Los 9 colegios electorales del municipio han amanecido con largas colas de vecinos que esperan su turno para votar, algunos acompañados de sus hijos: “Tuve que coger vacaciones para poder quedarme con la niña”, asegura una vecina.
Ya desde por la mañana varias decenas de vecinos hacen cola frente a la puerta del colegio El Prado, uno de los nueve centros electorales abiertos en Pinto. Mientras los mayores de 65 años forman una fila aparte, el resto espera su turno para votar, manteniendo la distancia de seguridad.
Al mismo tiempo, varios agentes de policía local y personal organizador controlan que no se formen aglomeraciones y se cumplan el resto de medidas.“Nos han facilitado una segunda mascarilla y gel hidroalcohólico”, explica un votante a la salida de la Escuela Municipal de Música, en la calle Francisco Bores.
Además del gel y las mascarillas, se ha establecido en el interior de los centros un circuito señalizado para facilitar el tránsito, y todas las puertas y ventanas permanecen abiertas. En general, los vecinos declaran sentirse seguros. “Después de lo que estamos pasando, este año se están tomando en serio las medidas”, asegura otro votante a la salida de esta escuela.
En cuanto a las franjas horarias establecidas por la Consejería de Sanidad -que recomendaba acudir a las urnas primero a los mayores de 65 o quienes padezcan alguna enfermedad-, esta medida no ha calado igual de bien. “No sé muy bien cómo son los horarios, pero tampoco se ha avisado bien de ello”, reconoce un joven que ha acudido a votar con su madre. A unos metros, otro vecino asegura haber votado a primera hora porque pensó “que habría menos gente” pese a no pertenecer a ningún grupo prioritario.
“Las franjas horarias hay gente que está intentando respetarlas y gente que no”, explica Elena, una de las organizadoras de la jornada electoral en el colegio El Pardo. “Respecto a las medidas de seguridad no hay queja. Casi todo el mundo viene con FPP2, algo que nos alivia mucho”, comenta, y añade que cree que la mañana se dará “bastante bien”.
En la Calle Juana Francés, varios menores acompañan a sus madres en la cola frente al Colegio Las Artes. “He venido con la niña por tema de conciliación. Tuve que coger vacaciones para poder quedarme con ella”, relata una mujer. Junto a ella, otra vecina espera también acompañada por su hija: “No tengo con quien dejarla y mi marido está trabajando”, explica, aunque aclara que para ella esto no es un problema.
Aunque muchos pinteños han traído su propio voto desde casa, como recomendaron las autoridades sanitarias, algunos continúan con reticencias. “Yo voy a coger la papeleta aquí porque no me fío del sistema, viendo cómo está la situación global y lo que pasó en Estados Unidos...”, comenta una mujer.
La mayoría de los vecinos perciben una gran afluencia en los colegios. Aún es pronto para saber si la jornada se saldará con mayor o menor participación de la acostumbrada, aunque los primeros datos de las 13.00 horas indican un breve aumento de votantes. Por el momento las calles de la localidad continúan llenándose de personas camino a las urnas, en una jornada electoral sin precedente en la historia de la democracia madrileña.
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