
Cristina y Ángel, vecinos de Valdemoro y propietarios del restaurante Rincón del Ángel, en Mombeltrán, han colaborado con World Central Kitchen para apoyar a brigadas, voluntarios y cuerpos de emergencias durante los días más duros del incendio que arrasó el Valle del Tiétar.
El pasado lunes 28 de julio, se declaró un devastador incendio forestal en el sur de la provincia de Ávila, en el barranco de las Cinco Villas, afectando a los municipios de Cuevas del Valle, Mombeltrán, El Arenal y Arenas de San Pedro. El fuego, que se originó en el término municipal de Mombeltrán, no pudo ser controlado hasta el 2 de agosto. Más de 2.000 hectáreas han ardido en un entorno de alto valor natural y turístico.
Desde el corazón mismo del incendio, Cristina y Ángel, nacidos en el valle y vecinos de Valdemoro desde hace más de 25 años, han vivido la emergencia no solo como paisanos, sino también como voluntarios comprometidos. Desde su restaurante, Rincón del Ángel, se unieron a las labores de apoyo logístico para quienes trabajaban sin descanso. Y lo hicieron, además, colaborando con la organización internacional World Central Kitchen.
“Lo vivimos con una enorme preocupación, incluso volviendo a recordar los fantasmas de hace justo 16 años, cuando hubo otro gran incendio”, explica Ángel, que junto a su mujer, Cristina, se desplazan cada fin de semana a Mombeltrán para abrir las puertas del Rincón del Ángel, el mejor restaurante de la zona y una herencia familiar. “Fue una mezcla de tristeza, impotencia y desesperación. Pero incluso en las condiciones más adversas, vuelve a salir lo que tenemos en esta tierra: valentía y tesón”.
Desde el primer día, el equipo de Rincón del Ángel puso todo lo que tenía a su alcance. “Cada uno de nosotros colaboró como pudo: con avituallamiento, bocadillos, hielo, agua… Estuvimos al cien por cien con el incendio y con nuestra tierra”, añade. La llamada de World Central Kitchen llegó poco después. “Se pusieron en contacto con nosotros, trabajan de forma ejemplar. Hubo una simbiosis total. Agradecemos su labor y su profesionalidad para atender a brigadas, UME y voluntarios. Fue un privilegio compartir con ellos esa entrega”.
Ahora, con el incendio extinguido, lo que queda es la desolación. “Nos encontramos agotados física y mentalmente. El verano, que tanto esperamos en los pueblos para recibir a los paisanos y a los turistas, este año nos ha dejado tocados”, reconoce Ángel. “Pero también creemos en lo que nos define: la entereza. Ya hemos pasado por esto antes y sabemos cómo salir adelante”.
Por eso, su mensaje es claro: “Seguimos teniendo un entorno espectacular. Nuestras montañas, pozas, piscinas naturales, nuestra gastronomía. Solo necesitamos que la gente siga viniendo. Recuperar la normalidad, pasar el estado de shock. Esta tierra sigue siendo preciosa y os espera con los brazos abiertos”.
El agradecimiento de Ángel es extensivo: “Gracias a todos los que han ayudado: a las autoridades, a los vecinos de nuestro pueblo –especialmente a nuestros jóvenes– y a quienes nos han acompañado de cerca o desde la distancia. Y por supuesto, gracias a todo el equipo del Rincón del Ángel: Asun, Teresa, Cristina, Silvia, Jose, Isa... Solo pedimos que se sigan mejorando los planes de contingencia para que esto no vuelva a pasar”.
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