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Carlos Lapeña Morón

Cazar elefantes

Martes, 08 de Mayo de 2012 Tiempo de lectura:

Hay muchas maneras de cazar elefantes. Cazar elefantes siempre aumenta la distancia... mejor dicho, aumenta las distancias. La distancia entre el cazador y el elefante. La distancia entre el cazador y el espectador. La distancia entre el elefante y el espectador. La distancia entre el cazador y el elefante con el espectador. Cazar elefantes es seguro. A pesar de las dimensiones, no resulta especialmente peligroso cazar elefantes. Hay unas armas estupendas para cazar cualquier cosa. El cazador mismo las fabrica y las vende. El espectador puede estar satisfecho con el simple hecho de serlo. La propaganda insiste en las bondades de ser espectador. La caza es un buen deporte. La expectación también lo es. Un rey puede cazar elefantes. Un gobierno puede cazar elefantes. Los bancos pueden cazar elefantes. Los brokers pueden cazar elefantes. Cazar elefantes significa erigirse en dueño de las distancias. El cazador decide, el espectador acepta, los elefantes... barritan. La monarquía se distancia de los ciudadanos cuando caza elefantes literales. El gobierno se distancia de los ciudadanos cuando caza elefantes metafóricos. La caza metafórica de elefantes es el modo distante de gobernar un país. Pedir sacrificios a los ciudadanos, imponer recortes a los ciudadanos, sin predicar con el ejemplo, es cazar elefantes. Aplicar políticas de austeridad sin tocar a la clase política es cazar elefantes. Mantener el estatus privilegiado de la clase, casta, política mientras los ciudadanos sudan sangre porque ya no les queda ni sudor que sudar, es cazar elefantes. Hay muchas maneras de cazar elefantes y todas tienen que ver con la indecencia. El sistema financiero es indecente. Los mercados son indecentes. Los políticos que padecemos son indecentes. La distancia abismal entre todos ellos y los ciudadanos es indecente. Igual tenemos que hacernos cazadores todos.

Carlos Lapeña es escritor

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