Está en juego la vida de Pinto y su gente
A menudo nos enfangamos en debates donde lo que priman son los ataques y las diferencias. Me gustaría hacer una reflexión sobre la política municipal. Ciudadanos y ciudadanas, en materia local, ¿en qué no estamos todos de acuerdo? ¿Acaso no queremos todos calles limpias, jardines cuidados, seguridad o colegios y escuelas en las mejores condiciones? ¿No queremos todos apostar por contar con la mejor sanidad pública posible, fomentar el deporte, la cultura, las actividades y cuidado de nuestros mayores u ofrecer oportunidades y el mejor ocio posible a nuestra juventud? ¿Hay alguien que no desee que se apueste por la creación de empleo de calidad, la instalación de empresas en la localidad, la mejora del transporte público y una ordenanza social que ayude a quienes peor puedan estar pasándolo?
Por todo ello, si todos estamos de acuerdo en lo principal en cuanto a las necesidades de Pinto, al margen de debates menores, ¿a qué viene que estemos siempre a la gresca con el palo en la mano? Exactamente lo mismo que nos afanamos en buscar a nivel individual debemos encontrarlo como sociedad: el apoyo y el abrigo en momentos de dificultad. Y sólo a través del compromiso podremos lograrlo. Y esto debemos exigir, no solicitar, a nuestros políticos locales.
Nuestros políticos locales, sean del color que sean, deben guardar la bufanda de su partido en un cajón y sentarse sin agenda ni reloj para lograr una respuesta unitaria y consensuada que atienda estos problemas inéditos en la historia de Pinto. No alcanzar la unanimidad sería una vergüenza histórica. Mucho se habla del consenso de la transición. ¿Cuál fue el secreto? Permitidme que opine que la esencia de aquel acuerdo se podría resumir en una premisa: cuando los padres constitucionales se sentaron en una mesa el "no acuerdo" era una opción imposible, fuese como fuese se tenía que redactar un texto constitucional que devolviese la soberanía, el derecho y la libertad a los españoles. Precisamente los políticos más fortalecidos en la crisis actual han sido quienes han adoptado un discurso humano y ajeno a las diferencias (Martínez Almeida, Margarita Robles o Rita Maestre, por ejemplo)
Nuestros políticos locales deberían asumir esta posición. No deben reunirse para ver si pueden alcanzar uno o varios acuerdos, han de hacerlo sin plantearse siquiera no llegar a esos acuerdos, poniendo cada uno en la mesa sus propuestas con sus respectivos plazos y viabilidad.
Por todo ello, me atrevo a proponer lo siguiente: que todos los partidos políticos declaren una tregua hasta el mes de septiembre y entonces se haya aprobado un nuevo presupuesto municipal adaptado a la nueva realidad social y económica, que por supuesto nada tiene que ver con la de 2015. En este tiempo deberán consensuar medidas de apoyo concretas, reales y presupuestadas a empresas y comercio, así como a las personas más golpeadas por esta crisis. Se deberá buscar soluciones a clubes deportivos y entidades culturales, así como salas de conciertos e infinidad de entidades que hasta dentro de varios meses no podrán ver normalizada su actividad.
Soy un firme defensor de la política y es evidente que existen y existirán diferencias. Tiempo habrá de discutir y hacer oposición al gobierno. ¡Las elecciones serán dentro de 3 años! Incluso en octubre se podría convocar el debate sobre el estado del municipio y comenzar esa "fase 2" de la normalidad democrática. Pero no permitamos que el interés partidista o personal esté por encima del interés general en un momento tan dramático, inédito y trascendental como el actual. Porque aquí lo que está en juego es la vida de Pinto y de su gente, y tomaremos nota. ¿La alternativa? Seguir despellejándonos en redes sociales con memes y memeces del nivel de "Pedro el sepulturero, Pablo Fracasado o el marqués de Galapagar". No parece un camino ilusionante
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