Una estudiante de Valdemoro consigue una de las mejores notas de selectividad de España

El rozar casi la perfección en la EvAU se consigue, según Alexia Muresan Pop, “siendo muy metódica y no dejando todo para última hora”. Con un 13,95 sobre 14, su nota es la mejor calificación de Valdemoro y una de las mejores de Madrid y de España. Ahora mismo Alexia trabaja como socorrista en una de las piscinas comunitarias del municipio en el que reside, después de haber estado dando clases particulares a adolescentes de la ESO durante todo el curso. “Siempre me ha gustado hacer muchas cosas. He necesitado tener mis días organizados minuto a minuto”, comenta. 

La estudiante del Colegio Lagomar es también una entusiasta del deporte. Empezó jugando al voleibol en el equipo de su centro educativo y, desde hace un año y medio, entrena en el Club Voleibol Pinto. “Creo que voy a seguir este año, porque además de ser una forma perfecta de despejarme de los estudios, aprendo a trabajar en equipo y a gestionar la presión”, explica Alexia. 

Pese a haber estudiado el Bachillerato de Ciencias con unas calificaciones perfectas y obteniendo la Matrícula de Honor, a Alexia le gustaría cambiar de rama y cursar el año que viene Economía y Estudios Internacionales en la Universidad Carlos III de Madrid. Su interés por la educación financiera, sin embargo, es bastante reciente. “Empecé Bachillerato queriendo hacer Medicina. En segundo no sabía qué iba a hacer por lo que no tenía presión en la nota, pero por satisfacción personal quería sacar la máxima posible”, puntualiza la estudiante. 

Alexia agradece haber podido dar todo el curso de forma presencial porque considera que así es más fácil “comprender los conceptos”. La estudiante opina que el temario que se impartió telemáticamente el pasado año no se asimiló de igual forma, pese a la voluntad de sus profesores por intentar transmitir esos conocimientos. 

La clave está en la organización

Alexia no ha caído durante el curso en el error de preparar los exámenes los días de antes. El estudio, al que no solía dedicar más de dos horas al día, empezaba desde el minuto uno. Lo primero era tener una idea general de todos los conceptos que necesitaba controlar, y luego la rutina variaba en función de si la asignatura era más o menos práctica. 

Para algunas materias, como Matemáticas o Física, le funcionaba hacer y repetir muchos ejercicios “a los que buscarles una lógica y unos pasos a seguir”. En Historia, la clave era escribir. “Hacía muchos resúmenes para trabajar la memoria a largo plazo. Hay temas que aún puedo recitar de memoria”, comenta. 

Lo bonito para ella de estos años de Bachillerato ha sido lograr tener un balance. “Me gusta mucho salir con mis amigos, ver alguna serie… tener tiempo libre que no esté relacionado con la productividad”, explica Alexia, quien decidió apuntarse al gimnasio en el momento en el que estaba preparando la EvAU para desconectar. 

Constante desde muy pequeña 

Sus padres le enseñaron desde muy temprano la importancia de trabajar y de ponerse objetivos a largo plazo. Y los profesores del Colegio Lagomar, al que ha ido toda su vida -empezó en este centro en el primer curso de Educación Infantil-, incidieron más aún si cabe en esta idea. 

Es a ellos a los que Alexia quiere agradecer el apoyo que le han brindado sobre todo en este último curso, en el que “han sido muy pacientes” resolviendo sus dudas sobre lo que hacer en el futuro. “Cada profesor me ha enseñado algo y ha sacado una parte de mí que no sabía que tenía”, explica la alumna, a quien le ha costado mucho despedirse de las aulas en las que ha crecido. 

La futura estudiante universitaria quiere agradecer especialmente a su familia el apoyo en estos meses de estrés, mal humor y malas caras. Han sido ellos, además de sus amigos más cercanos, los que le han aportado sobre todo la capacidad de reafirmarse a sí misma que todo iba a salir bien.