
Tras obtener la Matrícula de Honor en segundo de Bachillerato y un 13,65, sobre 14 en la EvAU, Álvaro García aspira a poder entrar en el Doble Grado en Física y Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid.
Álvaro García ya aspiraba a, por lo menos, sacar más de un 13 sobre 14 en la EvAU para poder hacer la carrera que tenía en mente: Física en la Universidad Autónoma de Madrid. Con su 13,65, la nota más alta de Ciempozuelos en la antes conocida como selectividad, ahora tiene la esperanza de poder entrar en Física y Matemáticas en la Universidad Complutense, donde el corte se quedó el pasado año en un 13,8.
Alumno del instituto Juan Carlos I de Ciempozuelos, la mayor destreza de Álvaro son las asignaturas prácticas, en las que la base son la lógica y la realización de problemas. “Para Historia habré estudiado diez veces más que para cualquier otra asignatura. Le he dedicado más tiempo porque me resulta más complicada”, comenta.
El estudiante de Ciempozuelos considera que la EvAU no es del todo justa. Más allá de las diferencias que existen entre regiones, Álvaro ve un gran desequilibrio entre exámenes como el de Historia o Lengua, para los que “faltan tiempo y espacio”, y el de Inglés, que hizo “en media hora y en una cara de una hoja”.
Un año duro y con clases grabadas
Este año ha sido un curso especialmente complicado y extraño para los alumnos de segundo de Bachillerato del instituto Juan Carlos I. A los nervios y estrés generados normalmente por la preparación de la EvAU en un curso normal, se ha sumado la dificultad de tener solo la mitad de las horas presenciales. “Al principio se intentó que pudiésemos ir todos usando el aula de plástica, pero era imposible cumplir con las medidas”, comenta Álvaro.
El estudiante, que consiguió la Matrícula de Honor al finalizar el curso, ha querido agradecer su dedicación a los profesores por haber sido capaces de “amoldarse muy bien a la pandemia y que nadie llegase al examen de una asignatura sin haber dado algún contenido”. Cuando se tenía que quedar en casa, Álvaro veía las clases grabadas en el aula virtual o hacía los ejercicios que le mandaban para practicar el temario.
Más allá de los libros
Desde 2º de la ESO, Álvaro toca el piano en la academia Blancas y Negras de Ciempozuelos. Su interés por este instrumento de cuerda le llegó cuando empezó a ver a su profesor de música tocar alguna pieza en sus clases del instituto. Ahora, el piano se ha convertido en un compañero al que no tiene pensado abandonar con el inicio de su etapa universitaria.
Tampoco quiere dejar de lado a sus amigos, junto a quienes ha logrado desconectar durante los meses más duros de presión y estudio. “Nos encontrábamos en la misma situación, por lo que nadie me entendía como ellos”, explica. Su familia ha sido también un gran apoyo para él.
Este verano su único propósito, más allá de descansar de lo que ha sido “una locura de año”, es sacarse el carnet de conducir. A los que vengan después de él, les desea que tengan un año más normal y que su vida no sea absorbida por la EvAU. “No pasa nada si no sale al final como quieres. Intentarlo una vez más no es el fin del mundo”, sentencia.

















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