El Pinto que vivimos y queremos volver a ser
Fue Alain Denault quien sentenció que "hoy los políticos destacan menos no porque sean más mediocres sino porque se ha reducido la distancia entre el que lidera y los liderados". Al margen del debate que podría suscitar esta afirmación es evidente que actualmente la sociedad civil va muy por delante de los intereses políticos en lo que a progreso, innovación y compromiso se refiere.
El pasado mes de noviembre tres nombres propios de Pinto han brillado con especial intensidad y nos han recordado el enorme talento, no siempre conocido o reconocido, que a diario pelea a lo largo y ancho de nuestras calles. Nuestros cantantes y compositores Gato Charro y Rosco lanzaron el tema "¿Dónde estabas tú?", todo un himno generacional que nos traslada a rincones, aventuras y recuerdos compartidos de nuestra ciudad, Pinto. Como si el estribillo fuese el prólogo de una obra aún por completar ("daban ganas de morder el aire en la calle con tu aroma a chocolate"), apenas unos días después nuestro embajador gastronómico local, el gran repostero Justo Almendrote, daba a conocer un nuevo dulce que aspira a convertirse nada menos que en tradición. Se trata de los "ombligos" de Pinto, que serán presentados en sociedad próximamente. Ambas iniciativas, además, han contado con el impulso, respaldo y cobijo del Ayuntamiento de Pinto, por lo que es obligado aplaudirlo.
Más allá de lo maravilloso de ambas creaciones, estos vecinos de Pinto han logrado poner encima de la mesa una reflexión que merece ser tenida muy en cuenta. Los pinteños estamos muy orgullosos de nuestro pasado y estamos deseando trabajar por un futuro que desde hace demasiados años se presenta sombrío y con olor a agua estancada. Probado está que contamos con personas de enorme talento que con su trabajo nos trasladan a viejos tiempos, antiguos olores, épocas que ya pasaron y que no nos deben dejar caer en el confort peligroso de la nostalgia. No se puede entender la participación ciudadana como el pretexto para dejar hablar a una serie de colectivos o personas, tenerlas entretenidas y que parezca que se van contentas. Debemos potenciar y entender esta participación ciudadana como un motor insustituible que se vuelque en el cuidado, el crecimiento y la prosperidad de nuestra ciudad. No escuchar el mensaje no sería propio de sordos sino de necios, y es un verdadero placer que haya personas que nos lo recuerden de un modo tan creativo y gustoso para los cinco sentidos. En otras palabras, y más en estos tiempos, ojalá que entre todos trabajemos reivindicando el Pinto que vivimos y queremos volvemos a ser.
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