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Anna, la ucraniana que movilizó Pinto para enviar ayuda a su país: “Estoy muy orgullosa de mis vecinos”

Graciela Díaz Cuervo Sábado, 05 de Marzo de 2022 Tiempo de lectura:

Anna lleva cinco años viviendo en el municipio. Alejandro, su hijo, permanece a día de hoy en la ciudad de Zaporiyia, donde el ejército ruso y el ucraniano han luchado estos últimos días por el control de la mayor central nuclear de Europa.

“La verdad es que estoy tan estresada que me paso todo el día temblando. Intento distraerme con el trabajo pero mi cabeza está allí”. Así resume Anna Kloppkova, una ucraniana residente en Pinto, sus días desde que Putin decidiera emprender los primeros ataques contra su país el jueves 24 de febrero. 

 

Anna se vino a España hace doce años, cuando decidió abandonar Ucrania por motivos personales. En Pinto lleva los últimos cinco. Se mudó al municipio tras encontrar trabajo en un concesionario cercano y ahora vive junto a una amiga en un piso compartido en Parque Europa. 

 

En su tierra, concretamente en la ciudad de Zaporiyia, de actualidad ahora por la lucha entre las tropas rusas y ucranianas por hacerse con su central nuclear —la más grande de Europa—, Anna tuvo que dejar a su hijo Alejandro. El joven tiene ahora 16 años y vive con su padre en esta ciudad ucraniana. “Lo último que sé es que siguen allí, pero ya tienen planes para desplazarse a una zona más segura”, explica preocupada a ZIGZAG. 

 

La vecina de Pinto ofreció a su hijo, desde el primer momento, que se viniese a España con ella. “Creo que ha decidido no hacerlo porque tiene miedo a cambiar su vida totalmente, irse a otro país y tener que aprender un nuevo idioma desde cero, que es algo muy complicado”, comenta Anna con convencimiento, al haber tenido que pasar por ese mismo proceso de adaptación cuando decidió abandonar su tierra. 

 

Hija de un ucraniano y una rusa 

 

Aunque al principio la ucraniana no se podía creer que Rusia acabase tomando la determinación de invadir su país, cuando Estados Unidos empezó a avisar de que había tropas en la frontera, ya empezó a pensar que las probabilidades de que esto sucediese eran altas. “Ya se había dado la guerra de Crimea en 2014, por lo que tampoco era algo disparatado”, explica. 

 

Esta situación es especialmente dura para la vecina de Pinto, hija de padre ucraniano y madre rusa, pues siempre ha visto como ambos pueblos se llevaban bien pese a tener una cultura completamente diferente. “La gente a lo mejor desconoce que los ucranianos tenemos una mentalidad totalmente distinta a la rusa y que queremos ser independientes”, afirma notablemente molesta por lo escuchado estos días. “Somos personas libres y no queremos que Putin nos venga a decir lo que tenemos que hacer”. 

 

A la preocupación de tener a su hijo en pleno campo de batalla, se unen las inquietudes del resto de europeos en relación con la crisis de consumo y con la tensión generada por la amenaza nuclear de Putin. Pero también se suma un halo de esperanza generado por la actuación del presidente Volodímir Zelensky. “Nadie confiaba en él, pero ahora los ucranianos le admiramos por su seguridad”, afirma. 

 

Orgullosa de los pinteños

 

La imagen de sus compatriotas tratando de escapar de los bombardeos, en búnkeres, huyendo hacia la frontera… hizo que Anna y su amiga polaca, Magdalena, decidiesen moverse y colaborar de alguna manera. Así surgió en la autoescuela Rocha la primera recogida solidaria en Pinto para enviar alimentos y ropa térmica a Ucrania, que ha recogido, gracias al trabajo y el esfuerzo de una decena de vecinos pinteños, cientos de kilos de comida, productos de higiene y abrigo para el país. 

 

“Me siento muy orgullosa por lo que he visto estos días. Ha habido muchos voluntarios, muchos vecinos que se han acercado a dejar cosas y que también han ofrecido sus viviendas”, comenta Anna, a quien lo que le preocupa ahora es el problema del transporte. 

 

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Según la ucraniana, la gente se ha movilizado y ha conseguido recaudar material humanitario en muchas zonas de España, pero el problema es encontrar la forma de llevarlo hasta la frontera de Polonia con Ucrania. En una entrevista con ePinto, Noemí Rocha, dueña de la autoescuela que ha acogido la campaña, aclara que finalmente han conseguido el envío “con garantías” de lo recaudado a través de la Diócesis de Valdemoro y de Getafe, la embajada de Ucrania en España y varias asociaciones. 

 

Esta recogida no ha sido la única que se ha emprendido en el municipio, donde la ola de solidaridad con Ucrania se ha extendido por los centros educativos, parroquias, asociaciones y clubes deportivos. Y lo mismo ha ocurrido en localidades cercanas como Valdemoro, Ciempozuelos y San Martín de la Vega

 

Anna, para quien su familia en Pinto son los amigos que ha formado en sus años viviendo en el municipio, se siente más agusto que nunca en un pueblo que ha colaborado con lo que ha podido para hacer frente a una situación que "está superando sus peores pesadillas". 

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