Cualquier profesional que trabaje por cuenta propia está expuesto al riesgo de que, durante o como consecuencia del desarrollo de su actividad, terceras personas resulten perjudicadas, con la consiguiente reclamación económica.
A ellos están dirigidos los seguros para autónomos, unos productos que están específicamente diseñados para proteger al profesional o trabajador autónomo de esas y otras situaciones, según la tipología de su sector de actividad.
Seguros multirriesgo comerciales y empresariales
En este sentido, los seguros para autónomos más versátiles y completos son los denominados seguros multirriesgo de comercio o empresa.
Un seguro multirriesgo es un producto que incluye un paquete de coberturas, especialmente adaptadas para el sector de actividad en el que el autónomo desempeña su trabajo.
A modo de ejemplo, para un pequeño comercio, las coberturas imprescindibles de un seguro multirriesgo son:
- Incendio
- Robo
- Atraco
- Daños por agua
- Riesgos eléctricos
En cualquier caso, en un seguro multirriesgo las coberturas específicas sectoriales siempre van acompañadas de otra que no es menos importante: la denominada cobertura de responsabilidad civil profesional, de la que hablaremos más adelante
La responsabilidad civil profesional: la espada de Damocles de los profesionales y trabajadores autónomos
Y es que la responsabilidad civil es la auténtica espada de Damocles de cualquier autónomo. Sin entrar en profundidades, la responsabilidad civil es la obligación legal de reparar cualquier daño ocasionado a terceros y/o de indemnizar por ese daño.
Esto implica que, si como consecuencia del desempeño profesional de un autónomo alguien resulta perjudicado, este último tiene todo el derecho legal a exigir una reparación del daño y/o una indemnización por los posibles perjuicios sobrevenidos.
Un ejemplo es el de un técnico de ordenadores que entrega un equipo deficientemente reparado. El propietario puede, además de reclamar la correcta reparación del aparato, solicitar una indemnización por los días que ha permanecido sin ordenador. En este ejemplo, la cuestión se zanjaría con un puñado de euros.
Otro ejemplo es el de un mecánico que comete un error con los frenos de un vehículo, por lo que su conductor sufre un accidente y fallece. En este otro caso, el montante de la indemnización podría arruinar económicamente al trabajador autónomo.
Y un tercer ejemplo intermedio es el de un cliente que resbala en una tienda y sufre una fractura de rodilla.
La cobertura de responsabilidad civil y el seguro de responsabilidad civil
La buena noticia para los autónomos es que esos riesgos están incluidos en la cobertura de responsabilidad civil de los seguros multirriesgo sectoriales.
Y para aquellos profesionales que no ejercen su actividad en un local, la opción es la contratación de un seguro de responsabilidad civil específico.
Añadimos que, en ciertos sectores de actividad empresarial o profesional, como los que siguen, es obligatorio tener cubierta la responsabilidad civil:
- Actividades desarrolladas en locales abiertos al público
- Administradores concursales
- Agencias de viaje
- Gimnasios y centros deportivos
- Intermediarios financieros y corredores de seguros
- Médicos y demás profesionales sanitarios
- Pirotécnicos
- Taxistas y transportistas de viajeros
Concluyendo, si eres autónomo y no tienes asegurada tu responsabilidad civil profesional, aunque no tengas obligación legal de hacerlo, nuestra recomendación es que no arriesgues y contrates tu seguro cuanto antes.
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