El baile de la silla en Valdemoro

Lo que nadie se podía imaginar cuando votamos en las últimas elecciones municipales, allá por 2019, ha ocurrido fatalmente. Los vecinos y vecinas tenemos un concejal al que nadie ha votado sencillamente porque no iba en ninguna lista. Tenemos un edil “designado” desde una instancia lejana y extraña a Valdemoro que no ha preguntado a nadie de aquí cual podría ser la solución más adecuada para afrontar el último tramo de la legislatura.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? El equipo de gobierno tampoco ha dado ninguna explicación, pero desde fuera parece “la casa de Tócame Roque”. Durante estos años han ido dimitiendo en cascada los concejales de Ciudadanos; de los siete concejales elegidos originalmente han dimitido siete. Solo han resistido la fiebre dimisionaria el alcalde, Sergio Parra y su primera teniente de alcalde. El resto se han ido, incluso aquellos que entraron sustituyendo a otro que había dimitido antes.

En total han pasado por las filas del gobierno local diez personas que han dimitido sin que en realidad sepamos sus razones. Solo se nos ha informado con manidos eufemismos del tipo “razones personales”.

¿Pero, qué ha ocurrido con el resto de candidatos? De una lista de 25 aspirantes y dos suplentes hoy Ciudadanos se ha quedado sin ningún compañero que quiera coger el acta del próximo edil en dimitir ¿No les parece raro?

Así, la lista ha ido corriendo, corriendo, corriendo… hasta que ya no había ningún candidato electo del que tirar para ocupar el último cargo que ha quedado vacío por la sexta dimisión de un concejal y así, bajo el amparo de la Junta Electoral, será designado al cargo de concejal de Hacienda una persona elegida a dedo por el partido, un ciudadano que no ha sido elegido por los vecinos en las urnas, sino que sale del despacho como un conejo de la chistera.

Será legal, pero nos parece poco respetuoso con la voluntad democrática que expresaron los vecinos en su momento. Será legal, pero, por lo que sabemos, el nuevo concejal “designado” nada tiene que ver con Valdemoro: no es de aquí, no ha estado nunca aquí, no sabe nada de aquí. Su puesto se lo debe a una de esas redes clientelares que se tejen en los sótanos de los partidos.

Y esto es así porque, según sabemos, desde el ‘laboratorio’ de Ciudadanos ni siquiera se han molestado en llamar al alcalde para ver si conocía a alguien capaz y competente, representativo de Valdemoro, que quisiera ocupar el cargo vacante. No, nos han lanzado un paracaidista que se levantará algo más de 3.000 euros al mes de los contribuyentes de nuestra ciudad.

Agravios que padecemos los valdemoreños por las intrigas internas de un partido, Ciudadanos, que venía a regenerar la política pero que no es capaz de regenerarse a sí mismo.

En cualquier caso, los vecinos merecemos una explicación. Personalmente sé que es mucho pedir a un primer edil que se esconde de sus conciudadanos, pero espero que tarde o temprano nos enteraremos del porqué de tantas dimisiones y del porqué ninguno del resto de los candidatos haya querido recoger el acta que le correspondía, hasta el punto de tener que recurrir a un paracaidista al que nadie conoce.