Los usuarios lamentan que el Gobierno no haya tomado medidas después de que las renuncias voluntarias salvasen el lío del año pasado, cuando se recortaron semanas concedidas.
Quedan casi dos meses para que se ponga en marcha el campamento urbano de Pinto, pero la polémica ya está servida. El año pasado las renuncias voluntarias de los usuarios salvaron el lío causado por el recorte de semanas previamente concedidas ante “la alta demanda de plazas” y “las limitaciones en cuanto a recursos y espacios en los centros”. Los vecinos pidieron entonces que se adoptasen medidas para evitar este tipo de situaciones y el PSOE insistió en la necesidad de municipalizar el servicio a través de Aserpinto.
El campamento urbano, sin embargo, volverá a prestarse por una empresa externa por un importe inicial de 196.363,64 euros gracias al apoyo de PSOE y Ciudadanos para aprobar la transferencia presupuestaria necesaria, que fue rechazada por el PP. Como cada año la actividad se ejecutará en los colegios Europa, El Prado y Buenos Aires, y el pabellón Príncipes de Asturias desde el primer día de vacaciones, el 24 de junio, hasta el 30 de agosto. Pero ahora el Gobierno ha anunciado que solo garantizará un máximo de cuatro semanas por menor, aunque posteriormente el alcalde, Rafael Sánchez, ha aclarado que si alguna familia pide más tiempo “será valorado”.
Ganemos Pinto justifica su decisión en los problemas del año pasado causados, según el regidor, porque “mucha gente pidió semanas que luego no necesitó”. “Como en todos los servicios, las plazas y el dinero son finitos”, ha recordado Sánchez en redes sociales. Los usuarios, en cambio, tachan la medida de “chapuza de altura” y lamentan que se recorte un servicio que venía funcionando con normalidad. “Hay familias que necesitan más de cuatro semanas y tienen que tener una capacidad de maniobra”, apuntaba una vecina.
Los usuarios también recuerdan las medidas planteadas en las reuniones del año pasado como establecer un coste de inscripción, valorar la situación laboral de las familias o aumentar el precio del campamento. “¿Me puede decir dónde está esa conciliación que pretende el campamento si de las doce semanas que tienen los niños de vacaciones solo nos aseguran cuatro?”, insisten en otro comentario.
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