
El pasado 12 de mayo, recogió el Premio Talía a la Mejor Música Original por ‘Un monstruo viene a verme’. Una semana después, aún se encuentra procesando lo sucedido: “No me lo podía creer”.
La representación teatral de ‘Un monstruo viene a verme’ le ha valido a Alberto Granados Reguilón (Pinto, 1993) el premio más importante de su carrera. El pasado 12 de mayo, el pinteño se subió al escenario del Teatro Fernán Gómez de Madrid para recoger el Premio Talia a la Mejor Música Original por su trabajo en la adaptación de la novela del escritor estadounidense Patrick Ness. “33 años tiene Granados y ya ha compuesto la música de más de veinte obras de teatro. Bien merecido está este premio”, destacó la comentarista de la gala, Estibaliz Gabilondo, mientras el compositor ascendía por las escaleras para levantar la estatuilla.
Alberto tomó aire, sacó su móvil y pronunció el pequeño discurso que había preparado por si su nombre era el que se ocultaba en el sobre de la categoría, como terminó ocurriendo para su sorpresa. El premio se lo dedicó “a toda la gente que nos acompaña directa e indirectamente”, con una especial mención a David Peralto y José Luis Arellano, por enseñarle a cantar y acercarlo al teatro, y a su madre. “Como a ella le gusta decir, viva la madre que me parió”, afirmó, antes de retirarse.
Una semana después de tomar en sus manos el galardón, Alberto reconoce a ZIGZAG que no se lo esperaba para nada. “Estaba nominado con una producción como ‘Los pilares de la tierra’, con un equipo enorme y mucho presupuesto. Pensaba que iba a ir para Iván Macías y fui a disfrutar de la experiencia. No me lo podía creer”, confiesa el pinteño, contento con el reconocimiento de la Academia de las Artes Escénicas y más aún con el rumbo que está tomando su trayectoria.
Antonio Banderas, con el que Alberto intercambió unas palabras, fue uno de los grandes triunfadores de la gala de los Talía: “Le comenté que ‘Un monstruo viene a verme’ estaba justo en su teatro esos días y él fue muy majo y me explicó cómo había invertido lo consechado en Hollywood en su ciudad”. El actor malagueño no sólo se llevó la estatuilla que tenía asegurada, el Talía de Honor, sino que vio cómo ‘Gipsy’, su cuarta producción en el Teatro del Soho, era premiada con cuatro galardones: Mejor Actriz y Mejor Actor de Reparto de Teatro Musical, Mejor Espectáculo de Teatro Musical y Mejor Director Musical.
Los orígenes
El idilio de Alberto con la música empezó a los seis años, cuando inició sus estudios de flauta travesera en la Escuela Municipal de Música de Pinto. Por aquel entonces cursaba Educación Primaria en el Colegio Buenos Aires, cuyas aulas abandonaría para continuar su formación en el Instituto Pablo Picasso antes de irse a Madrid a hacer el Bachillerato Artístico en el Instituto Isabel la Católica.
Sus padres probaron varias actividades y vieron que habían acertado de lleno con las extraescolares de música. “También entré a formar parte de un coro infantil. Por aquel entonces estaba en marcha el programa ‘Padre Soler’, que juntaba a jóvenes del sur de Madrid para cantar. Las conexiones que se generaron bajo la dirección de David Peralto terminaron dando lugar a la Fundación Teatro La Joven, con la que tanto he trabajado”, indica el compositor. Sin ir más lejos, la compañía se encuentra detrás del montaje de ‘Un monstruo viene a verme’.
Para convertirse en el profesional que es hoy en día, Alberto se marchó a Róterdam a estudiar la carrera de Composición y continuó su periplo europeo realizando un máster en Amsterdam antes de regresar a España a labrarse un futuro. “Me fui fuera por el mayor apoyo que tienen las artes en otros países, donde se les da más valor y hay tendencias más novedosas, y por la experiencia personal de salir de España”, apunta el pinteño, que dio el paso definitivo para dedicarse a la música cuando decidió irse a Holanda. “En la adolescencia ya tenía claro que era lo que más me llenaba, pero marcharme para perseguir el mejor título marcó un antes y un después”.
Su formación convirtió la orquesta en su instrumento, ante la necesidad de saber tocar y poseer conocimientos de muchos de los distintos miembros que la componen para poder componer y labrarse la carrera que poco a poco ha ido construyendo, con hueco para la docencia, la creación y la dirección.
Más de veinte obras
En los años que han pasado desde que empezó a estudiar flauta travesera en la Escuela Municipal de Música de Pinto cuando era tan sólo un niño, Alberto ha hecho de todo. Desde trabajar como compositor en más de una veintena de obras teatrales y de piezas para danza y cine, destacando su implicación en representaciones como la versión de ‘Macbeth’ de Alfredo Sanzol, hasta dar clases de música electrónica en la Escuela Municipal María Dolores Pradera de Madrid y dirigir la Coral Polifónica de Parla y, ocasionalmente, la Joven Orquesta Bohème.
En lo que respecta a su palmarés, ha llegado a ser candidato a los Premios Max de las Artes Escénicas en varias ocasiones, la última este año con ‘Un monstruo viene a verme’, y cuenta con un premio por su trabajo en el corto ‘So Loud The Sky Can Hear Us’, que recibió el galardón a la Mejor Banda Sonora en el Lago Film Festival 2022. “Me enfrenté al reto de convertir cánticos de fútbol en canciones corales para el corto, que explora cómo este deporte puede cohesionar barrios desfavorecidos”.
Alberto no sólo trabaja en los espectáculos y producciones de otros, sino que también desarrolla en paralelo sus propios proyectos personales, entre los que se encuentran la creación de nanas para adultos; de electrocopla, composiciones en las que fusiona música electrónica y copla, y de raves de música clásica bautizadas como ‘Classical Sound System’.
El monstruo
La oportunidad de crear la música original que le ha dado el Premio Talía le llegó por su labrada experiencia trabajando para La Joven. “Quisieron traducir la versión de la obra que ya existía al español y contaron conmigo. Yo no había visto la película y no conocía mucho la historia. Quedé un día con mi abuela para verla y no quise volver a visionarla ni escuchar su banda sonora de nuevo porque prefería conocerla poco”, comenta Alberto, que prefirió trabajar sobre el texto original y no sonar como los compases de Fernando Velázquez ni buscar no hacerlo.
Las composiciones fueron cogiendo forma a medida que se ensayaba la representación, algo que diferencia al teatro del cine. “En el cine se rueda y el montaje te llega ya casi cerrado para que hagas la música. Lo bonito del teatro es que, al estar los músicos en la sala de ensayo, puedes participar del proceso creativo inminente y se puede crear en conjunto”, concreta, puntualizando que la mayoría de canciones de ‘Un monstruo viene a verme’ fueron grabadas de antemano, aunque hay un par que los actores cantan en directo en las representaciones.
La obra, finalista a la categoría de Mejor Espectáculo de la edición XXVIII de los Premios Max de las Artes Escénicas, llega este viernes a Mallorca en su gira por España. “Como está nominada y ha ganado premios, está triunfando bastante”, celebra Alberto, al que nada satisface más que un actor o actriz se acerque a decirle que sus composiciones le ayudan a meterse en escena. “No es ya que le llegue al público, sino que también le sirve a la persona que está encarnando la escena. Es algo precioso que demuestra el importante papel que juega la música en las artes escénicas y audiovisuales”.
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