
Aunque PSOE, Unidas Pinto y Podemos han logrado ponerse de acuerdo para gobernar de forma conjunta el Ayuntamiento de Pinto, las tres formaciones han protagonizado numerosos desencuentros en el pasado.
“De entrada nadie se fía de nadie, nos fiamos de lo que tenemos escrito y del día a día”, ha reconocido en una entrevista a ZIGZAG el portavoz de Unidas Pinto, Rafael Sánchez, tras el acuerdo de gobierno alcanzado por su formación y PSOE y Podemos. A pesar de ello, las tres fuerzas han conseguido la armonía necesaria para regir el Ayuntamiento de Pinto hasta el final de la legislatura.
Todo un hito si repasamos algunos de los desencuentros históricos que han protagonizado las formaciones y que, en aquel momento, parecían insalvables.
1. Sin acuerdo de investidura
Las diferencias entre Unidas Pinto –antes Ganemos Pinto- y PSOE han sido tan abismales que ni siquiera han sido capaces de firmar un acuerdo de investidura en las dos últimas elecciones en las que los partidos han gobernado sin mayoría absoluta. En 2015, cuando el PP ganó las municipales con apenas 800 votos de diferencia, las formaciones de izquierdas intentaron durante semanas consensuar un decálogo de puntos para evitar un nuevo gobierno de los populares.
“Nosotros sí hemos pensado en los pinteños, ellos están a otra cosa”, valoraba sobre las propuestas socialistas el exalcalde y hoy portavoz de Unidas Pinto, Rafael Sánchez, que defendía que “no podemos gobernar a cualquier precio”. A pesar de no llegar a un acuerdo, el PSOE acabó apostando por Sánchez en el pleno de investidura: “Era elegir entre susto o muerte”, declararía posteriormente el actual alcalde socialista, Diego Ortiz.
La confluencia rechazó además en varias ocasiones formar un gobierno de coalición con el PSOE, una decisión que acabarían lamentando. “Cuatro años de inestabilidad política por no tener unos acuerdos fijados previamente que te garanticen una cierta continuidad tiene un peaje que quizás ha sido demasiado alto”, explicó al término de su mandato Rafael Sánchez.
Con todo ello, el escenario volvió a repetirse en 2019, pero a la inversa. Y la secuencia de hechos volvió a ser la misma. El PSOE alcanzó únicamente un compromiso de mínimos con Podemos, cuyo voto ni siquiera era suficiente para que Diego Ortiz resultase elegido alcalde. Pero como hicieran los socialistas cuatro años antes, Unidas Pinto decidió apoyar su candidatura como “gesto de responsabilidad” y “de escuchar a las urnas”.
2. Sueldos y retribuciones
Más allá de que Unidas Pinto considera que hasta su llegada al poder “en Pinto no se ha notado que ha gobernado la izquierda” y que para el PSOE la etapa de sus hoy compañeros de gobierno se resume en “cuatro años de estancamiento y desgobierno”, ¿qué es realmente lo que separaba a ambas formaciones? Principalmente, las retribuciones políticas. La apuesta de Ganemos Pinto por suprimir los cargos de confianza y reducir los salarios políticos en 2015 se topó con la negativa del PSOE y del resto de la oposición, que durante más de un mes bloquearon los sueldos de toda la corporación por la falta de un acuerdo.
Finalmente Ganemos cedió y aumentó el número de liberaciones de la oposición para compensar la supresión de los cargos de confianza, consiguiendo el voto unánime de todos los partidos. Como ocurriera con la investidura, en 2019 volvió a repetirse el mismo escenario: el PSOE tardó 54 días en encontrar el apoyo necesario para aprobar su propuesta de retribuciones. En esta ocasión solo PP y Ciudadanos dieron su visto bueno al acuerdo, que incluía una subida de sueldos y la vuelta de los cargos de confianza manteniendo además las liberaciones parciales introducidas en la anterior legislatura.
3. Presupuestos
La debilidad de los últimos gobiernos en minoría que han estado al frente en el Ayuntamiento de Pinto se ha visto principalmente reflejada en la falta de presupuestos. Desde que el PP aprobase sus cuentas en 2015 ni Ganemos Pinto ni PSOE habían sido hasta ahora capaces de lograr el consenso suficiente para sacar adelante las suyas propias. Sin embargo, en estos seis años solo se ha hecho una propuesta real de presupuestos: en 2016, cuando el PSOE rechazó a última hora las cuentas de Ganemos Pinto como castigo por su gestión de Aserpinto.
Desde entonces no han dejado de prorrogarse las cuentas de 2015. Una situación que obliga a destinar una ingente cantidad de tiempo y esfuerzo y que impide además realizar grandes inversiones. Una losa de la que cualquier gobierno puede deshacerse sin el apoyo de la corporación presentando una cuestión de confianza, opción que, sin embargo, ni Ganemos Pinto ni PSOE se han planteado. “Probablemente, si se dieran las mismas circunstancias, cambiaríamos de opinión”, reconoció también Rafael Sánchez al final de su mandato.
4. Los toros
Fue la primera gran polémica de la etapa de Ganemos Pinto como gobierno en minoría en el Ayuntamiento. La confluencia anunció que cumpliría su promesa de no financiar eventos taurinos en sus primeras fiestas patronales, una decisión que levantó en armas a los aficionados pinteños y a la oposición. PP, PSOE y Ciudadanos aprovecharon su mayoría en la corporación para aprobar una moción con la que pretendían garantizar la financiación de los festejos durante toda la legislatura.
Dado que se trata de una competencia exclusiva del equipo de gobierno, la polémica siguió coleando. En 2017, el PSOE dejó a Ganemos Pinto solo en un pleno marcado por las reivindicaciones taurinas después que una concejala del PP fuese expulsada por mostrar una pancarta. Los socialistas siempre se han posicionado a favor de la celebración de una consulta popular al respecto, pero también de los propios festejos llegando a manifestar que la tauromaquia no es maltrato animal.
En 2019, recién llegado gobierno y tras dos años sin toros en las fiestas patronales, el PSOE volvió a financiar tres encierros para cumplir con aquella moción aprobada cuatro años antes. Sin embargo, el nuevo acuerdo incluye la promesa de “suprimir la financiación de los espectáculos taurinos” sin siquiera consulta popular mediante.
5. Los ancianos de Dolores Soria
El 30 de diciembre de 2015 el Ayuntamiento de Pinto envió una carta a cinco ancianos de la residencia Dolores Soria en la que les anunciaba que a partir del día siguiente dejaría de subvencionar su plaza en el centro. El resto de la historia es sobradamente conocida: Mensajeros de la Paz acogió a los usuarios de forma gratuita y, ante la insistencia de Ganemos Pinto en llevar a cabo su ‘desahucio’, la Justicia dio sobradamente la razón a los mayores.
Aunque la oposición en bloque clamó contra tamaña injusticia, fue precisamente el PSOE quien lideró esta lucha y sirvió en bandeja de plata la solución mediando con la fundación. La entonces mano derecha de Diego Ortiz y hoy diputada socialista en la Asamblea de Madrid, Lorena Morales, hablaba así sobre la gestión de Ganemos Pinto en este asunto: “Su no dar abasto es peligroso. Su falta de experiencia y su no dar abasto a mí no me valen, porque si uno se presenta a las elecciones es para ganar y debían de haberlo previsto. En este caso por su falta de experiencia han puesto en peligro la vida de cuatro ancianos”.
6. El gimnasio
Sin duda una de las polémicas que más daño produjo al gobierno de Ganemos Pinto fue la del Abono Deportivo, su modelo de gestión de todas las actividades deportivas municipales. El cambio supuso la salida de trabajadores como Conchi y José, que durante más de 20 años gestionaron actividades como zumba o el gimnasio municipal. Las protestas partieron del seno de la confluencia en septiembre de 2017 y todavía hoy resuenan con fuerza.
De nuevo, el PSOE abanderó la lucha contra el cambio de modelo. Como el resto de partidos de la oposición, votó en contra la transferencia de crédito necesaria para dar continuidad al servicio lo que dejaba en el aire la continuidad de la plantilla. “¡Mañana diez personas se van a la puta calle!”, gritó hasta en cinco ocasiones el entonces alcalde Rafael Sánchez mientras golpeaba su mesa. La corporación acabó brindando su apoyo a cambio del compromiso de estudiar la municipalización del servicio, aunque la confluencia optó por retomar el modelo anterior con otros gestores.
“Son como el caballo de Atila que por donde pisa no vuelve a crecer la hierba -declaró sobre la gestión de Ganemos el socialista Diego Ortiz-. No solo no han sido capaces de presentar unos presupuestos propios sino que han autogenerado, además del ‘caso Pintogym’, el ‘caso del chivatazo’, el ‘caso escuela de danza’, el ‘caso skatepark’, el ‘caso campamento urbano’ y otros tantos aún sin resolver”.
Hoy, PSOE, Unidas Pinto y Podemos afirman de nuevo que intentarán remunicipalizar el gimnasio a través de Aserpinto.
7. Ruptura entre Ganemos y Podemos
En enero de 2019 Podemos hizo oficial un secreto a voces: Ganemos Pinto se había roto. Las diferencias surgidas a lo largo de la legislatura acabaron con la salida de la formación morada de cara a las siguientes elecciones municipales. Podemos, que había estado representado en el gobierno a través de su secretaria general, quería “volver a poner a Pinto en el lugar que se merece”.
La transición no fue fácil, y de hecho Rafael Sánchez es el único de los siete concejales que todavía representan a la confluencia. Las relaciones se enquistaron aún más después de que una falsa candidatura usurpase el nombre de Ganemos para intentar arañar votos en los comicios, ante lo que la formación decidió rebautizarse como Unidas Pinto. El cambio fue calificado por Podemos como “un claro intento de generar confusión entre los vecinos” y “una maniobra que les retrata claramente” ya que la confluencia “no tiene absolutamente nada que ver ni con Podemos ni con nuestra idea de hacer política”.
La formación morada llegó a llevar el cambio de nombre ante los tribunales, aunque posteriormente retiró la denuncia.
8. La herencia recibida
Un clásico de cualquier nuevo gobierno que se precie. Pocos meses después de aterrizar en el Ayuntamiento, Diego Ortiz amenazó a Unidas Pinto con “sacar todo lo que hemos encontrado” sobre su gestión. Posteriormente el alcalde explicó que había facturas impagadas de agua potable de la empresa responsable del lago de hasta 75.000 euros y que durante más de 18 meses no se habían concedido ni licencias ni plazas de aparcamiento a personas con discapacidad.
En ese momento, además, la confluencia no quería saber nada sobre los acercamientos del PSOE para formar el actual tripartito: “Nada más entrar lo primero que hicimos es sentarnos con Unidas Pinto, pero siempre respondían con un no y sin ninguna propuesta encima de la mesa. No sé lo que está pasando y respeto sus decisiones, pero no puedo esperar a que tomen una decisión porque la ciudad debe de seguir funcionando”.
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