PP y PSOE no están a la altura de Pinto

En el pleno de la Asamblea de Madrid celebrado el pasado 5 de mayo se perpetró una de las mayores traiciones que se recuerdan contra los intereses de Pinto. El asunto ya se había anticipado. Yo mismo escribí el pasado mes de marzo un artículo en este mismo medio titulado "Que Rabaneda vote contra el vertedero o dimita". Porque eso era lo que se votaba, una propuesta en la que se instaba al gobierno de la Comunidad de Madrid a no dar el visto bueno a la ampliación del macrovertedero de Pinto (que, recordemos, nada menos que financia el 50%), reformular su estrategia regional de tratamiento de residuos y coordinar con la Mancomunidad de Municipios del Sur una alternativa sostenible y compatible con el bienestar, la salud y el futuro de las personas. No fue posible. Miriam Rabaneda y el PP votaron en contra y el PSOE se descolgó por sorpresa con una humillante y cobarde abstención, en la que también participó la socialista pinteña Lorena Morales. VOX, que también votó en contra, fue incluso más allá proponiendo que los residuos directamente se quemen. Cierto es que quien lo hizo no vive en Pinto sino en el barrio de Salamanca.

Que los partidos políticos mayoritarios funcionan en los municipios como franquicias en las que sus cargos electos sólo defienden sus intereses particulares y partidistas, en lugar de ser quienes defiendan los intereses de la ciudad en el seno de su partido, tampoco es ninguna novedad. Pero sin embargo, ante votaciones de este calado, tras haber tenido lugar en Pinto la mayor manifestación de toda su historia contra este proyecto infame, uno siempre espera que una de sus representantes tome la palabra y se ponga del lado de sus vecinos.

PP y PSOE han dejado claro que ni están ni se les espera. El deterioro absoluto de la ciudad se ve acompañado de una actitud negligente que pretende hundir el futuro de Pinto bajo toneladas de basura. No sabemos si alguien les ha pagado algún precio, entendemos que no, pero lo cierto esta puñalada parece buscar nada más y nada menos que no molestar a los dirigentes de sus partidos y seguir asegurándose una silla, ya sea en el pleno de Pinto, en la Asamblea de Madrid o donde sea. Y puede sonar grueso, pero esto también es corrupción. Así que conviene que tomemos nota, porque al menos sinceros son y dejan muy claro que PP y PSOE no están a la altura de Pinto.