
En solo cuatro meses, la personalidad luchadora, alegre y testadura de Juan Carlos le ha hecho pasar de estar postrado en la cama de un hospital a participar en el Campeonato de España de Parabadminton. “Esto no es un problema, es diferente”, asegura el ciempozueleño.
Juan Carlos es un vecino de Ciempozuelos más. Treinta años, amante del deporte, los coches, las motos, la velocidad, le gustaba salir, entrar, disfrutar de la vida. El 27 de mayo de este año Juan Carlos cogió su moto con otros dos amigos -¡por fin, después de meses de confinamiento!-, condujo, un vehículo se le cruzó, chocaron, se golpeó la cabeza y despertó en el hospital de 12 de Octubre. Lesión medular. Juan Carlos perdió ese día toda movilidad y sensibilidad de pecho hacia abajo. Hoy sigue siendo un tipo normal. Acaba de sacarse el carnet de conducir y en noviembre participó en el Campeonato de España de Parabadminton.
Esta noticia no es un canto a la vida, es un ole a los vividores en su quinta acepción de la RAE: “que vive la vida disfrutando de ella al máximo”. Pase lo que pase. De hecho, el ejemplo semántico que pone la Academia en su reseña, define a la perfección a Juan Carlos: “Una persona vividora que derrocha optimismo”.
“Esto no es un problema, es diferente pero no es un problema. Yo puedo hacer todo lo que me proponga”, declara Juan Carlos con firmeza. En solo cuatro meses, su personalidad luchadora, alegre y testadura ha tumbado cualquier barrera y le ha dado fuerzas para esforzarse cada día y salir adelante.
El golpazo
Ningún principio es fácil, el de Juan Carlos tampoco. El accidente dejó al joven ciempozueleño “con un pie en la caja de pino”. “Fue muy duro. Estaba en la UCI todo el día, comiendo techo, hecho polvo. No paraba de llorar y de darle vueltas a la cabeza. Me sentía un trozo de carne tirado en la cama, una molestia para cualquiera”, confiesa.
Juan Carlos pasó 15 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital madrileño antes de ser trasladado al Hospital de Parapléjicos de Toledo en un helicóptero ambulancia. Allí pasó otros 30 días en la UCI y 10 en planta antes de poder empezar la terapia de rehabilitación. Empezaron enseñándole cómo vestirse y hoy lucha para hacerse un nombre en el mundo del bádminton. “Vi que podía hacer cosas y cambié el chip. Esto no me iba a parar”.
El bádminton
Juan Carlos siempre había sido una persona deportista: gimnasio entre semana, ciclismo de montaña o carretera los sábados. El Hospital de Parapléjicos de Toledo dispone de pistas de distintos deportes para los pacientes. “Empecé probando el pin pon para conseguir un poco más de equilibrio. El bádminton nunca me había llamado la atención, pero un día vi a gente entrenar y me animé. Desde entonces no me he bajado de la silla”, cuenta Juan Carlos.
Para poder practicar bádminton, el hospital de Toledo ha cedido a Juan Carlos una silla deportiva. La silla es vieja, pesada y no está adaptada ni a la talla ni a las necesidades de espalda de Juan Carlos. Fue con la que acudió al Campeonato de España de Parabádminton.
“No fue muy bien”, dice riendo. “Soy muy competitivo, no lo puedo evitar. Llevo muy poco lesionado y no voy cómodo en la silla. Pero aprendí muchas cosas viendo a los otros jugadores. El ambiente que hay es excepcional, he hecho muchas amistades”, cuenta el de Ciempozuelos.
Para seguir entrenando y poder presentarse a futuros campeonatos, Juan Carlos necesita una silla deportiva específica que se ajuste a la fisionomía de su cuerpo y que sea segura para evitar caídas. Una silla así cuesta alrededor de los 8.000 euros.
“Todo el material ortopédico es carísimo. La silla, adaptar una cocina, un baño, un coche…” explica el de Ciempozuelos. Por ello, Juan Carlos ha lanzado una campaña de crowdfunding para que le ayude a costearla. De momento lleva recaudados más de 4.000euros. “Es increíble, estoy muy agradecido a toda la gente que me está ayudando”, dice Juan Carlos. “No pienso bajar los brazos ahora, no voy a dejar de luchar para seguir adelante y ser campeón de España algún día”.
La vida sigue
El 21 de diciembre el hospital de Toledo dará el alta a Juan Carlos, que podrá volver a su vida, un poco diferente de la de antes. “No quiero parar de hacer cosas. Voy a por todo. Seguiré entrenando y compitiendo. El deporte para nosotros es mucho más fundamental que para una persona sin ninguna discapacidad”.
Además del deporte, Juan Carlos también ha encontrado una nueva meta: luchar por los demás. “En este tipo de lesiones lo más importante no eres tú, hay muchas otras personas que están pasando por lo mismo. Esto es una cadena de favores. Hoy por ti, mañana por mí”.
Juan Carlos disfruta de su nueva vida plenamente y ha aprendido a ser feliz con lo que es y lo que tiene, una filosofía que trata de transmitir a personas en su misma situación. Entre ellas está su compañero de habitación, una persona mayor a la que le está costando adaptarse a los cambios. “Le animo. Esto es una familia y tenemos que apoyarnos”.
Inversión, visibilidad y respeto
Desde Ciempozuelos, uno de los municipios con más barreras arquitectónicas y menos accesibles para las personas con movilidad reducida de la región -especialmente su estación de tren, que no cuenta con ascensores para poder cambiar de vía-, Juan Carlos pide más inversión, visibilidad y respeto.
“Ciempozuelos es un desastre absoluto. La farmacia que tengo más cerca mi casa tiene una rampa que es chungo que la subas sin caerte de espaldas. El municipio no está pensado para que una persona como yo pueda moverse solo ni tener autonomía”, denuncia el vecino.
Puedes ayudar a Juan Carlos en su crowdfunding para conseguir la silla deportiva adaptada y poder seguir entrenando al bádminton pinchando aquí.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.179