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Aiba, 10 años luchando por los animales de Valdemoro

Laura Álvarez Domingo, 06 de Febrero de 2022 Tiempo de lectura:
Voluntarios de Aiba, la asociación animalista de Valdemoro que cumple este 2022 diez años de vida luchando por los derechos de los animales en el municipio.Voluntarios de Aiba, la asociación animalista de Valdemoro que cumple este 2022 diez años de vida luchando por los derechos de los animales en el municipio.

En estos diez años, la protectora animal ha cambiado el protocolo del centro municipal y del albergue de gatos para respetar a los animales del municipio.

Hace justo diez años, “perrera” e “infierno” dejaron de ser sinónimos en Valdemoro. La Asociación de Iniciativas para el Bienestar de los Animales (Aiba), a cargo del hoy denominado Centro de Protección Animal (CPA), celebra este 2022 su décimo aniversario en el municipio. Una década en la que esta protectora local no ha parado de luchar para que ninguna mascota abandonada tuviera que morir por falta de un hogar, instaurando el sacrificio cero, pero también por conseguir concienciar a ciudadanos e instituciones en materia de protección animal.

 

Algunos de los animales del albergue para gatos de Aiba.

 

Muchas cosas han cambiado en estos diez años, a mejor: hace solo un mes entró en vigor la nueva normativa por la que los animales dejan de considerarse “bienes inmuebles o cosas”, convirtiéndose en un miembro más de la familia a efectos de la Ley y les permitirá gozar de, por ejemplo, custodia compartida en las situaciones de divorcio. Y, sin embargo, asociaciones como Aiba –y la sociedad, en general – tienen un largo camino que recorrer para conseguir que se hable del maltrato animal en pretérito y desaparezcan definitivamente los casos de violencia animal como el ocurrido la pasada Nochebuena, cuando un vecino de Valdemoro tiró a Santa –el cachorro de pitbull más mediático de la Navidad– desde su balcón.

 

El nacimiento de Aiba

 

Constituida en 2012, Aiba fue creada por una docena de vecinos preocupados por la situación de la perrera municipal de Valdemoro. “Cuando se creó la asociación, aquí en Valdemoro había un vacío total en el tema animalista”, explica Francis Ciudad, presidenta de la protectora.

 

En 2014, Aiba consiguió firmar su primer convenio con el Ayuntamiento de Valdemoro para “asegurar la salvaguarda de los animales abandonados, su recuperación física y psíquica y una adopción responsable” a través de una gestión ética de la perrera.  Dicen que el lenguaje crea realidades y, por eso, una de las primeras decisiones que tomó la protectora fue la de cambiar el nombre de ‘perrera’ a Centro de Protección Animal.

 

Durante todos estos años, la principal inquietud de los voluntarios de Aiba ha sido conseguir más presencia dentro de este centro para asegurar el bienestar de los animales, algo que han logrado con creces: “Tenemos más peso en toda la ecuación. Antes había sacrificios y ahora hay controles veterinarios y un protocolo muy sólido. Incluso, cuando entra algún bebé al centro, uno de los voluntarios se lo lleva a su casa para cuidarlo”, declara la presidenta.

 

Francis Ciudad, presidenta de la asociación.

 

Aunque el Ayuntamiento es el encargado de la atención presencial, la recogida de animales, así como de costear el servicio veterinario y la manutención diaria de los perros, Aiba lucha día a día por asegurar que se garantizan los derechos de los animales del centro, sin excepción, hasta el día que salgan adoptados. Además, la asociación cuenta con una red de casas de acogida para animales enfermos y un albergue para gatos y es la responsable de las adopciones, para lo que realizan un exhaustivo estudio y valoración de las personas interesadas.  

 

Además del cuidado y protección de todos estos animales y de la gestión de sus adopciones, desde 2021 Aiba es la encargada de controlar las colonias felinas y de la castración los gatos callejeros, misión por la ha recibido 9.559 euros del Consistorio. Esta tarea es una de las labores “más complicadas” de la asociación, según su presidenta. “Haber firmado este contrato es un paso muy importante para nosotros porque nunca habíamos conseguido ayuda económica de este tipo”, asegura.

 

La asociación, hoy

 

A día de hoy, 160 animales se encuentran bajo la protección de Aiba en Valdemoro: 138 gatos, 19 perros, dos conejos y un pato.

 

Los cimientos de Aiba y los cuidados de estos animales se sustentan gracias a sus treinta voluntarios y a los socios que colaboran económicamente con la asociación y ayudan a costear las operaciones, esterilizaciones, manutención y el resto de labores que lleva a cabo la protectora.

 

“Si eres una persona sensible, no te aconsejamos ser voluntario. Ser voluntario de Aiba es duro. A los tres o cuatro años la gente se suele ir, porque a veces hay que tener mucha fuerza. Ser voluntario no es un hobby, es una responsabilidad”, apunta Francis sobre esta tarea. Además de duro, el trabajo de voluntario también exige compromiso. Cada voluntario debe hacer un mínimo de 16 horas al mes en trabajos en beneficio de la asociación: limpiar y jugar con los gatos del albergue, pasear a los perros o pasar tiempo con los animales, entre otras.

 

Pese a la belleza que desprenden las imágenes de perros y gatos en los carteles de adopción, a lo largo de esta década, Francis confiesa que ella misma ha tenido que enfrentarse a situaciones terriblemente duras. “Yo al principio tenía ansiedad y me iba a la cama pensando en los animales. Pero poco a poco, te vas creando como un caparazón que te vuelve objetiva, e incluso fría, en algunas situaciones”, revela Francis, recordando los comienzos en los que se obligaba a pensar “solo en las vidas que salvas”.

Parte del equipo de Aiba.

 

Con el paso de los años, Francis ha aprendido a quedarse con el balance, a asumir que llegar a todos, es imposible: “Da rabia porque son seres que te necesitan, pero que nunca te van a exigir nada”.

 

Justo este mes, Aiba ha tenido que decir adiós a una de sus “esencias”, Ángel, un can que llevaba nueve años al cuidado de la asociación. “Ángel ha vivido todas las vicisitudes de Aiba. Tenía Leishmaniasis y, en aquella época, se sacrificaban los animales enfermos del centro. Así que lo sacamos de ahí por miedo. Ángel podría resumir el sentido de la asociación: cuando te haces cargo de un animal, es para siempre”, relata Francis.

 

La esencia de Aiba: la adopción

 

Aparte de cuidar a los animales, la principal labor de los voluntarios de Aiba es la de concienciar a todas las familias que se interesan en la adopción de algún animal.

 

“Cuando tienes un animal, tu vida está condicionada durante 15 años. Por eso, si no estás dispuesto a levantarte por la mañana y compartir tu vida con ese animal, o lo vas a tener en la cocina con la puerta cerrada, no lo tengas”, sentencia Francis.

 

Como siempre, durante las Navidades han aumentado las adopciones de animales. Una buena noticia, si no fuese porque en verano se disparan los abandonos. “Hay quien coge un perro por Reyes como quien se regala un iPhone. Y luego en mayo se dan cuenta de que el animal les destroza la casa y ya no lo quieren”.

 

¿Qué se debe hacer, entonces, frente al abandono? “Lo más importante es que cambiemos las personas. Si esperamos a que las instituciones lo cambien, vamos mal. Yo, personalmente, me quedo con el despliegue que hubo estas fiestas cuando ocurrió lo de Santa. Eso es lo importante, que la gente se indigne y se revuelva cuando pasan estas cosas”, dice Francis.

 

Y Santa iluminó la Navidad

El pequeño Santa, el milagro navideño de Valdemoro.

 

Santa –un cachorro de pitbull arrojado por la ventana de un quinto piso en un caso de violencia vicaria– fue el protagonista indiscutible de la noche del 24 de diciembre. Decenas de llamadas de vecinos indignados condujeron al pequeño a las puertas de la protectora, que adoptó al cachorro para velar por su recuperación. Las primeras investigaciones de la Guardia Civil de Valdemoro y el Servicio de Protección de la Naturaleza de Madrid (SEPRONA) apuntaron a que el chico lanzó el perro con la intención de dañar a su pareja, dueña del animal. 

 

Por suerte, Santa se encuentra “milagrosamente bien”, tal y como cuentan desde la protectora: “Se está recuperando de la operación. Estamos muy pendientes de él y hace falta tiempo para ver qué problemas tiene”. Pero el de Santa no es el único caso de maltrato animal al que se tiene que enfrentar Aiba: “Ahora estamos con unos gatos que llegaron con cepos. No podemos intervenir porque no somos autoridad, pero no paramos de poner en conocimiento de la policía y el Ayuntamiento que hay gente que se dedica a poner cepos por el pueblo”, declara.

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