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Pinto oficia su primera boda “Zoom” que reunió a ciudadanos de cinco países del mundo

Esther A. Muñoz Lunes, 26 de Octubre de 2020 Tiempo de lectura:
Un momento de la ceremonia de Jennifer y Luis, con la madre de ella en la pantalla.Un momento de la ceremonia de Jennifer y Luis, con la madre de ella en la pantalla.

Ciudadanos de cinco países del mundo –Perú, Uruguay, El Salvador, Estados Unidos y la España confinada de Madrid- estuvieron conectados a la retransmisión de la boda que se celebró el pasado viernes desde el salón de plenos del Ayuntamiento.

Jennifer Boltan y Luis Lebrón ya pueden pasar al libro de los récords guiness como el primer matrimonio “Zoom” de Pinto. El concejal del Partido Popular, Francisco Pérez, tuvo el honor de oficiar el pasado 23 de octubre la primera boda de Pinto realizada a través del programa de videollamadas Zoom, que se popularizó durante los meses de confinamiento, reuniendo a las familias en torno a la pantalla. “Somos la generación millennial, ¡teníamos que ser nosotros! Hay que usar la tecnología para acercarnos a la gente, no sólo para separarnos de ellos”, apunta la recién casada. Su peculiar casamiento ya ha servido de inspiración para algunos amigos de la pareja que, con fecha en diciembre, prevén que tampoco podrán tener una ceremonia tradicional.

 

Jennifer y Luis empezaron a organizar su boda en enero –celebración, coctel, comida, baile…–, ajenos al desbarajuste que iba a suponer la pandemia en la vida de todos los españoles. “Cuando nos dijeron que la fecha de la boda sería en octubre imaginamos que todo esto ya habría pasado. Estábamos tranquilos, pero según iban pasando los meses vimos que la nuestra no iba a ser la boda que habíamos planeado”.

 

Toda la familia de Jennifer estaba preparada para viajar desde Perú a España. Al final, fue la propia pinteña la que decidió no poner en riesgo a sus seres queridos.

 

[Img #27485]Una boda internacional

 

Ciudadanos de cinco países del mundo –Perú, Uruguay, El Salvador, Estados Unidos y la España confinada de Madrid- estuvieron conectados a la retransmisión de la boda desde el salón de plenos del Ayuntamiento. Aquí eran las dos de la tarde, en Sudamérica las ocho de la mañana. El desfase horario y los miles kilómetros de por medio no impidieron a los amigos y familiares de la pareja vestirse para la ocasión. “Mis amigas estaban todas maquilladas, peinadas y de punta en blanco. Mi madre se puso el vestido que se había comprado cuando pensaba que iba a venir a España”, cuenta Jennifer.

 

Los nueve asistentes que pudieron estar presentes en la ceremonia conectaron con los invitados a través del televisor que el Ayuntamiento ha instalado en la sala para la realización de los plenos durante la pandemia. Incluso la familia de Luis, que aguardaba impaciente en la plaza del Ayuntamiento al término de la ceremonia, conectó a través de sus dispositivos móviles con la boda.

 

“Le debemos la boda a Francisco, que fue quien organizó todo”, reconocen los recién casados. Fue al concejal a quien se le ocurrió la idea de utilizar las herramientas del Consistorio para poder realizar este peculiar acto y dispuso todo para que saliera a la perfección. La pareja también agradece la labor del personal de Ayuntamiento y por supuesto, a todos los “conectados” que pudieron compartir con ellos ese día “aunque fuera de manera muy pequeña”.

 

 

[Img #27484]Lejos pero muy cerca

 

La ceremonia de Jennifer y Luis fue tremendamente emotiva. El momento más emocionante del acto fue la intervención de la madre de ella: inesperada para Jennifer y perfectamente urdida por Francisco desde días antes. “Nos hizo llorar a todos. A ella se le cortaba la voz porque es una mujer muy fuerte, pero yo que soy una llorona… solo con el “hija” del principio ya se me habían saltado las lágrimas”, relata Jennifer. “Mi madre ha estado en cada evento de mi vida ¡imagínate no estar en mi boda!”. Pero para Jennifer, la barrera del espacio no hizo que su madre no pudiera estar presente. “Fue como si estuviera allí. No sentí la ausencia de mi madre”.

 

Las recomendaciones de seguridad y distancia social para protegerse y frenar los contagios por coronavirus también fueron duras para Luis. “Mi familia estaba fuera, esperándonos a que saliéramos del Ayuntamiento. No pude abrazar a mi abuela, solo agarrarle la mano”, cuenta Luis.

 

La fiesta de la boda tendrá que esperar un año (al menos) pero contará con un invitado más, el hijo que ambos esperan. Por ahora, Luis y Jennifer disfrutan de su especial luna de miel, con toque de queda y fotos con mascarilla en Ronda.

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