Pinto se queda sin ideas

No hace falta ser un sesudo analista, sólo basta con dar un paseo por la calle o afinar el oído en cualquier comercio, terraza o evento municipal. Existe un clamor unánime: Pinto ha perdido el rumbo, encadena varias legislaturas de retroceso y no existe un proyecto de ciudad. Nuestra localidad exhibe calles, parques y jardines completamente abandonados mientras que el mayor proyecto que se avecina es la ampliación del macrovertedero de basura gracias al impulso del PSOE en la mancomunidad de municipios y del PP en la Comunidad de Madrid. Nuestro consistorio sólo destaca buscando excusas delirantes que justifiquen, o eso intenten, su alarmante pasotismo, lejanía e incompetencia.

Los partidos de la oposición se afanaron en denunciar todos los errores - reales e imaginarios - de este gobierno en el pasado debate sobre el estado del municipio. Eso sí, no presentaron absolutamente ninguna propuesta. Tampoco se molestaron en presentar enmiendas o alegaciones a los presupuestos municipales para decir qué querían a excepción de Ciudadanos, un partido en agonizantes vías de extinción. Parece, por triste que sea, que todo se reduce a que hay unas personas que mandan y otras que sólo critican y les gustaría mandar. Pero no nos engañemos, no existe ninguna alternativa ilusionante ni un proyecto de ciudad claro, ambicioso y sólido que devuelva a Pinto al lugar que se merece. Un proyecto que cubra las necesidades más básicas de todos los barrios como la seguridad ciudadana, calles limpias, parques y jardines bien cuidados y con repoblaciones masivas de arbolado, áreas de ocio infantil a la altura de una ciudad de más de 50.000 habitantes... Y también un proyecto que encare el futuro con determinación y tenga claro cómo quiere crecer, qué nuevas dotaciones desea construir y qué proyecto económico quiere impulsar para dinamizar nuestro comercio, mantener y atraer empresas y generar empleo de calidad.

El tiempo pasa y la legislatura agoniza. Nadie parece tener interés en levantar la mano para guiar el timón de un barco que navega sin ton ni son por un mar que no conoce. Y los ciudadanos tomaremos buena nota, porque llevamos demasiado tiempo soportando la mediocridad y lamentando que Pinto se queda sin ideas.