Las fiestas patronales de Pinto
Este año, obligado por las circunstancias, el Ayuntamiento de Pinto ha programado las fiestas más austeras de la democracia, claro síntoma de la profunda crisis económica que sufrimos los pinteños y los españoles en general, especialmente aguda en los ayuntamientos de todo el país. Pero la crisis, toda crisis, es también una oportunidad para innovar, para pensar, para cambiar.
En primer lugar, desde hace muchos años las fiestas de Pinto se habían convertido en unas fiestas pasivas, de espectadores, con grandes y costosísimos conciertos estelares y espectáculos piromusicales, pero con escasa participación del entramado social. Y esto, que no es ni debe ser la esencia de unas fiestas populares, los distintos gobiernos municipales lo convirtieron en una necesidad.
Con esta dinámica se llegó al despilfarro de pagar 230.000 euros en el año 2003 por un montaje propagandístico y coyuntural como fue el Grupo Upa Dance, que al año siguiente desapareció. Eran años de despilfarro y barra libre en los que afluían millones de euros al Ayuntamiento procedentes del boom inmobiliario y, en vez de planificar el futuro con esos ingresos extraordinarios, lo que hicieron los gobiernos de entonces fue dilapidar en fuegos de artificio esa oportunidad excepcional.
Además se acostumbró a los ciudadanos a que era “normal” contratar artistas a un precio desorbitante y todo ello “gratis total” para los vecinos. Pero nada de esto era cierto. Acabados los ingresos extraordinarios para los ayuntamientos, pagar las actuaciones de los divos musicales supone detraer ese dinero de servicios públicos esenciales para los ciudadanos, por lo que hay que elegir. Y ante la elección se vuelve a mostrar un panorama claro, que nunca se debió abandonar: No forma parte de los servicios obligatorios de un Ayuntamiento traer divos musicales a las fiestas patronales y si los trae, lo lógico es que el empresario que lleva al grupo musical arriesgue y cobre una pequeña cantidad y el resto según la entrada que tenga ese concierto.
La esencia de las fiestas es la participación de los vecinos en ellas, gozar de unos días de relax, de amigos, de juegos…, de fiesta. En este sentido, más importante que los conciertos son las actividades de peñas, de niños, de mayores… todo ello tiene un coste razonable y una eficacia en la satisfacción personal mucho mayor. Combinar actividades, juegos, concursos, espectáculos y participación es lo que hará que las fiestas cumplan su función.
Parece ser, analizando el programa de fiestas, que las dificultades económicas han encauzado al Ayuntamiento de Pinto por el camino de hacer unas fiestas más participativas, con muchas actividades y espectáculos asequibles, aunque aún queda mucho por avanzar. Veremos qué eficacia en la organización demuestra el nuevo Gobierno municipal y cómo sale la cosa, pero el camino está trazado. En este sentido, la crisis ha sido un aldabonazo contra el populismo, el despilfarro y la irresponsabilidad de unas fiestas económicamente insostenibles.
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