‘Perdóname’ es el último corto del pinteño Alfredo L. Rodríguez (Pinto, 1995), uno de los creadores de la productora Dementia, fundada en 2016 junto a su compañero y amigo, Hugo Martínez (Colmenar, 1996).
Perdóname son unos brillantes 15 minutos de grabación, con una fotografía inmejorable, que ahondan en la descripción del amor con Antonio Mayans y Teresa del Olmo como protagonistas. “Perdóname es bonito, triste, exagerado pero a la vez tremendamente real, todo lo opuesto junto”, explica Alfredo. Un cortometraje de un año entero de trabajo, con música compuesta especialmente para el rodaje, hecho de forma salvaje, con un material paupérrimo y medios más allá de la palabra limitados. “El amor al arte es destructivo”, resume Alfredo.
Dementia | “Dementia no es una productora, es una idea, un concepto de cine que tenemos en común”. Así define Hugo el proyecto con el que ya han publicado tres cortos -: Elena (2017), Perdóname (2018) y Pulgar (2019)- y esperan lanzarse en breve al mundo del largometraje. “De momento no tenemos título para la cinta, pero el guion ya está escrito. Es un drama thriller ambientado en Asturias, la historia de un padre con fuertes convicciones religiosas que vive junto a una hija con cáncer, en la que se sucederán acontecimientos, roces y enfados”.
Hoy Dementia la forma Alfredo, como director de fotografía, Hugo, guionista y director, y Adrián Martín, gaffer. Con ‘Elena’, su primer trabajo juntos, consiguieron estar en la selección oficial de festivales como Shorts y Fest, Indian Cine Film Festival, Incorto o Psicurt.
Dementia no cuenta con ningún patrocinio o subvención, todo su material es “autoproducido”. “Estoy orgulloso de nosotros, lo que hemos hecho ha sido siempre sin un duro y trabajando al doscientos por cien, sacando un rendimiento sobrehumano al equipo”, declara Alfredo. Hugo, que ha trabajado como meritorio de dirección y actualmente lo hace como auxiliar en la aplaudida serie española La Casa de Papel, ha llegado a enseñar a sus jefes los cortos hechos desde Dementia, realizados con presupuestos de menos de 400 euros. “Y una polla, esa ha sido la respuesta de los jefes”, dice con orgullo Alfredo.
“En estos años hemos conocido a gente que hace cortos con diez mil euros y son una mierda”, relata Alfredo con naturalidad y sin desdén. “No soy de echarme flores pero creo que es importante reconocer el trabajo. La gente cuando vea el corto verá la parte más bonita del trabajo, pero no las trabas que hay por medio. Sin presupuesto, de repente tenemos que trasladar a 8 o 9 personas, algunas que trabajan al día siguiente a primera hora de la mañana, otras que no tienen coche... temas tan sencillos como el transporte o tener que pagar la comida. Hacer arte sin dinero es realmente arduo, es… no me sale la palabra… Que cuesta que flipas, vaya”.
El Pulgar
Realizado en 2019, El Pulgar es un corto que sale del corazón de Hugo. Un ensayo sobre la depresión, la soledad y la superación. El cortometraje transcurre en una sala blanca, con Antonio Mayans y Lucía González como únicos actores, desnudos, uno frente al otro. “Me encanta como está todo contado en Pulgar, el concepto”, señala Alfredo, “esta es una obra íntegramente montada por Hugo”.
Magia | El matrimonio que han creado Alfredo y Hugo es un tándem que funciona. “Hugo es un director de la polla, tiene claro cómo quiere las cosas y tienen que hacerse así, es por eso por lo que todo nos ha quedado siempre bien y podemos decir que estamos orgullosos de lo que hemos producido”.
Hugo es el encargado de escribir el primer esbozo del guion. Luego, el texto tiene que “entrarle” a Alfredo. “Hugo y yo funcionamos como un solo cerebro, es mágico”, dice el de Pinto.
Es el turno de buscar localizaciones, actores, vehículos… Todo “de gratis”. “Nunca ninguno de nuestros actores no ha cobrado nada, todo el trabajo que hacen con nosotros lo hacen por amor al arte”. Desde Dementia, agradecen la labor de todos los que han colaborado con ellos y lo siguen haciéndolo. “A todos los que han sido parte de nuestros proyectos, ellos los han hecho posible. Sorprendentemente siempre hemos salido adelante, nunca hemos tenido una idea que hubiera que olvidar”.
El grupo intenta condensar la grabación en pocos días, tanto para su primer corto, ‘Helena’, como en ‘Perdóname’, tuvieron que grabar durante tres días seguidos. “Parece que no pero aun así se te va una pasta. La gente se sorprende de que consigamos hacer los cortos con 200 o 300 euros. Para mí es un orgullo mirar a mis compañeros y decir: qué polla y qué ovarios le hemos echado”.
Y por último, la dura etapa de la postproducción: etalonaje (color, luminancia) , posproducción visual, sonido... Una vez finalizado, es el turno de distribuir la cinta. Por primera vez, con ‘Perdóname’, Dementia ha contratado a la distribuidora Yaq -más dinero- para que se encarguen de mover el trabajo. “Antes lo hacíamos Hugo y yo pero es una tarea muy dura y hay festivales que te pierdes”, explica Alfredo, “tenemos muy buenas sensaciones con Perdóname, esperamos que tenga éxito”.
Fotografía primitiva
La fotografía de ‘Perdóname’, cuyo guion fue escupido desde dentro por Hugo tras una ruptura dolorosa, muestra al más primitivo de los Alfredos. “Cuando lo grabamos no había estudiado nada directamente relacionado con la dirección de fotografía, por lo que todo está hecho desde el instinto, sin haberme parado a pensar cosas que ahora, después de haber estudiado varios cursos, sí las hubiera pensado”. Un trabajo “salvaje” realizado, de nuevo, con “un material paupérrimo”.
Más allá del dinero | “Conseguir que tu corto esté en un festival de cine es nuestro premio”, declara Alfredo. “El honor de ser reconocidos vale más que cualquier cifra”. Aunque Dementia podría participar en festivales más que pequeños que cuentan con subvenciones públicas y en los que los premios son económicos, tanto Alfredo como Hugo rechazan la posibilidad.
“No nos gusta el cine comercial, somos fans del cine de autor. Esto puede sonar a ‘tontopolla’ pero lo que nos gusta es el auténtico cine”. En contra del discurso del premiado cineasta mexicano Alfonso Cuarón por su éxito con la película de Netflix ‘Roma’, en el que animaba a la convivencia entre las plataformas de vídeo y el cine, el de Pinto critica sus aportaciones al séptimo arte.
“Se están cargando el cine, imponen un formato digital y se están cargando grabar en 35 mm en favor del 4k o incluso el 8k. La gente no lo tiene en cuenta desde su casa porque no lo nota, no lo sabe. Pero sí, se nota. Estamos perdiendo una auténtica joya. Me lo pondría en una camiseta ‘Netflix is killing cinema’, todas sus películas son iguales”.
Es un veneno que llevo dentro | Sarna con gusto no pica y pese al dinero, las horas sin dormir o los dolores de espalda, para Alfredo los días de rodaje “es como lo mejor que te pueda pasar en la vida en tres días”.
“Es nuestro chi, nuestro mantra, nuestra energía vital, desde que empieza el rodaje hasta que termina” dice este “envenenado del cine”. De hecho, Alfredo confiesa que durante su último viaje de dos semanas a Noruega echó en falta su droga. “A los cinco días me estaba pudriendo por dentro -y eso que aquello es increíble- pensando que no estaba rodando, hablando de cine, viendo una película o despotricando de otra”.
“A mí, si me dicen que hay la pasta justa para hacer una película pero que no voy a cobrar respondo ¿y qué hacemos aquí? La realización personal no tienen precio, es in comprable”.
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