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Ramón Pulido

El juez juzgado

Viernes, 20 de Enero de 2012 Tiempo de lectura:

Ya sé que no voy a ser nada original, porque de este asunto ya se ha escrito y sin duda se seguirá escribiendo mucho y durante mucho tiempo. Pero como a tantos otros ciudadanos de a pié, me produce una gran indignación tener que vivir acontecimientos tan carentes de lógica como el de someter a la justicia a un juez, Baltasar Garzón, por ejercer sus funciones de investigar a  unos supuestos delincuentes.

Con frecuencia, los ciudadanos nos quejamos de que los delincuentes quedan en libertad sin cargos, porque los jueces no tienen pruebas suficientes para poder inculparles y en su caso condenarles, bien por  falta de medios, de tiempo o de interés. Pero si un juez hace un trabajo minucioso de investigación y seguimiento, corre el riesgo (aunque no en todos los casos) de ser acusado de extralimitarse en sus funciones, incurriendo en un delito de prevaricación, atentado contra los derechos de los investigados, etc.

Si creemos en la justicia y no tenemos nada reprochable o delictivo por lo que se nos pueda inculpar ¿Por qué tendría que preocuparnos que un juez en el uso de sus facultades pueda investigarnos, escuchar una conversación entre supuesto delincuente y defensor, cuando se sospecha que este defensor puede ser su cómplice?.

Sabemos que la principal función de un abogado es defender a su cliente ante cualquier acusación o imputación en la que esté inmerso por muy grave que esta pueda ser, con todos los argumentos legales que pueda utilizar. Pero, ¿puede un abogado convertirse en su cómplice del delito de que se le acusa: destruyendo pruebas, eliminando testigos o sustituyéndole en sus supuestos actos delictivos?.

¿Hasta dónde llega el derecho a una defensa digna?.¿Depende esto del poder adquisitivo del supuesto delincuente, de la convicción moral de los jueces o relación de amistad o simpatía que tenga con respecto al reo o los hechos que se juzgan?. ¿Están las leyes y códigos de justicia adaptados a las situaciones que se plantean en este siglo XXI en que nos encontramos, o se han quedado obsoletas y esto nos lleva a veces a que se tomen decisiones que contrastan negativamente con la sociedad actual?.

Quiero creer que un juez en un caso como el de las escuchas del caso Gürtell, sabrá diferenciar qué contenido de una conversación entre abogado y cliente puede ser considerada legítima defensa, y cuando el contenido de estas conversaciones convierte a ambos en cómplices del delito perseguido. Pero al parecer no todos los jueces tienen esto claro y eso les lleva a desconfiar de sus propios colegas, o quizás no todos los jueces entienden e interpretan de igual modo la administración de la justicia.

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