Poderoso lenguaje
Me parece apasionante todo lo relacionado con el empleo del
lenguaje, la selección de la información para comunicar un determinado mensaje,
la orientación de los mensajes para contar una cosa y a la vez ocultar otra, lo
que una declaración tiene de evidencia sobre el tipo de persona que es quien la
hace y su manera de entender la vida, las relaciones o el trabajo.
Por ejemplo, que un alcalde pague a los trabajadores municipales el 40% del sueldo del mes de enero el 9 de febrero, después de varios meses de incumplimientos repetidos en ese sentido, y afirme que "la nómina está garantizada", significa que, o bien ha involucionado a edad preescolar, o bien nos toma por idiotas.
Otro ejemplo: si un concejal declara que ha recortado un 80% el presupuesto para carnavales, conseguirá el aplauso vecinal, sin duda, pero en realidad está afirmando que considera necesario gastar algo en ese tipo de servicios (y aquí puede sustituirse carnaval por fiestas, conciertos, teatro, luces, carrozas, móviles último modelo, viajes organizados, becas, premios o cargos de confianza), por muy secas que estén las arcas municipales. Si además no da esa difusión a otras actuaciones igualmente interesantes como, por ejemplo, que las sesiones de cuentos de las bibliotecas municipales se han incrementado y se pagan en metálico y al momento (para regocijo de cuentistas y cabreo morrocotudo de acreedores, imagino), la manipulación informativa y la incoherencia profesional son evidentes.
Y un ejemplo más: si un consejero delegado afirma que no hay dinero y al día siguiente, de repente, paga el 40% de las nóminas, haciendo magia u obrando el milagro (parcial, eso sí), significa que, efectivamente, las cosas existen en cuanto son nombradas, aun en sentido negativo.
Así que, confiando en el poder creador del lenguaje, hago la prueba y pronuncio el conjuro: alcalde, bonico, paga el dinerico. A ver qué pasa.
Publicado originalmente en el blog de Lapeña "Mi mano verde"
Pedro Arcos Santos | Viernes, 24 de Febrero de 2012 a las 12:20:12 horas
Carlos, perdona esta intromisión, pero tu artículo me ha recordado a cuando estuve en la UVI dos meses y solo pudiendo mover los párpados mi mujer y yo nos inventamos un canal de comunicación. Ella dictaba las letras del abecedario y yo cerraba el párpado en las letras adecuadas para formar la palabra. Vital comunicarse.
A veces, también es verdad, mejor que no te informen, más si encima no lo has solicitado. Es como cuando el gestor de turno anuncia a los trabajadores la inmediata privatización de un servicio. "No se preocupen por sus puestos de trabajo", dicen, están garantizados. Claro el currito de turno piensa mal, y acierta por cierto, ni yo he preguntado por mi puesto de trabajo ni sabía que ahora vienen con garantía como si fuera una lavadora.
A los tres meses a la calle.
Es como si en la UVI el médico me hubiera dicho: Pedro, va todo perfecto. Vayase usted a la mierda, hubiera pensado por no haberlo poder gritado.
Pero no, tuve suerte me salvaron la vida. Unos médicos que, por cierto, ganan menos que muchos gestores. Algo habrá que cambiar, digo yo.
Pedro Arcos
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