Marisol y Daniel frente a la puerta de su casa, la pequeña Laponia de Pinto.El número 7 de la calle Cartuja se transforma en estas fechas para recibir la visita de Papá Noel y de los cientos de curiosos que acuden a tomarse una fotografía subidos al trineo a tamaño real aparcado a su puerta.
Desde hace un mes, los vecinos más pequeños de la calle Cartuja de Pinto llegan más tarde de lo habitual a casa después de las clases. El culpable reside en el número 7 de esta vía, tras una fachada roja a juego con su abrigado traje. Los niños no faltan ningún día a su visita a la vivienda de Marisol Pardo y Daniel Bosch, a la que cada Navidad se muda de forma momentánea Papá Noel, aparcando a la puerta su trineo a tamaño real para que niños y no tan niños puedan subirse a él y ponerse en su piel.
La magia en esta vivienda unifamiliar empieza pocos días después de la retirada de la decoración de Halloween. Los esqueletos y las telarañas vuelven a la buhardilla y al sótano para dejar paso a las coronas, las campanas y los calcetines bajo la chimenea, que generan el escenario perfecto para la esperada estancia de Santa Claus. “A los dos nos gusta la Navidad y empezamos a decorar cuando nos juntamos hace doce años. La casa está algo escondida, por lo que la gente no se empezó a fijar en ella hasta que colocamos objetos en el tejado y el boom se produjo con la llegada del trineo pequeño y la entrada teñida de rojo el año pasado”, explica Marisol, haciendo las veces de anfitriona en un salón al que tampoco le falta detalle. No hay recoveco sin espumillón, las galletas con formas navideñas aguardan a la mesa y los villancicos no dejan de sonar mientras relata el proceso para recrear Laponia en Pinto.
El trineo de madera que vecinos y visitantes pueden emplear como fondo perfecto para sus fotografías navideñas fue una promesa de la pareja a quienes llevan ya un tiempo acercándose a su puerta. “Le ponemos la máquina de nieve detrás e impresiona mucho la estampa”, comenta Daniel, aclarando orgulloso que todo lo han hecho ellos desde cero, gracias a la experiencia que ambos acumulan a sus espaldas. Ella en decoración y él fabricando carrozas para las fiestas de Rosas, su pueblo natal, junto a los compañeros del grupo local de teatro. “Al final era hacer un trineo como el que tenemos en el patio en grande para participar en los pasacalles”.
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Sus manos han sido las encargadas de lijar la madera, pintar las piezas necesarias, crear las pequeñas puertas que permiten acceder cómodamente a su interior y tapizar los asientos en los que se acomodan las tardes de este frío mes de diciembre las familias que se acercan a este rincón de Pinto procedentes de otros puntos de la localidad, de municipios como Móstoles, Parla o El Molar o incluso de provincias como Zaragoza o Valladolid. “Fíjate que no tendrán más cerca Madrid con toda la decoración que hay. Y muchos nos dicen que no, que quieren venir a ver nuestra casa porque lo ven como algo más especial”, expresa Marisol, con la ilusión de una niña a quien el tiempo no ha robado el entusiasmo por la llegada de esta época de reunión y agradecimiento.
¿Y qué es lo que impulsa todo este voluntario esfuerzo? En palabras de la pareja, “aportar alegría a los otros”. Su lista de anécdotas con momentos emotivos vividos en el entorno navideño que rodea su casa en estas fechas es interminable: los niños que pasan cada día frente a su casa para saludar a la figura de Papá Noel situada a la entrada, el copiloto de un coche de la Policía Local que no pudo evitar sacar el móvil para grabar la escena cuando estaba de patrulla por Pinto, la sonrisa de un abuelo sentado en el trineo junto a sus nietos… son tan sólo algunos de los momentos que motivan a Marisol y Daniel a levantarse cada tarde del sofá para repetir un día más lo que se ha convertido en su particular rutina.
Alrededor de las seis de la tarde, cuando empieza a oscurecer, sacan con tranquilidad el trineo y la máquina de nieve a la calle para que empiece la fiesta, que en los días laborales no suele terminar hasta las nueve. “Cenamos y prácticamente nos vamos a la cama, porque yo me levanto muy temprano para trabajar. Los festivos y los fines de semana la cosa se alarga más”, continúa relatando Daniel. “Nosotros no sabemos qué alumbrado hay en Pinto porque apenas salimos. El otro día fuimos a Toledo para ayudar a unos amigos y cuando llegamos, pasadas las seis, ya había gente en la puerta esperando”, añade Marisol, afirmando contundentemente que para ellos todo este sacrificio merece la pena.
A pesar de las horas y del cansancio derivado de compaginar sus trabajos con esta altruista labor, la pareja se niega a aceptar o pedir incentivo económico alguno por visitar su pequeña aldea de Santa Claus. Gestos como colocar una hucha para pedir un donativo o poner un precio a las fotografías con el trineo artesanal no harían más que convertir una labor que hacen “de corazón” en una obligación. “Si fuera por economía ya te digo yo que esto no interesa”, sentencia Marisol.
El precio de traer Laponia a Pinto
A la inversión de tiempo hay que sumarle también la parte económica que supone adquirir todo lo necesario para trasladar a los pinteños, aunque sea por unos segundos, a Laponia. Al contrario de lo que puede parecer al ver la cantidad de luces y de muñecos, decorar la casa de la calle Cartuja no supone un gran expendio. “La gente se piensa que los inflables son caros y no es así. Y en luz no gastamos más de lo habitual porque todo son bombillas LED. Gastas más teniendo un ordenador encendido”, comenta Daniel, recordando las palabras de una niña pequeña que les comentó que debían “estar forrados” para poder tener una casa así de decorada.
“Ojalá. Pero nada más lejos de la realidad. Somos mileuristas y vamos añadiendo cada año alguna novedad”, señala, adelantando su idea de teñir el trineo de rosa para poder aprovecharlo en San Valentín, colocándolo junto a un corazón a la puerta de su casa a fin de sumar una nueva fiesta a su calendario: la del día de los enamorados.
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¿Hasta cuándo se podrá visitar la casa de Papá Noel en Pinto?
Este año, Marisol y Daniel mantendrán las luces, los muñecos de nieve y los trineos hasta el 7 de enero, cumpliendo con el plazo estipulado en el concurso de decoración de balcones convocado por el Ayuntamiento de Pinto al que han decidido presentarse. “Los vecinos nos dijeron que no fuésemos tontos. Al final, no es lo mismo participar en una competición que pedir dinero de forma directa a quien se acerca a nuestra puerta”, explica la pareja.
Optan a llevarse una de las tres recompensas —valoradas en 300, 200 y 100 euros, respectivamente— de la categoría de patios delanteros de viviendas unifamiliares, cuyos ganadores se darán a conocer el día 10 de enero. Resulten o no galardonados, no cabe duda de que ya han conseguido hacerse con el corazón de todos los que se han acercado a su domicilio. “No hay mejor premio en esta Navidad”.
![[Img #37057]](https://zigzagdigital.com/upload/images/12_2023/2076_marisol-y-daniel.jpg)



















Ricardo | Lunes, 18 de Diciembre de 2023 a las 18:04:10 horas
Todo un ejemplo, son toda una institución entre los peques del pueblo, se les debería dar un reconocimiento desde el Ayuntamiento.
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