Víctor Tapiador.La familia asume que se trata de él, a espera de que lo confirmen los resultados de la prueba de ADN. Los primeros indicios apuntan a que la causa de la muerte fue un suicidio por electrocución.
La familia de Víctor Tapiador, el joven de Aranjuez que llevaba en paradero desconocido desde hace seis meses, ha dado por concluida su búsqueda tras recibir el pasado martes la noticia del hallazgo de un cadáver con sus mismos tatuajes y la ropa que llevaba en el momento de su desaparición. El cuerpo fue hallado el pasado lunes por unos operarios detrás del Mar de Ontígola, entre las carreteras N-400 y A-4.
A la espera de que se realicen la autopsia y la prueba de ADN que confirmen su identidad y las causas de la muerte, la principal hipótesis que se baraja es que el joven tomó la decisión de suicidarse por electrocución, dado que el cuerpo fue localizado junto a una torre de electricidad.
Un caso archivado por falta de indicios de criminalidad
La última imagen que se tuvo de él la captaron las cámaras de un supermercado en el que aparcó su coche el 8 de marzo sobre las 23.30 horas. Volvió a dejar dentro su cazadora, cuando en la calle hacía 8 grados, y salió caminando hacia la rotonda por la que se entra a Aranjuez por la A-4, momento en el que se le perdió el rastro. Ese día había comido con su hermana, después de acudir a trabajar al centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, y le había escrito a su madre que subiría pronto a casa, mientras se tomaba un café con un amigo entorno a las 17.00 horas. Ninguno notó algo raro en el comportamiento de Víctor.
Ante la falta de pruebas, la Policía consideró que se trataba de una desaparición voluntaria, sin indicios de criminalidad, y el juzgado archivó provisionalmente el caso. La familia presentó un recurso de apelación, con la esperanza de conseguir que la investigación continuase y que la conclusión fuese distinta a la que finalmente se ha dado.
Trabajaba en Ciempozuelos desde los 18 años
Víctor, que hubiese cumplido 26 años el pasado 9 de agosto, llevaba desde los 18 trabajando como auxiliar en el centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, plantilla de la que también forman parte su padre y su hermana, como relató su progenitora en una entrevista concedida al periódico El País. Le habían hecho fijo tras sacarse el título de integrador social hace un año y se encontraba organizando un torneo solidario de pádel, cancelado por su desaparición.
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