Vuelven las barrenderas otra mañana, vuelve el arte a las calles
![[Img #23067]](https://zigzagdigital.com/upload/images/07_2019/8844_opinion_ferro_mujeres_limpiadoras.jpg)
Decíamos ayer que quien limpia los edificios y viviendas es quien más sabe de sus usuarios, ese chico tan joven, alto y apuesto de contabilidad pega clandestinamente los mocos debajo de su silla de trabajo y la comercial madurita, tan elegante y estirada, deja el inodoro como un matadero cuando le llega la menstruación, así somos. Nota de servicio: Las señoras de la limpieza habitualmente no inutilizan los equipos informáticos. Por otra parte, técnicos y diseñadores deberían limpiar los baños y cocinas de sus viviendas o escuchar con atención a quienes lo hacen para comprender realmente cómo funcionan las cosas. También las barrenderas confirman cada mañana lo que bien saben de los vecinos de cada calle, de los distraídos y corteses que saludan cordialmente a las trabajadoras más humildes y necesarias, de los maleducados que maleducan a sus hijos y ven impasibles como desparraman por la calle los envoltorios de bollos y chucherías, de los trabajadores indolentes que salen a fumar un cigarrillo a la puerta de sus oficinas y lanzan descuidadamente las colillas a la acera, de los que quieren tanto a sus perritos y ,sin embargo, abandonan sin pudor sus excrementos y orines , de los que arrojan por la ventana el preservativo cuidadosamente anudado, de los que se olvidan la bolsa de la basura en el alcorque por no andar cuatro pasos más hasta el contenedor, de los que cambian la batería del coche y se dejan la vieja en la acera, y un interminable inventario de descuidos y faltas de respeto a los demás ciudadanos y trabajadoras que tratan como Sísifo de cargar cada día con su piedra hasta la cima de la montaña, para verla rodar de nuevo inexorablemente hasta el fondo del valle. Es tan obvio como necesario repetir que si no se manchara tanto, habría mucho menos que limpiar y mucho menos de lo que quejarse.
Pero a mí lo que me llama especialmente la atención de la actividad de las barrenderas, es la instalación itinerante que generan con los pequeños objetos encontrados y que adornan sus anónimos carritos, fijándolos en barras y tubos. Clasifican y ordenan chupetes perdidos, muñecos de todas las familias imaginables, pinzas de la ropa de todos los colores, junto a mochilas destartaladas y todo cuanto uno pueda imaginar. En fin, un extenso resumen y compendio de todas las mínimas cosas que conforman nuestra realidad cotidiana, y que son susceptibles de pérdida o abandono en nuestro devenir cotidiano. Dotar de un sentido específico a la nueva relación en que se disponen los materiales y crear una narración espacial y cromática, es la tarea del artista contemporáneo. Así operan, sin darle importancia, las madrugadoras barrenderas de pueblos y ciudades, que dan una segunda oportunidad a lo desechado o perdido para que vuelva a tener otra vida llena de vibrantes significados. Hay una gran enseñanza tras ese inocente gesto cotidiano, si a todas y todos nos dieran y diéramos una segunda oportunidad a las y los que se equivocan o descuidan, y nos pusieran otra vez en circulación para superar el error. Cuanto dolor se ahorraría. Ellas mejoran el mundo, limpiando las calles que son nuestro espejo y cambian la historia, convirtiendo la triste basura en destellos mágicos y luminosos.


















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