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Eloy Saavedra Fernández, maestro

Martes, 08 de Febrero de 2011 Tiempo de lectura:

El nuevo Colegio Público de Infantil y Primaria, que comenzará este curso 2004-05, llevará el nombre de Eloy Saavedra, un personaje emblemático que representa la enseñanza en Ciempozuelos. Querido y respetado por un municipio que debe mucho a “don Eloy”, su maestro.

  • ¿Cuántos años ha dedicado a la enseñanza?
He ejercido en 8 localidades. Han sido 44 años y algo más de servicio, porque yo me jubilé a los 70. Si te jubilabas antes no te quedaba la paga completa. Recuerdo que mi difunta esposa decía que lo hiciera antes, y luego mira, ella no pudo disfrutar la jubilación porque ese mismo mes de agosto la enterramos, me habían preparado un acto todos los colegas, me regalaron un ánfora con una inscripción de Talavera, pero hubo de suspenderse.
  • ¿Cómo era la escuela cuando vino a Ciempozuelos?
Cuando yo comencé aquí los niños venían a la escuela con su silla, había 6 aulas, yo tenía matriculados 110 alumnos. Finalmente habilitaron el terreno que había detrás de la Iglesia, antiguo cementerio, y en ese verano se hicieron 8 aulas más.

Me encontré con un analfabetismo que no me lo imaginaba, el 95% de los alumnos del primer año eran analfabetos.
  • ¿Cuál es la metodología que empleaba en sus clases?
La pedagogía es saber enseñar, porque hay muchos que con muchos conocimientos no saben enseñar y otros que con menos si sabemos.

Mi sistema era el siguiente, yo hacía grupos y encargaba a uno del grupo, y yo vigilando a todos. Les ponía trabajo y yo no corregía los cuadernos, los corregían los alumnos. Hacía ejercicios siempre tipo test, era mi forma de corregir y de enseñar.
  • ¿Qué cosas recuerda haber hecho con los alumnos para motivarlos en el aprendizaje?
En la explanada Balbino hice trabajos manuales como hacer una instalación eléctrica y un aparato para medir el aire. También cómo se originan las ranas, les dije a los niños que me trajeran “cabezones” (renacuajos) y me llenaron botes de conservas con cabezones (se ríe) luego les mudábamos todos los días el agua y veían ellos cómo iban creciendo. Todo eso de lo que yo leía en la Revista Española de Pedagogía.

Antes no estaban de moda las excursiones. En los 60 vino un director que era de Falange y nos llevó a Toledo, y yo que conocía Toledo al dedillo les explique a los chicos todo.
  • ¿Qué otros trabajos realizó en Ciempozuelos?
Yo aquí tenía cinco hijos y con nosotros (él y su mujer) siete, y claro el maestro siempre ha vivido con su corbata, su sombrero y sus zapatos, aunque no tuviera, y su familia debía estar decentemente vestida. De modo que con los chicos que habían estado conmigo en la primaria surgió darles clases particulares de bachiller, entonces yo tuve que empezar a estudiar el bachiller. Yo he preparado a muchos chicos aquí, y también muchos adultos.
  • ¿Cuál es su recuerdo más entrañable?
Cuando me hicieron el homenaje aquí en el pueblo, en el año 85, vinieron hasta militares que habían sido alumnos míos de fuera. A mí me satisfizo mucho aquello, me pusieron hasta una placa.
  • ¿Cuál es la opinión que tiene hoy de la enseñanza?
Muy mala, porque antes yo recuerdo que me decían: “si tiene usted que darle un pescozón a mi hijo, le da dos de mi parte”, yo decía: “le daré pescozón si se lo merece si no tengo yo otros castigos”, copiar en el cuaderno tantas veces o quedarse sin recreo. Ahora los profesores tienen esa rémora, no tienen el respaldo de los padres, se ha perdido la consideración y el respeto que para nosotros, entonces, era una ayuda.
  • ¿Cuáles son sus aficiones actualmente?
La lectura y pasear por el campo con mi libro, pero ahora ya no. Eso sí, entre por la mañana y por la tarde mis dos horitas si que leo. Escribir no se me ha dado bien, pero mis memorias las estoy escribiendo ahora. Me gusta leer las noticias pero me atraen, generalmente, los descubrimientos de la ciencia, del saber.

Semblanza
Nació en 1908 en Argés (Toledo). Nada menos que 96 años, 5 hijos, 12 nietos y 6 biznietos, de momento. Una lucidez extraordinaria y una presencia que induce al respeto que en más de 44 años de profesión se ha ganado.

Estudió en la Normal de Toledo y tras un año de servicio militar en Melilla obtuvo su plaza en un pueblo de Orense. Posteriormente trabajó en pueblos de Toledo hasta que en 1955 llegó a Ciempozuelos.

Comenzó en el Infanta Elena. Fue director de 1963 a 1971 en la explanada Balbino y de 1971 a 1978 en el Ventura Rodríguez.

En 1971 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio, y en 1985 los profesores y alumnos le rindieron un homenaje y pusieron una placa con su nombre en el Infanta Elena .

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