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Fernando Ferro

El PSOE nunca falla

Miércoles, 16 de Octubre de 2019 Tiempo de lectura:

Si usted es de derechas, vamos conservador que le parece que las cosas tampoco están tan mal, pero le gusta sentirse así como un poco progresista, pues vote al PSOE. ¿Por qué? Pues porque defienden sin ninguna duda el capitalismo  en todas sus formas existentes e impredecibles: imperialista, mafioso,  financiero, liberal, keynesiano, etc. como único sistema económico posible para organizar los procesos de producción, distribución y consumo Algo de razón no les falta, porque  las desastrosas experiencias del socialismo real, que fue más bien irreal, les dan munición abundante para defender sus posiciones. Aunque hay otras formas posibles de organización socio-económica, pero ellos las ignoran, algunas ensayadas con éxito como las colectivizaciones libertarias de Aragón y Catalunya a lo largo de los tres últimos años de la II República, 1936/39, o los sistemas cooperativos de los Valles de Mondragón, en pleno franquismo, también la gestión comunitaria de suelo y recursos en comunidades rurales de América Latina y Asia, o los procesos de democratización, próximos a la socialización,  de la economía y los servicios públicos en los países escandinavos, por no extendernos en las actualísimas y  múltiples iniciativas sociales de corresponsabilidad en el uso de espacios de trabajo, producción agrícola y cultural, bancos de tiempo y todo lo que se pueda imaginar, porque el socialismo es anticipación o no es nada.

 

En cuanto a la estructura del Estado son decididamente monárquicos, a pesar de que en la intimidad se declaren fervorosos republicanos. De las obscenas relaciones de un Estado, que se afirma aconfesional, con la Iglesia Católica da para escribir el gran tratado del cinismo. El Concordato firmado por el dictador Franco con el Estado Vaticano, con capital en la Ciudad del Vaticano, sigue vigente con matices. Es decir, que burla burlando, se podrían dar por buenos todavía los acuerdos entre Estados firmados con la Alemania nazi, los fascistas italianos de Mussolini o el Estado Novo del satánico portugués  Oliveira Salazar. También siguen vigentes los humillantes acuerdos firmados con el general Eisenhower, las bases de utilización conjunta, utilizadas sólo por los yankees y para defender sus propios intereses. Nada de discutir los designios del Imperio. En lo social (derogación de la reforma laboral del PP, actualización de las pensiones, programas de vivienda pública y empleo) quiero, pero no puedo y en lo político (derogación de la ley mordaza, avanzar hacia un estado federal, desarrollo de la ley de memoria histórica, recuperación de empresas y servicios por el sector público) puedo, pero no quiero. En el espacio en el que se encuentran más seguros es en el proceso de consecución de los derechos de las minorías y tímidamente en la defensa de los derechos medioambientales. Por el contrario, han sido y siguen siendo verdaderos maestros de la corrupción política y el ”me lo llevo”, seguidos muy de cerca y a veces superados por todas las facciones de la derecha, desde la española, tan española que heredó las habituales prácticas de corrupción de la dictadura franquista, expresión máxima de la corrupción política. No quedándose atrás los nacionalistas  periféricos en sus respectivas autonomías, ni buena parte de los alcaldes (en Pinto tuvimos un ejemplo deslumbrante). Los trileros González-Guerra, amparados y amparando al  benemérito rey Borbón, designado rey por el dictador, trasladaron las viejas y siempre nuevas enseñanzas cervantinas del patio sevillano de Monipodio a la totalidad del territorio político del país. Si se siente usted decididamente conservador, reaccionario sin complejos o fascista vergonzante no tiene problemas para votar, la oferta girondina es amplia en partidos políticos y medios de comunicación. Las propuestas de la bancada jacobina, la llamada izquierda, está mucho peor representada, fraccionada y enfrentada, sometida por líderes egocéntricos y soberbios, que han trasladado el ficticio “Juego de tronos” a nuestra realidad cotidiana. Para su tranquilidad, y considerando lo expuesto, la dirección del partido autodenominado socialista nunca facilitará la formación de un gobierno de progreso que comprometa, ni levemente, los intereses del gran capital financiero e industrial. Toda su voluntad está comprometida en alcanzar pactos con las derechas, porque el PSOE nunca falla.
 

 

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