
David Sánchez Arroyo, especializado en divorcios, no ha perdido ninguno de los 54 juicios que ha tenido este año.
El abogado de Valdemoro, David Sánchez Arroyo, ha recibido uno de los Premios Carlos III a la Excelencia Jurídica. Otorgados por la Sociedad Europea de Fomento Social y Cultural, esta primera edición de los premios galardonó a una selección de extraordinarios profesionales del ámbito de la justicia el pasado viernes 29 de octubre.
La Sociedad Europea de Fomento Social y Cultural ha premiado la perseverancia y esfuerzo de David, que este año no ha perdido ninguno de los 54 juicios que ha defendido. “Es el primer reconocimiento que me dan y es un espaldarazo que te confirma que tu trabajo está bien hecho”, explica el letrado, que lleva 15 años al frente de su propio despacho de abogados.
De camionero a abogado
La relación entre el Derecho y David empezó más tarde de lo habitual. Este vecino de Valdemoro se sacó la carrera en la facultad para mayores de 25 años, mientras trabajaba como camionero. “En resumidas cuentas, no dormía”, revela. Tras graduarse, estuvo trabajando en varios despachos de Madrid hasta que decidió ser su propio jefe y abrir la firma J. Fraile Asesores, un bufete especializado en divorcios.
“Escogí esta especialización porque para mí es muy importante el factor humano y en los procedimientos de familia es donde más presente está”, comenta David, especialmente preocupado por la implicación de los hijos en estos casos. “Siempre hay que fallar a favor de ellos, pero al final son los únicos que no tienen un representante que los defienda como tal”.
Además, David compagina su trabajo en el despacho ayudando desinteresadamente a asociaciones contra el maltrato animal y defiende los intereses de ciudadanos españoles en diversos países del extranjero.
54 juicios ganados este año
Aunque sus orígenes humildes le obligan a rechazar etiquetas como la de “el mejor abogado de divorcios”, lo cierto es que David no ha perdido ninguno de los 54 juicios que ha tenido este año. “Esto tampoco implica gran cosa, porque cada juicio es una batalla y lo que te ha salido bien en un caso puede no funcionar en otro”, comenta.
El secreto de su éxito, y del de su despacho, está en la especialización. “Te da un plus a la hora de resolver los casos. Creo que tener que enfrentarte un día a un juicio laboral y otro a uno de derecho civil es, al final, peor para el cliente”, apunta.
¿Lo más difícil? La implantación de las nuevas tecnologías en el sector y el trabajo telemático. “Esa sí ha sido una batalla ardua. Con el derecho somos hábiles, pero con el ordenador no tanto”, explica entre risas. Aunque David admite que la informática ha agilizado las labores de la justicia, considera que la tensión “sigue siendo la misma”.
Por ello, el abogado ha encontrado en el baloncesto una vía de escape para desconectar. Desde hace unos años, entrena a varios niños del colegio Lagomar de Valdemoro, con los que se relaja en la cancha los fines de semana, aparcando por unas horas su toga.
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