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El Centro Social Vicente Ferrer: 10 años ayudando a las familias de Valdemoro

Laura Álvarez Gurrea Jueves, 14 de Abril de 2022 Tiempo de lectura:
Teresa Almendros, directora del Centro Social Vicente Ferrer.Teresa Almendros, directora del Centro Social Vicente Ferrer.

Teresa Almendros (Toledo, 1965) dirige desde hace ocho años el Centro Social Vicente Ferrer de Valdemoro. Durante este tiempo la institución se ha ido convirtiendo en su segunda casa y Teresa, en ese miembro de la familia al que todos acuden con certeza de que encontrará una solución al problema. 


Teresa, empleada municipal de la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valdemoro, de la que depende el centro Vicente Ferrer, entró por primera vez al Consistorio en 1986. “Había que reconducir un centro que estaba abierto, pero que no tenía la estructura que dictaba la Administración Pública. Ahora, me siento orgullosa de que el Vicente Ferrer sea un referente de gestión pública en el ámbito social”, cuenta Teresa. 


Con humildad, Teresa reconoce que su trabajo no es sencillo. “Hay que tener bastantes conocimientos de cómo trabaja la administración pública, pero también son esenciales la empatía y el compromiso social. Por supuesto que cualquiera podría estar cumpliendo las horas sin sensación de compromiso, pero no es mi caso”, declara esta vecina de Valdemoro. 

 

Un centro social, no una casa de acogida


El Centro Social Vicente Ferrer, ubicado en número 117 de la avenida de España de Valdemoro, no es una casa de acogida. Desde 2012 funciona como una especie de “centro de compra”, como dice Teresa, que ofrece carros de alimentos, bolsas de ropa, juguetes y platos de comida preparada. 


Todas las familias que atienden en el centro han sido previamente valoradas y derivadas desde los Servicios Sociales de Valdemoro. “El centro es un instrumento al servicio de los vecinos del municipio, pero si viene alguien necesitado desde aquí no podemos ayudarle, tenemos que enviarle a Servicios Sociales”, explica su responsable. 


Una cocina, cinco almacenes —dos con juguetes, uno hoy repleto con productos que se enviarán a Ucrania, otro con alimentos y el último, con ropa—, dos despachos y un pintoresco jardín componen las instalaciones de las tres plantas del edificio. 


A día de hoy, siete trabajadores municipales se encargan cada día de poner en marcha todas las tareas de esta institución. Sin embargo, la falta de recursos humanos es uno de los flancos débiles del Vicente Ferrer, según apunta Teresa: “Habría que incrementar el número de trabajadores para que el funcionamiento del centro no se viese afectado”. 


Los gastos corrientes de las instalaciones, como la luz o el agua, así como los sueldos de los trabajadores, corren a cuenta de las arcas municipales. Además, el Ayuntamiento también asume una partida presupuestaria de 15.000 euros anuales. Con este presupuesto, la institución compra los alimentos para poder llenar su despensa y los carros de la compra de las familias que acuden. También el Banco de Alimentos colabora para llenar las estanterías del almacén de comida del Vicente Ferrer a través de un convenio con el Consistorio. 


“Pero el verdadero motor del centro lo componen los gestos de agradecimiento y todas las familias que han pasado por aquí”, señala Teresa. 


¿A quién ayuda el centro?


237 familias han conseguido atravesar toda la burocracia que exigen las ayudas sociales del Ayuntamiento de Valdemoro y son las que semanalmente, y siempre bajo cita previa, acuden al centro a por comida recién hecha o a rellenar el carrito de la compra. 


“Durante la pandemia llegaron a ser 450 familias las que dependían del centro y, antes de la pandemia, la media era de 165”, explica Teresa. 


Almendros aprecia el respaldo que han ofrecido al centro los diferentes equipos de gobierno que han pasado por el Ayuntamiento de Valdemoro a lo largo de su historia, pero pide un mayor compromiso durante crisis como la vivida por el covid-19. “Yo no soy la más indicada para valorar los Servicios Sociales de Valdemoro, pero sí creo que la pandemia ha sido mucho más grave para las familias más desfavorecidas y han demandado más atención”, declara Teresa. Extra de atención que no se ha visto reflejado en el centro social, que, salvo en situaciones excepcionales, ha seguido trabajando con el mismo personal y las mismas ayudas. 

 

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El Vicente Ferrer durante la pandemia

 

Las puertas del centro social permanecieron abiertas durante el confinamiento, pero sin sus 30 voluntarios (a los que hoy todavía se echa en falta). Fue en esos meses cuando el número de familias que acudían al Vicente Ferrer en busca de ayuda aumentó exponencialmente. “Hubo familias que se vieron obligadas a permanecer en Valdemoro debido al cierre de fronteras. En ese momento sí se reforzó el personal municipal. Además se habilitó una sala en el pabellón municipal Juan Antonio Samaranch para evitar las aglomeraciones en la sede”, cuenta Teresa. 


Debido a la emergencia social que vivieron muchas familias de Madrid durante el primer año de la pandemia, el Vicente Ferrer dio alimentos y ayuda a todos los ciudadanos que se acercaron a su puerta, fueran o no vecinos de Valdemoro. 

 


AVALSO,  un motor del Vicente Ferrer


La Asociación Valdemoro Solidario (AVALSO) es una pieza clave en el engranaje del Vicente Ferrer. Marisela Suárez (1974, Venezuela), presidenta de la asociación, cierra los últimos tuppers con la comida recién preparada por los voluntarios de la asociación mientras explica a ZIGZAG algunos detalles de AVALSO. “Preparamos comida de lunes a viernes para 21 usuarios”, apunta esta voluntaria. 


En el año 2015, AVALSO firmó su primer Convenio de Colaboración con el Ayuntamiento de Valdemoro —no recibe subvención, pero el Consistorio sí sufraga los gastos de las compras de la cocina, lo que permite a sus 12 voluntarios cocinar diariamente para las personas adscritas al programa de comida preparada—. Además, la asociación recibe el apoyo económico de empresas, entidades locales y vecinos y se autofinancia con las ventas en los mercadillos solidarios que organiza. 


Además, AVALSO tiene otros proyectos en activo, como el asesoramiento a inmigrantes, el apoyo en la gestión administrativa para las familias no empadronadas en el municipio o los proyectos con personas dependientes.  


 

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