algunas que sería mejor que desparecieran, precisamente porque, al menos a mí, no me ayudan en nada. Por ejemplo, la rutina de las bombas de Netanyahu sobre Gaza, la muerte que provoca su limpieza étnica, su genocidio. No más la rutina de las fotos de niños y mayores famélicos y heridos. Por el contrario, desearía que fuera rutinaria la entrada de ayuda humanitaria en Palestina que, esa que ahora por mar, están llevado voluntarios de 44 países a través de la Global Sumud Flotilla.

 

Tampoco ayuda, salvo para recordar lo injusto del mundo, la rutina de las bombas sobre Kiev que manda un Putin que ocupa parte de Ucrania. Ni las repetidas bravuconadas de Trump, amparando todo ello. No me hace bien la rutina de las frecuentes olas de calor provocadas por la crisis climática. Más de tres mil personas han fallecido por su causa en lo que va de año. Tampoco las imágenes en gris y negro que han dejado los incendios de este verano en Castilla y León, Galicia o Asturias.

 

Ya entrados en septiembre, llegan las fiestas de Ciempozuelos que representan tanto una bendita rutina, como una disrupción en la misma. Son el momento en que nos miramos a nosotros mismos, cuando buscamos compartir espacio y actividades muy diversas y de una manera diferente. Pero, a la vez, rompen con la rutina que nos impone el fin de las vacaciones, la vuelta al trabajo, al tren, al bus, a la universidad. En el compartir festivo uno viene echando de menos una mirada más amplia, que nos abarque a todas las comunidades que formamos Ciempozuelos. Una rutina que fácilmente puede corregirse reuniendo al Consejo Municipal de Fiestas, algo que ahora nunca sucede.

 

Cambios pequeños llevados a cabo de manera sostenida acaban deviniendo en rutinas. En este caso, positivas. Aprovechemos estos días para disfrutar y encarar el curso solo con aquellas rutinas que nos ayudan a vivir mejor y trabajemos para terminar con las que constituyen una pesadilla en casa y fuera de ella.