Un nuevo altavoz para los vecinos de Valdemoro
Es una gran noticia la llegada de Zigzag a Valdemoro. En una sociedad globalizada, en la que la información es un producto de consumo rápido y con fecha de caducidad inmediata -fast information- la prensa local cobra gran importancia para la vida de las personas.
No solo se trata del viejo dicho periodístico que afirma que “a un lector le importa más su dolor de muelas que la muerte de un millón de personas en un país lejano”: Los medios de información local constituyen un factor de compromiso con la inmediatez de las personas: lo que no sale en los grandes medios pero que afecta a su quehacer, a sus anhelos e inquietudes.
La prensa de cercanía fortalece redes vecinales, crea complicidades y, si sabe dar con el equilibrio justo entre objetividad y humanidad, arraiga, se consolida y llega a formar parte de esa intima identidad ciudadana.
Los medios locales, no cabe duda, crean sinergias, como bien sabemos desde la Asociación de Consumidores y Usuarios de Valdemoro. Hoy es más necesario que nunca apoyar el comercio local. Nuestra ciudad no es ajena a la grave crisis económica que ha generado la pandemia por lo que es preciso que también los consumidores nos replanteemos nuestros hábitos de consumo. Si queremos mantener el empleo y la riqueza que generan nuestros comerciantes y hosteleros apostemos por un consumo de proximidad. Fomentar el comercio de barrio es un reto que debemos afrontar entre todos y en el que los medios pueden aportar muchísimo.
Valdemoro es una ciudad dinámica, con una gran vida social, deportiva, cultural, etc pero informativamente gris. La administración pública comunica a cuentagotas y con un sesgo partidista cada vez más burdo y alterado, generando desconfianza y, en ocasiones, indignación. La opacidad y la alergia a la participación ciudadana acrecientan la brecha entre políticos y ciudadanos. A nadie se le escapa que un publirreportaje no es información, como tampoco lo es una crítica cerril incapaz de reconocer algo bueno en esta micro-ágora local.
Por esta razón son precisamente los vecinos los que suplen la carencia de información veraz y de proximidad a través de las redes sociales: las ‘foto-denuncias’, los videos, las quejas y propuestas de los valdemoreños pueblan Facebook, Twitter o change.org plasmando la necesidad de cubrir un espacio en el que ha desaparecido cualquier opción de feed-back o de simple reconocimiento de esas realidades que tanto inquietan a la ciudadanía.
Cuando hablamos de limpieza urbana, de movilidad, de ocio juvenil, de seguridad ciudadana, de deporte de base, de impuestos, de infraestructuras educativas o sanitarias se hace en muchas ocasiones desde la incertidumbre “¿Sabrá alguien que estamos aquí, lo que nos pasa, lo que necesitamos…”? Y cuando algún medio se convierte en altavoz de las ansias vecinales parece como que un rayo de luz atraviesa ese ominoso telón de soledad grupal que nos acongoja cuando ni el eco devuelve nuestras voces.
Valdemoro, está claro, no es Matrix; no estamos en una realidad paralela ni vivimos en una lejana frontera olvidada. Valdemoro no es el Macondo de Aureliano Buendía que se sorprendía cuando le enseñaban el hielo, aunque nos presenten unos autobuses de gas licuado como “el gran invento de nuestro tiempo”. Somos algo más que un municipio enfrentado a un crecimiento rápido e incierto. Valdemoro es una gran comunidad de hombres y mujeres, de aquí y de allá, de los “de toda la vida” o recién llegados que interaccionan en un espacio y con un deseo común: vivir en una ciudad habitable, construir sus proyectos vitales de forma pacífica y alegre, levantarse cada mañana para ir al trabajo, abrir su negocio o acudir a la escuela sin miedos ni temores.
Por ello, la pluralidad informativa es una garantía para que los ciudadanos conozcan y debatan sobre los asuntos que más inmediatamente les conciernen. Decía Rodolfo Walsh que “el periodismo o es libre, o es una farsa” y nada mejor que atender a lo que ocurre a nuestro alrededor desde las múltiples perspectivas de sus protagonistas para aproximarse más a esa libertad. Alcanzar la objetividad, a través de las subjetividades, contrastando la información para dar todas las versiones: es decir, hacer periodismo del bueno, como lo hacen los magníficos profesionales de Zigzag.
Así que, si me lo permitís, amigos plumillas, os aconsejaría que pateéis las calles de Valdemoro, que habléis con sus comerciantes, con sus maestros, con sus amas de casa y con sus jubilados… hablad con todos porque aquí hay mil historias que contar, que reflejar en estas páginas y que serán clave de vuestro éxito.


















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