
“¿Qué cómo estoy?”, dice Nuria con una risa amarga. “Mal. Muy mal”.
Hace 20 años que Nuria Villegas y su madre visten a invitadas, novias y comuniones con su firma de moda Ramona Lozano, especializada en ropa para celebraciones y eventos. Hoy, -en un mundo sin bodas, fiestas ni galas- los probadores están vacíos. Tras más de diez meses de pandemia, muchos pequeños comercios de Pinto están con el agua al cuello. “Ha habido días que por aquí no ha entrado absolutamente nadie”.
Aun sin ventas, Nuria sigue haciendo frente a la luz, el alquiler y el género. “Nuestra casera no nos cobró dos de los meses del confinamiento y nos ha bajado el alquiler para ayudarnos, si no esto sería insoportable”, cuenta.
En una de las zonas más comerciales de Pinto, el barrio de Los Artistas, el cerrojazo de los negocios ha sido rápido. “La gente no puede hacer frente a pagar alquileres, impuestos y no cobrar. Yo gracias a Dios he podido aguantar con el sueldo de mi marido, pero hay muchas familias para las que los únicos ingresos vienen de aquí”. “El pequeño comercio ya iba muy ajustado. En los últimos años nos han castigado los cambios de hábito de consumo, las compras online, los centros comerciales y las grandes firmas, pero esto ha sido el último golpe”, sentencia Nuria.
Cuando en marzo el Gobierno decretó el primer estado de alarma de la pandemia y confinó el país, Nuria acababa de comprar todo el género para la temporada de primavera-verano. “Al principio no eres muy consciente. Piensas que en unos meses esto está arreglado. Pero empiezan a pasar las semanas y comienza la ansiedad: la campaña está perdida y tienes que pagar todo lo que has comprado. A partir del segundo mes ya dices: madre día, qué va a ser de mí”.
La fortuna de Nuria, como la de muchos otros pequeños comercios, es que el suyo sea un negocio familiar. “No tener empleados ahora mismo es una suerte. Yo llevo meses sin cobrar pero ya está, no hay más responsabilidades”. Todavía con algo de optimismo, Nuria confía en que se pueda remontar el año, pero se le agota el tiempo. “No puedes dedicar todo tu día, tiempo, energía y ahorros. Invertir, invertir e invertir en aguantar para no ver nunca el final del túnel. Si esta temporada es como la pasada, yo no puedo aguantar más”.
Salvad al comercio: una agencia de viajes
Después de más de 14 años abiertos, la situación de la agencia de viajes Xaritour es crítica. “Desde septiembre no hemos hecho ni una reserva. Si esto no remonta cerraremos, no podemos seguir así”, declara Charo, directora de la empresa. Ya ha tenido que despedir a tres personas que trabajaban para ella y resiste -sin cobrar desde marzo- junto a un empleado.
“Ha sido horrible. Al principio era un desconcierto total, pero teníamos ilusión. En verano vimos un poquito la luz, pero a partir de los cierres perimetrales de septiembre se cancelaron todos los viajes”.
Aunque ha conseguido una rebaja en el alquiler de su local en el centro comercial, Charo vive con incertidumbre el futuro de su empresa. “Estamos desconcertados. No sabemos si vamos para delante o para atrás. No hay una hoja de ruta que nos diga cuándo volveremos a poder vender viajes”.
[Desde que este reportaje fue publicado en la edición impresa de la revista ZIGZAG Pinto, Charo ha recibido multitud de mensajes de apoyo que le han animado a seguir luchando para seguir con su negocio].
Salvad al comercio: la hostelería
“Sí, hemos pensado en cerrar, pero este es el único sustento que tenemos para dos familias. ¿Qué posibilidades tenemos? ¿Cerrar un negocio para abrir otro? Ahora mismo no hay trabajo para nosotros en ninguna parte”. Ana González lleva desde 1996 trabajando en el mundo de la hostelería. En 2014 abrió, junto a su marido y su hija Nerea, una de las cafeterías más emblemáticas del municipio, ‘Hola Café’.
“De marzo aquí todo ha sido raro. De repente tuvimos que cerrar un negocio con el que sobrevivíamos al día. Nos hemos quedado anclados, sin saber lo que puede pasar mientras seguimos teniendo que pagar todo lo que ya pagábamos antes”.
La pandemia ha sido el punto de inflexión de la cafetería para retomar el negocio desde otro punto de vista. Durante estos meses, Hola Café ha tratado de reinventarse fomentando los pedidos para llevar. “Puesto que en el local estamos muy limitados, estamos llevando nuestro producto a casa”, explica Nerea, la pastelera de la familia. Lo han podido hacer gracias a ella: por su increíble talento con el azúcar, pero también por su manejo intrínseco de internet, las redes sociales y el comercio electrónico.
Pero las coloridas paredes de su cafetería hace meses que no viven el bullicio de las conversaciones de sus clientes, los pitidos de la cafetera, o el chisporroteo constante del aceite mientras Juan prepara sus churros. La cosa, ya mal, fue a peor cuando terminó el verano y empezaron las restricciones de aforo, horario y los cierres perimetrales.
“¿El peor momento de esta pandemia? El día en el que abres a las siete de la mañana, te vas a la una y media y únicamente han entrado dos personas”, responde Nerea.
Salvad al comercio: el sector servicios
Si innovar ha sido la leve escapatoria de Hola Café, tener que actualizarse a los 60 años y descubrir los intríngulis de internet ya es harina de otro costal. Durante los tres meses de confinamiento, Paqui y Juanjo, el matrimonio al frente de la colchonería Duerme 10, no pudo hacer absolutamente nada. “Los meses que estuvimos cerrados las ganancias fueron de cero. Hubo gente que vendió algo por internet, claro. Nosotros nada”.
Afortunadamente, el negocio resiste. “No se trata de mentir. El año pasado no ha salido mal porque durante la pandemia la gente se ha dado cuenta de la importancia que tiene el dormir bien: para reforzar nuestro sistema inmunológico lo mejor es descansar”, explica Juanjo.
“Tenemos pocos gastos porque somos él y yo, y los dos llevamos el dinero a la misma casa. Si hubiera empleados sería otra cosa”, apunta Paqui. El matrimonio también tiene la suerte de contar con su local en propiedad.
Salvad al comercio: un centro deportivo
2020 tampoco fue un buen año para el centro deportivo de entrenamiento personal Afit Club. “Ahora mismo estamos al 50% de lo que estábamos en febrero del año pasado”, confiesa Alberto, su director. Afit sobrevivió a los tres meses de cierre a cal y canto durante el confinamiento gracias a sus clases virtuales y a la fidelidad de sus clientes. “Hicimos entrenamientos online. Bajamos la cuota de nuestros clientes y ellos confiaron en nosotros y entrenaron desde casa”.
Con cinco personas en la plantilla del centro deportivo, Afit ha aguantado el chaparrón y ha ido incorporando poco a poco a todos sus trabajadores. “Soy una persona bastante optimista y creo que eso me ha ayudado a salir adelante. También tenemos la suerte de que, como centro de entrenamiento personal, aquí nunca ha habido masificaciones porque las sesiones son con máximo tres personas en la sala y eso genera mucha confianza entre nuestros clientes”.
Salvad al comercio: una clínica
Después de más de 40 años cuidando las bocas de los vecinos de Pinto, en marzo del pasado año Correa Dental tuvo que echar por primera vez el cerrojo a su clínica. “Han sido meses duros. El peor momento fueron los tres meses de confinamiento: estuvimos completamente cerrados, sin ningún tipo de ayuda, con todo tipo de gastos y sin ingresar ni un euro”, explica su director, el doctor Francisco Correa.
Diez personas forman el equipo de Correa Dental. Únicamente una auxiliar permanece en ERTE, pero la clínica odontológica ha tenido que reducir las horas de los doctores pensando en sus clientes. “Hemos extremado todas las medidas de seguridad, higiene, esterilización… El ritmo de trabajo también es menor porque ahora hay más tiempo entre paciente y paciente para poder limpiar exhaustivamente las cabinas”. Además, como personal sanitario, han tenido que hacer una fuerte inversión en materiales de protección frente a la covid: mamparas, viseras, equipos de protección individual, productos de desinfección para las herramientas quirúrgicas, etc.
“La verdad es que nunca he temido por el cierre de Correa Dental. De una manera u otra íbamos a seguir trabajando, si hacía falta yo solo. Esto es lo que sé hacer, lo que mejor se me da, quiero seguir cuidando bocas”, se sincera Francisco.
“No es mi trabajo pensar en qué medidas deberían aplicarse para ayudar al comercio. Bienvenidas sean todas las iniciativas que se hayan hecho en otros municipios. Si una medida es buena, es buena. Independientemente del color político de cada ayuntamiento”.
Socorro
Desde el Estado y la Comunidad de Madrid, además de los ERTE, se han dado ayudas por cese de actividad para los autónomos y préstamos ICO -créditos a través de entidades bancarias con, en principio, mejores garantías para las empresas-, pero los comercios insisten en la necesidad de crear ayudas directas. “Necesitamos dinero a fondo perdido. Los ICO son un engaño, yo no puedo endeudarme más. ¿Si no genero ingresos para poder pagar los impuestos que ya tengo atrasados, de dónde voy a sacar el dinero para poder pagar un crédito?”.
Ninguno de los comercios entrevistados por ZIGZAG ha tenido algún contacto con el Ayuntamiento de Pinto desde que comenzó la pandemia. No han recibido ninguna llamada, no han sido atendidos por el concejal de Comercio, ni han sido convocados a ninguna reunión.
La única medida de apoyo al comercio impulsada por el Ayuntamiento de Pinto fue la suspensión de la tasa de terrazas sobre 31 locales de hostelería desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio de 2020 -por el que el Consistorio dejó de percibir 11.700 euros- y la cuota íntegra del 2021 -por la que dejarán de ingresar en torno a los 40.000 euros-. Pinto es el único municipio de su rango poblacional que no ha impulsado ninguna partida para paliar la catástrofe económica que ha supuesto la crisis sanitaria en el pequeño comercio (pincha aquí para ver las ayudas al comercio local que se han dado en el resto de municipios de Madrid).
“No estoy acostumbrada a que se nos dé nada así que no las he echado en falta en ese sentido. Ni me planteo que nos puedan dar ayudas directas… ¿Que se han dado en otros municipios? ¿300 euros en Valdemoro? Pues me da para pagar el autónomo y parte del alquiler, no me parece una cantidad pequeña”, dice Nuria con incredulidad.
“¿Ayuda municipal? Lo siento mucho, pero ninguna. Cero. Me parece muy triste que ni siquiera hayan pasado por aquí. La concejalía de Comercio se supone que es nuestro refugio y no ha querido preguntarnos qué tal vamos o qué necesitamos. Yo no veo ni un color ni otro, ni en la Comunidad de Madrid ni aquí se están comportando”, opina Charo, para quien sólo hay una solución posible: ayudas a fondo perdido.
“Los bolis que nos regalaron están muy chulos”, responde Juanjo sobre el apoyo municipal con ironía. “Por supuesto, siempre se puede hacer más”.
“Yo creo que se han hecho muy poquitas cosas. Nos han liberado de la tasa de terrazas y nos han dejado más espacio, pero en inverno nadie se sienta en una terraza si no la tienes techada y con estufas”, resume Ana, pidiendo liquidez. “Cualquier ayuda, por pequeña que sea, para cualquier negocio es imprescindible. No, es esencial”.
A 2021 le pido…
“El 2021 lo esperábamos todos con ilusión, pero ya se nos ha quitado. Entre Filomena, la nueva ola, las nuevas cepas, los retrasos en las vacunas y el caos generalizado de nuestros políticos, tiene pinta de que esto va para largo”, dice con desaliento Nuria desde el mostrador de su tienda.
“Esfuerzo, a 2021 le pido esfuerzo político”, imploran desde Xaritour.
¿Podría nuestro comercio aguantar otro año de pandemia? “Lo intentaríamos con uñas y dientes. Somos unos buscavidas y nos volveríamos a buscar la vida, qué duda cabe”, aseguran Paqui y Juanjo desde su local, rodeados de colchones. “Tenemos una cafetería rosa, no podemos ser pesimistas. Sabemos que va a costar y que va a durar, pero esto se levanta”, declaran, con optimismo, desde Hola Café.
¿Por qué Pinto no ha dado ayudas?
“Es verdad que muchos municipios han dado ayudas directas. A día de hoy, nosotros no tenemos competencias en comercio”, declara Alejandro Robles, concejal del área. Según el Gobierno, el Ayuntamiento no cuenta con una partida presupuestaria para gastar en comercio local y los técnicos municipales les han advertido que harán un informe desfavorable a cualquier subvención en este sentido. “No es culpa de los técnicos, no es culpa nuestra, es culpa de la Comunidad de Madrid que es quien tiene que dar ese dinero”, responde la teniente de alcalde, Lola Rodríguez.
Ningún Ayuntamiento tenía presupuestado un fondo para la covid-19 por lo que -como acostumbra a hacer el Consistorio pinteño, con un presupuesto municipal prorrogado desde 2015-, todos los Gobiernos han tenido que aprobar trasferencias de crédito extraordinarias o con los fondos de las partidas de Festejos o Cultura que no han podido ser gastadas con motivo de la pandemia. “Parece ser que nadie se había enterado hasta ahora de que no tenemos competencias en Comercio. Nuestros técnicos hacen lo que les marca la ley”, reitera la concejala Rodríguez.
“Nuestros próximos presupuestos contarán con una partida para Comercio”, avisan los socialistas. Aunque el Gobierno consiguiera aprobar sus cuentas en los próximos meses, la concejala es consciente de que las ayudas -si las hubiera- llegarían tarde. “Sí, somos conscientes. Pero igual que cierran comercios cierran empresas y no podemos llegar a toda la gente y darle ayuda a todos los vecinos que se han quedado en el paro”.
Reparto de pantallas, mascarillas y geles, elaboración de un vídeo de promoción de comercio de cercanía y una entrega de bolis. Es el resumen de las acciones llevadas a cabo por la concejalía de Comercio de Pinto durante la pandemia. Contradiciendo a los entrevistados en este reportaje, Robles asegura que ha estado en la calle. “He pasado personalmente a dar material a todos los establecimientos uno por uno. Habrá gente que no haya tenido la buena suerte de que estuviera yo dando ese material, pero estaban otros miembros del Gobierno”.
La concejalía de Comercio también ha mantenido dos reuniones para abordar la crisis del covid: una con la recientemente creada plataforma de hosteleros y otra con la Asociación de Comerciantes e Industria de Pinto (ACIP). “Hemos convocado a todo el mundo. El que no conozca la concejalía de Comercio del Ayuntamiento de Pinto es porque no ha querido venir”.
“¿Tú crees que lo que se pueda hacer desde esta concejalía va a cambiar mucho la situación del comercio?”, preguntan los políticos. La respuesta: sí y todo lo que no se haga, también.
La red de seguridad
Para todos, la expresión máxima de solidaridad y compromiso durante la crisis sanitaria de la covid-19 se concreta en dos palabras: sus clientes.
“Llevamos muchos años, más que clientes tenemos amigos. Siempre se pasan a preguntar qué tal con ganas de ayudar y compran alguna cosa, aunque a lo mejor en ese momento no la necesiten”, asegura Nuria. “Si hemos sobrevivido ha sido gracias a nuestros clientes “, corrobora el deportista Alberto.
El apoyo ciudadano al comercio local fue una de las claves para que los envíos a domicilio de desayunos, tartas o meriendas impulsados durante estos meses por Hola Café, funcionaran. “No nos podemos quejar de nada, tenemos unos clientes maravillosos. Muchísima gente se implica y cree de verdad en el comercio de proximidad, en apoyar a los de aquí”, afirma el equipo.
“Es un lujo poder seguir abriendo la clínica en unas circunstancias tan difíciles como estas porque tus pacientes confían en ti”, dice agradecido el doctor Francisco Correa. Además de la meya económica, en Correa Dental el 2020 también ha sido un año triste para el corazón. “La pandemia ha sido muy dura para nosotros a nivel emocional. Hemos tenido que decir adiós a personas que llevaban nosotros muchísimo tiempo”.
Ellos, sus clientes, se han convertido en su principal razón para resistir. “Yo lo mejor que tengo aquí y por eso aguanto, son mis clientes”, reconoce Charo.
vecina Pinto | Lunes, 22 de Febrero de 2021 a las 22:02:28 horas
Para poder ayudar al comercio hay que ir por la calle caminando; fumadores, gente sin mascarilla, terrazas repletas de gente sin mascarilla invadiendo las aceras... ayuda poco a incentivar el comercio local. Hagan algo, a quien corresponda
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