Anfitrionas
En Nepal el sábado es el único día de descanso. Nosotros, como no venimos aquí de visita, sino a trabajar, hemos adoptado esta norma, de modo que cada semana nos empleamos a fondo de domingo a viernes.
Por las mañanas desarrollamos actividades con los niños de Bal Mandir de 9 a 12. A esa hora salimos a almorzar a un restaurante que se encuentra a unos 10 minutos andando desde el orfanato. A las 2 de la tarde reiniciamos nuestra labor, hasta las 5. Entonces regresamos a nuestros apartamentos, y allí preparamos las actividades y el material que utilizaremos en Bal Mandir el día siguiente.
Hoy sábado era nuestro día de descanso, por eso nos hemos levantado un poco más tarde de lo normal y hemos visitado Patan, una de las tres ciudades históricas del valle de Kathmandu, junto con Bhaktapur y la propia Kathmandu. Desde allí nos hemos ido al apartamento que comparten Kalpana, Basanti y Binda, tres chicas ex Bal Mandir que están colaborando con nosotros en este proyecto. El reducido espacio en el que viven no ha sido impedimento para invitarnos a comer en su casa, aunque hemos tenido que distribuirnos para comer entre la cocina y una de las dos habitaciones. Gajendra nos ha acompañado, y también Sarita se ha sumado al grupo, en total éramos trece comensales.
El apartamento que comparten Kalpana, Basanti y Binda, situado en la planta baja de un edificio, es poco luminoso, y tiene una pequeña cocina y dos dormitorios. En total no creo que la vivienda tenga más de 25 m². El servicio está fuera del apartamento, pero afortunadamente no lo tienen que compartir con ningún otro vecino. No obstante, es un lugar agradable y acogedor, quizás porque el habitáculo ya se ha contagiado del propio carácter alegre de sus habitantes.
Binda, que está estudiando cocina, se ha encargado de preparar la comida, mientras sus dos compañeras hacían limpieza y le ayudaban en algunos preparativos. La comida era típicamente nepalesa: arroz acompañado de lentejas, verduras y patatas cocidas, un plato verdaderamente exquisito a pesar de su simplicidad. Nuestras anfitrionas habían hecho todo lo posible para que todo fuera de nuestro agrado y nos sintiéramos a gusto en su casa.
Después de comer nos fuimos andando hasta la NGCC (Nepali Girls Care Centre), una institución que financian algunos patrocinadores holandeses y suecos, que acoge cada año a cinco chicas de Bal Mandir de unos 16 años de edad, con el objetivo de prepararlas para la transición a la vida adulta. Permanecen allí durante tres años. Cada año entran cinco y salen otras cinco, de modo que allí viven habitualmente quince chicas de Bal Mandir.
Kalpana, Basanti y Binda no hace mucho que salieron de la NGCC. Cuando abandonan esa institución reciben ayuda durante un año más, tras el cual tienen que salir adelante por sí mismas. A ellas tres, y a otros chicos y chicas más ex Bal Mandir, les estamos ayudando desde el "grupo de los 10 €" de España, para que puedan concluir sus estudios antes de empezar a trabajar, porque la mayoría de ellas al llegar a los 20 años de edad, cuando finaliza la ayuda de la NGCC, todavía no ha logrado concluir sus estudios.
Nos asombra la amabilidad y la madurez de estas chicas, que se vuelcan con nosotros siembre que tienen ocasión. Hoy han sido las anfitrionas perfectas.
Kathmandu, a 8 de octubre de 2011
















Raquel | Martes, 03 de Enero de 2012 a las 19:07:40 horas
Gracias por esa "bofetada" de realidad que tanto necesitamos para darnos cuenta que no somos el ombligo del mundo y que nuestros adolescentes son unos verdaderos privilegiados, Maestro, espero más de sus escritos
Accede para votar (0) (0) Accede para responder