Análisis del resultado electoral en la Comunidad de Madrid
Hace poco más de un año Isabel Díaz Ayuso rompía a llorar durante un funeral ofrecido a las víctimas del COVID en la catedral de la Almudena. Tengo que decir, honestamente, que la imagen me conmovió, por lo que decidí enviarle un whatsapp de ánimo que tuvo la atención de responder cariñosamente al día siguiente. Más allá de la anécdota, este hecho me sirve para dar mi primera opinión sobre los resultados del 4-M en la Comunidad de Madrid: los ciudadanos han apoyado a quien se ha jugado el tipo, ha gestionado y ha dado la cara, como ya lo hicieran antes en Galicia, País Vasco y Cataluña. Dicho de otro modo, los gobiernos salen reforzados, se apuesta por la estabilidad y se refuerzan notablemente los personalismos en detrimento de las marcas de los partidos políticos.
La oposición madrileña, así como numerosos medios de comunicación, emprendieron una errática estrategia contra la presidenta regional basada casi exclusivamente en el meme, el humor y una ridiculización extrema. Se la llegó a llamar IDA utilizando sus iniciales. La presidenta también condimentaba el panorama con declaraciones desafortunadas y sorprendentes, a la postre bautizadas como "ayusadas". Abusar del humor en política entraña una serie de riesgos. El primero de ellos es que han conseguido que una mayoría de votantes se acaben solidarizando con la persona atacada. Es más, han valorado su espontaneidad, se han reído con eso de no volverte a encontrar con tus ex y han aplaudido su tenacidad y determinación ante la adversidad. El segundo riesgo del humor en política es que para ganar unas elecciones no basta con desgastar al rival, te tienen que percibir como alternativa creíble de gobierno. Y el tercero es que la realidad que se termina dibujando dista abismalmente de la realidad. Parte de los partidos de izquierda Madrid han llegado a afirmar que estaban de acuerdo con los horarios de la hostelería, el PSOE se comprometió a no subir impuestos y todos proponían dar más uso al hospital Isabel Zendal. Por cierto, gran error la campaña consistente en atacar al hospital hasta por las máquinas de café en lugar de centrarse en pedir que contratasen a más médicos. Incluso criticando que el precio final - 153 millones de euros - triplicaba el presupuesto original lo único que han logrado ha sido servir de vehículo de propaganda de la presidenta. No han parado de recordar continuamente que en Madrid se había construido un hospital.
Ni estos resultados se pueden extrapolar al resto de España ni tampoco a Pinto, donde el PP - pese a ganar claramente - ha obtenido peores resultados que en el conjunto de la Comunidad de Madrid, al contario que Más Madrid, PSOE, VOX y Podemos. Qué decir de Ciudadanos. El difícil reto que tiene por delante parece que será acabar desapareciendo con la mayor dignidad posible.
La gestión autonómica ha recibido muchas críticas, también mías. Como cualquier gobierno, cometerá aciertos y errores. De eso debería tratar el debate político. Considero que lo peor de estas elecciones ha sido la ausencia absoluta de propuestas, la polarización extrema, animar a votar en contra del "sanchismo" o de la "amenaza fascista" que se cierne sobre España. Convendría que todos nos concienciemos de que nadie ostenta el monopolio del odio como tampoco de la democracia o las buenas intenciones. No se me ocurre ningún reto más básico que recuperar la convivencia, reducir el nivel de crispación y poder centrarnos en superar la grave crisis sanitaria, económica y social que nos asola. Y éste es mi análisis del resultado electoral en la Comunidad de Madrid.
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